Parece una obviedad y creo estar en lo cierto al decir que la mayoría somos bastante conscientes de nuestras debilidades y fallos. Precisamente, muchas veces nuestra autoestima se ve afectada por reconocer demasiado nuestros fallos, o por sólo fijarnos en ellos, sin valorar también nuestros aspectos positivos, pero, sin embargo a la hora de trabajar, a veces nos empeñamos en ser demasiado perfeccionistas, y aunque puede parecer una cualidad positiva, retrasa nuestro trabajo más del valor añadido que le proporciona. Por este motivo, es importante saber cuando dejar de ser perfeccionista y pasar a ser práctico/a.
La búsqueda de la perfección viene dada por la inseguridad que nos provoca hacer las cosas mal, por este motivo, solemos insistir más en querer hacer bien aquello que menos controlamos, y en donde menos poder de reacción tenemos. Debemos tener en cuenta que siempre habrá un modo de mejorar lo que estemos haciendo y de obtener un mejor resultado, pero ¿es necesario llegar a ese punto de exigencia para lograr nuestro objetivo con el trabajo que estamos realizando? Debemos considerar este hecho y rebajar nuestras expectativas para poder continuar y no atascarnos cada vez que debemos hacer o entregar una tarea. Esto no quiere decir que debamos realizar las cosas sin terminarlas o de malas maneras, sino considerar hasta que punto nos aportan el valor que estamos invirtiendo en el tiempo de realización, y si es menor al esfuerzo que realizamos, pasar a otra tarea, siempre y cuando esté terminado. Este cálculo también nos puede servir de guía para valorar si tardamos mucho en realizar una actividad, y reconsiderar el tiempo que necesitamos con el empleado. Para lograr saber el modo de hacerlo podemos aplicar la ley de Pareto: el 20% de tu esfuerzo produce el 80% de tus resultados, por lo tanto, céntrate en el objetivo y realiza lo más importante para ello. De esta forma con el primer 20% del trabajo vas a lograr el objetivo en un 80%, y si se considera suficiente para darlo por concluido, se puede pasar a la siguiente tarea. Para poder utilizar este método es importante distinguir en el trabajo a realizar lo importante del mismo, dejando a un lado lo superficial o el detalle, ya que muchas veces tendemos a perdernos en estos pormenores y a quitarnos tiempo de las causas importantes. Si queremos ser eficientes es básico ajustarnos a lo fundamental y dejar a un lado lo intrascendente.