A pesar de que el verano avanza y del buen tiempo del que estamos disfrutando, no se puede decir que estemos teniendo un buen verano debido al coronavirus. Cuando comenzó esta pandemia se decía que para verano se habría conseguido neutralizarla, o al menos con esa esperanza nos confinamos, creyendo que de una forma u otra íbamos a ser capaces de poder disfrutar de un verano tranquilo, pero nada más lejos de la realidad. Aquí seguimos, pudiendo salir a la calle pero siempre con el yugo sobre nuestras cabezas de la amenaza que en cualquier momento nos cortan de nuevo las libertades y retrocedemos de fase.

Por supuesto cada uno tendrá su opinión sobre lo que se tendría que haber hecho o lo que se puede hacer desde ahora mismo para que la situación no empeore, pero la cuestión es cómo podemos cada uno pasar por esta realidad y salir lo mejor posible de ella. Si hablamos de la salud, guardar las medidas de distanciamiento sería lo más aconsejable para no enfermar, incluso, si nos ponemos radicales, la mejor manera de hacerlo es que quien tenga miedo y pueda se vuelva a confinar. Pero ¿es esto necesario y bueno para nuestro estado anímico? Me gustaría destacar que cuidar nuestro ánimo en estas circunstancias es muy importante, y básico para poder seguir adelante y enfrentarnos a lo nuevo que nos pueda llegar.

Hemos pasado una etapa muy difícil, en donde cada día contábamos muertos sin poder salir de casa y sin saber exactamente lo que pasaba y a lo que nos enfrentábamos. Puedo entender que haya gente que ahora sea muy crítica con aquellos que se han relajado en sus medidas, y que consideren que estos son unos insolidarios, pero creo que también debemos tener en cuenta que no todos tenemos la misma capacidad de aguante y de afrontar las consecuencias negativas de esta pandemia.

Tengo serias dudas si es mejor ser temeroso y prudente o no querer vivir con miedo y estar dispuesto a disfrutar de lo que se pueda, lo que sí tengo claro es que no podemos juzgar a los demás por cómo decidan vivir su vida, porque aunque estemos en esta situación lo que no podemos permitir es que el derecho individual de cada uno a cómo afrontar su vida se ponga en cuestión, sobre todo cuando se están cumpliendo las normas.