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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

Un mal jefe/a

Muchas veces he comentado en este blog sobre las consecuencias negativas que acarrea tener un mal jefe o uno demasiado exigente y que pretenda que la jornada laboral de una persona se alargue en el tiempo más de lo recomendable. También he comentado los efectos que puede tener en un grupo de trabajo en el que el guía no sepa gestionar bien su liderazgo o que distribuya su “mal hacer” (porquería) hacia su personal. Pero, puede resultar aún más frustrante, cuando el jefe no quiere trabajar al mismo ritmo que la persona que depende de él, lo que impide que este desarrolle su cometido bajo las directrices que considera adecuadas y pueda incluso verse perjudicada su contribución monetaria.

Cuando la persona que debe guiar y apoyar el trabajo de una persona se niega a hacerlo o al menos impide que lo ejecute con normalidad porque esto implica que él mismo debe trabajar más o simplemente hacer lo que debe,  la frustración que se siente es muy grande, y cuando deja de ser una anécdota puntual y se mantiene en el tiempo puede originar un episodio de estrés serio. Las personas que les gusta hacer las cosas bien y que son exigentes con su trabajo en muchos casos necesitan que sus superiores les proporcionen información o les permitan gestionar su trabajo, y si el jefe no hace bien su cometido ellos se ven impedidos a poder desarrollar el suyo. No poder hacerlo, además les puede perjudicar económicamente si su sueldo depende directamente del resultado de su trabajo, lo que aún puede agravar más su situación de estrés.

Pero todos sabemos que no está bien visto saltarse al jefe o ir con el cuento al superior de este, lo que a veces termina tensionando demasiado la cuerda entre el trabajador y el jefe. Se puede dar el caso que la situación sea tan estresante que la persona se vea superada y necesite una baja laboral, algo que supondríamos una alerta en el jefe, pero que precisamente por su inactividad le beneficia ya que le permite estar más tranquilo sin nadie que le obligue a trabajar a un ritmo mayor. Y en estos momentos, ¿qué se puede hacer? Dependiendo del caso y del responsable último de la empresa se puede actuar de varias formas, sin tener que saltarse al superior inmediato ni “chivarse”, pero lo que no debemos permitir es que nadie pueda intervenir en los resultados, ni en la forma de trabajar y mucho menos en el sueldo si el trabajador está actuando correcta y efectivamente.

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