A partir de una edad la búsqueda de trabajo se complica, sobre todo en el caso de las mujeres, que en algunos casos además durante unos años han dejado de trabajar para atender a la familia. Ponerse a buscar trabajo, no es una tarea fácil, sobre todo porque requiere de una alta dosis de autoestima, algo de lo que no solemos andar mu sobradas. Es verdad que los cincuenta es una buena época para la mujer, pero también los cambios hormonales nos afectan negativamente en nuestro ánimo y confianza, lo que perjudica a nuestra seguridad. Tanto si queremos volver al mundo laboral, como hacer un cambio de trabajo, nos suele costar pensar de forma positiva y solemos cometer algunos errores muy frecuentes a la hora de acceder a un trabajo. Por este motivo me gustaría aclarar ciertos errores que solemos cometer.

1.- No confiar en nuestras capacidades. Como ya he comentado tendemos a infravalorarnos, sin ser conscientes de que a estas alturas de la vida hemos desarrollado muchas más capacidades de las que solemos valorar. Empezar a creernos buenas candidatas para el trabajo que pretendemos es el primer paso para lograrlo.

2.- Saber vendernos bien. Debemos saber vender nuestro producto, a nosotras mismas, y para ello debemos diseñar una buena presentación que lo acompañe. Tener una edad no significa que no podamos estar a la altura de otros currículums, y desde luego la experiencia que hemos vivido nos aporta un valor añadido a nuestra carrera.

3.- Presentar un diseño de currículum a la altura. Para acceder a un puesto de trabajo cada vez debemos competir con más número de CVs, y si queremos que nos ofrezcan la oportunidad de presentarnos personalmente, debemos ser conscientes de que el currículum es lo primero que van a ver de nosotros y representa la llave que nos abra la puerta a una entrevista. Por lo tanto, debemos aportar uno que lo diferencie de los demás positivamente, que quien lo mire lo distinga de los otros y quiera conocernos para saber más de nosotras.

4.- Recordar que el currículum debe ir acompañado de una carta de presentación, y que esta debe ser lo más personal posible a la empresa a la que se dirige. Es decir, debemos ser conscientes que no podemos tener un único modelo para mandar a todas, sino que hay que especificarla para cada puesto de trabajo al que optamos.

Y recordar que siempre podemos pedir ayuda para estas cuestiones que sin ser complicadas hay que saber realizarlas bien y el cambio puede representar una diferencia muy grande en el resultado.