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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

Uso de la “venta telefónica” en las empresas

Cada vez es más habitual que ciertas empresas nos bombardeen con llamadas telefónicas para vendernos algún producto o servicio, algo que suele ser muy molesto y que termina echando abajo la imagen de la empresa, aunque padezca no importarles mucho. Pero la pandemia ha obligado a otras empresas que cuentan con una red de comerciales y que cuidan mucho su imagen, a tener que vender por teléfono, ya que la movilidad está muy limitada y muchos clientes prefieren no tener que reunirse con sus proveedores para gestionar las compras. Esto ha llevado a que numerosos comerciales acostumbrados a visitar y atender personalmente a su clientela, ahora tengan que hacerlo por teléfono y tengan que aprender a relacionarse y a realizar su trabajo a través de este medio.

No es extraño que un comercial hable habitualmente por teléfono con sus clientes, para citarle o para solucionarle algún problema, pero cuando alguien está acostumbrado a realizar el groso de las ventas de forma presencial, hacerlo telefónicamente le supone un esfuerzo, aunque conozca al cliente. El problema se agrava aún más si se da el caso de que hay que tratar con un nuevo comprador o responsable de ventas, y la confianza previa no se ha establecido. En este caso, incluso expertos comerciales se encuentran en dificultades para conseguir sus objetivos de negocio y necesitan reciclarse en técnicas de ventas por teléfono.

Como he comentado en un principio, la venta telefónica está muy denostada gracias al empleo que hacen algunas empresas a particulares, pero hay que destacar que también tiene ventajas que hay que tener en cuenta, y que en momentos en los que es difícil desplazarse o reunirse en persona, puede resultarnos útil para poder continuar realizando el trabajo comercial. Por este motivo, animo a quienes lo necesiten, a formarse en estas técnicas, de manera que se puedan reciclar a la vez que prosiguen generando ingresos y beneficiándose de las ventajas que supone poder vender por teléfono. Por ejemplo, el disponer de un mayor territorio al que vender, por lo que los clientes potenciales pueden ser muchos más, o no perder tiempo en desplazamientos ni incurrir en gastos extras de trasporte o dietas. Una vez que rompemos con el esquema de que las ventas por teléfono son perjudiciales, podemos salvar una gran barrera mental y física, y obtener grandes beneficios, no sólo económicos, sino también relativos a la gestión del tiempo y de la efectividad.

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