Esta es una frase muy recurrente cuando tratamos un conflicto y alguien se siente dolido por lo ocurrido o por lo que se le ha hecho o dicho, se le suele aconsejar que no se lo tome de forma personal y “pase” del tema. Incluso, últimamente en muchos talleres sobre crecimiento personal he oído decir que hay que saber no tratar ciertos asuntos como personales y que está más avanzado como persona quien sabe gestionar los asuntos con distancia y sin identificarse con ellos.
Es verdad que saber tomar distancia del conflicto en la mayoría de las ocasiones nos beneficia, ya que va a hacer que no suframos tanto y que veamos los hechos con mayor claridad. Cuando lo trasladamos al ámbito profesional, esta actitud nos va a servir para ser más objetivos y tomemos mejores decisiones y de esta forma lograr que la empresa pueda ser más eficiente, sin enredarnos en los temas personales. Cada uno es lo que marca el organigrama de la empresa, y como tal debe conducirse dentro de este, sin valorar ni juzgar a los otros, sino es por el rendimiento de su trabajo. Sin embargo, esto no siempre nos resulta fácil, ya que no debemos olvidar, que desarrollemos el puesto que tengamos, o hagamos lo que hagamos profesionalmente, ante todo somos personas, y por lo tanto, nos es difícil no valorara los acontecimientos como tales.
Por este motivo, aunque considero que hay en momentos que nos ayuda a protegernos, no estoy muy de acuerdo con esta frase, ya que de otra forma estamos actuando mecánicamente, como si no tuviéramos sentimientos ni sintiéramos emociones. Por muy profesionales que seamos, no podemos dejar de ser personas, y por lo tanto, cuando nos relacionamos en el trabajo también debemos tener en cuenta y debemos tratar a los otros con el mismo respeto y educación que lo hacemos en nuestra vida personal, ya que por tratarse de aspectos de trabajo no quiere decir que estemos legitimados para decir lo que se nos pase por la cabeza sin tener en cuenta las consecuencias de cómo lo va a asimilar la otra persona. Siempre somos responsables de nuestros actos y de nuestras palabras, por lo que no pretendamos decir lo que nos parece y que sea la otra persona quien esté a la altura de “no tomárselo personalmente”. Seamos nosotros quienes verdaderamente estemos a la altura y aprendamos a relacionarnos con nuestros compañeros con respeto.