Revisando diferentes publicaciones que tengo guardadas me he encontrado con un artículo que me permitió entender un comportamiento y actitud que suelo mantener cuando me pongo nerviosa por algo que “tengo” y quiero hacer, y que, sin embargo, continúo propiciando que se den esas situaciones, y me explico:

Puede ser una invitación a amigos o familiares a casa, organizar un evento, colaborar con cualquier acontecimiento… es decir, realizar cualquier actividad sin tener obligación de ello y que me supone estrés, pero en el que de alguna forma me siento a gusto envuelta por este estado anímico hasta el punto de llevarme a repetirlos una y otra vez, a este estado se le llama estrés positivo. Es aquel que, aunque me haga “sufrir” por unos instantes, en realidad, me imbuye en un estado de actividad que me hace funcionar bien y en el que me siento a gusto y segura de mi misma realizándolo. Por este motivo, porque a pesar de los nervios y del estrés que siento, y por el resultado final que logro, es mayor el placer que siento con la actividad.

Esto mismo lo podemos trasladar al mundo laboral, o al de la “obligación”, cuando el nivel de estrés que sentimos haciendo alguna actividad no supera el límite que nos hace sentir mal, ser menos eficientes o incapacita, sino todo lo contrario, nos estimula de tal forma que somos más efectivos a la vez que nos adentramos en un estado de “fluidez” en el que nos imbuimos en el trabajo disfrutando con él y perdiendo la noción del tiempo. El problema, es si sobrepasamos este nivel o lo mantenemos demasiado tiempo y comenzamos a padecer sus síntomas negativos. Este estado de estrés positivo es el que a veces nos lleva a trabajar mejor cuando tenemos más carga de trabajo que cuando esta es menor y disponemos de más tiempo para hacer mejor, en un principio, el mismo, y que incluso a veces haga que retrasemos las obligaciones hasta el momento de saber que con el poco tiempo que disponemos tenemos que centrarnos para poder desarrollar bien el trabajo.

En mi caso, saber sobre este nivel de estrés, me permitió explicarme a mi misma porque me suelo meter en situaciones que los de mi alrededor consideran negativas, y en las que, sin embargo, yo disfruto, o aclarar porqué a veces necesito esperar hasta comenzar a realizar una acción concreta.