Como he mencionado varias veces en este blog, la “no comunicación” no es posible, es decir, tanto si cuando entramos en un sitio decimos algo o nos quedamos callados, nos estamos comunicando. Las palabras son tan sólo el 7% del mensaje que trasladamos, porque incluso estando callados, con nuestro silencia y actitud ya estamos mandando un mensaje, por esto es importante saber cuál es nuestro propósito para no caer en contradicciones o trasladar aquello que no pretendemos. Y lo mismo ocurre con el whatsapp y con la opción de borrar el mensaje ya mandado, ya que no se borra totalmente, sino que permanece el aviso de “se eliminó este mensaje”, por lo que nuestra presencia sigue presente.
Antes de que existiera esta opción no era raro que nos equivocáramos de grupo y mandáramos lo que no queríamos a otras personas, creándose en algunas ocasiones situaciones divertidas y en otras un tanto comprometidas. En esos casos se solían dar las explicaciones necesarias y no había más recorrido con ese tema. Desde hace algún tiempo esta aplicación añadió la posibilidad de borrar los mensajes escritos, pero dejando huella de ello, es decir, queda escrito que se ha borrado un mensaje y quien lo ha hecho, por lo que se sabe que algo se ha escrito. Normalmente, en estas ocasiones he podido comprobar que cuando se trata de una equivocación del grupo al que se ha mandado se suele borrar y acto seguido mandar otro mensaje explicando que uno se ha confundido, de forma que queda aclarado el asunto. Pero también me he percatado, que cuando alguien no lo explica, aparece la duda de lo ocurrido. Sobre todo, si no se está inmerso en una conversación y no sabes por qué alguien ha decidido escribirte, ha borrado el mensaje y no te dice nada más, sobre todo si no se trata de una comunicación en un grupo, sino en una conversación privada. Aunque creamos que no nos estamos comunicando, en estos casos y dependiendo de la situación y el contexto, pueden lanzarse mensajes erróneos o que no son los pretendidos por el emisor. Podríamos poner infinidad de ejemplos en los que pudiera darse una mala interpretación y que pueden originar conflictos innecesarios o al menos situaciones embarazosas.
Por este motivo, y para evitar malos entendidos, considero que en estos casos es mejor escribir una pequeña aclaración sobre el motivo de eliminar el mensaje, y de esta forma, el receptor no va a darle más importancia de la que pueda tener, ni a pensar cosas que no son, porque recordemos que el mensaje se ha mandado y que, aunque lo borremos nuestra presencia permanece.