Hace unos días me llegó un vídeo de una niña que explicaba de forma muy clara y graciosa, que daba lo mismo lo que hicieras, que siempre habría alguien dispuesto a criticar. La niña exponía de una forma muy concisa, que daba igual si eras buena o mala, si te divertías, o no, o si vivías la vida o por el contrario no hacías nada, daba lo mismo, porque hay “muchas opciones que la gente puede creer” de ti, y por lo tanto, da igual lo que hagas, que quien está dispuesto a criticarte lo va a hacer.
Al ver este vídeo me vino una frase a la cabeza que suelo tener muy en cuenta referente a las explicaciones que solemos esforzarnos en dar:
“No des tantas EXPLICACIONES; tus AMIGOS no las necesitan, tus ENEMIGOS no las creen y los ESTÚPIDOS no las entienden”.
Muchas veces nos empeñamos en actuar para agradar a los demás, o al menos, no pensamos tanto en lo que nosotros queremos en ese momento, sino en lo que se supone que debemos hacer. Si tenemos la duda sobre cómo se van a juzgar nuestras acciones, además estamos dispuestos a dar explicaciones y a justificar nuestros hechos, sin darnos cuenta, que quien nos quiere, y por lo tanto debe importarnos, no necesita esas explicaciones. Puede que no nos entiendan, pero si nos quieren de verdad respetaran nuestras decisiones, y quien esté dispuesto a criticar lo que hayamos hecho o dicho, le va a dar lo mismo cómo se lo justifiquemos, lo único que estamos consiguiendo es ofrecerle más armas para su crítica.
Por lo tanto, lo que de verdad debe guiarnos es lo que nosotros consideramos adecuado basándonos en nuestros principios, siendo coherentes, es decir, actuando y diciendo lo que nuestros pensamientos y sentimientos nos transmiten. No significa que no podamos pedir consejo o escuchar a quienes bien nos quieren, pero sabiendo que debemos ser fieles a nuestros valores. Y por supuesto, no supeditar nuestros actos a lo que piensen los demás. Sobre todo, si estamos hablando de acciones que no perjudican a nadie y que nos divierten y nos hacen felices. Lo triste de este vídeo es que hay gente dispuesta a divertirse sin preocuparse del que dirán, y otros, sin embargo, sólo se divierten juzgando y criticando lo que estos hacen.