Los que tenemos el privilegio de vivir en una provincia con mar y tener este a una distancia relativamente cerca sabemos lo afortunados que somos de contar con él, y poder disfrutarlo cuando lo necesitamos. De hecho, es curioso que sintamos la necesidad de sentir su proximidad, y que cuando permanecemos tiempo alejados, sentimos añoranza de verlo y sentirlo. Durante mucho tiempo he pensado que se debía a una preferencia de las personas que hemos crecido cerca del mar, al igual que otras personas necesitan las montañas para sentirse libres y felices, pero resulta que hay una razón científica que corrobora esta necesidad y que se ha analizado en uno de los tantos estudios que suelo mencionar.
Parece ser que la ciencia ha descubierto con datos objetivos lo que muchos ya hemos sentido y visto en nuestro entorno, que la gente en el mar o junto a él es más feliz y vive más tiempo en buenas condiciones físicas. Cuando paseo por la orilla, siempre me llama la atención la cantidad de personas muy mayores que lo hacen con buen ánimo y a los que se les ve con buena salud. Incluso gente que le cuesta andar, se le ve motivada y feliz por caminar con los pies metidos en el agua, como si de una metáfora se tratara y fuera la fuerza de la vida que les acaricia las piernas y les da ánimo para continuar adelante. Y resulta que esto tiene una explicación científica, ya que el cuerpo produce endorfinas y serotonina que nos proporcionan bienestar y felicidad. Además, somos capaces de captar los beneficios del mar a través de nuestros cinco sentidos: El color azul se muestra como uno de los más relajantes para desestresarnos, e incluso para concentrarnos, el sonido de las olas nos permite introducirnos en lo que llaman “fascinación suave”, que nos envuelve en una burbuja de privacidad y nos ayuda a pensar y a reflexionar.
A través del olfato percibimos el olor a mar que nos evoca tranquilidad y pureza. Pocas cosas hay más relajantes que dejarnos flotar en el mar, además hace poco han descubierto que el agua al romper crea iones negativos que favorecen que el sistema respiratorio funcione mejor.
Por lo tanto, lo que mi padre me decía que todo se curaba con un baño en el mar, no sólo era una sensación y una idea suya, sino que tiene una base científica muy importante, por lo que animo a todos a acercarnos al mar y a disfrutar de sus beneficios. Sobre todo, ahora que estamos en verano y que es una época muy agradable para hacerlo.