La asertividad es una herramienta que nos permite decir aquello que por diferentes circunstancias tenemos que transmitir, y que puede crear conflicto, de forma que no le perdamos el respeto a la otra persona, ni tampoco a nosotros mismos. No decir nada que pueda perjudicar a quien tenemos enfrente ni a nosotros. Cuando en los talleres o en las sesiones de empresa tratamos el tema de la asertividad, en algunas ocasiones sucede que no se entiende como una herramienta en la que apoyarse, sino como una obligación que se les insta a hacer, por lo que se sienten a la defensiva, sin querer ponerla en práctica, y aduciendo que ellos son así, y que así se comunican. Es entonces cuando se excusan con sus compañeros por no dirigirse a ellos de la forma correcta, pero lo hacen justificando su conducta con la forma de ser o de trabajar de las otras personas, sin entender que la comunicación y el resultado de esta, es responsabilidad de quien la ejecuta, independientemente de cuales sean las circunstancias.
Presuposición PNL: “El resultado de la comunicación es la respuesta que obtenemos, independientemente de nuestra intención”.
Nuestras palabras pueden resultar como flechas a quien se las dirigimos, por este motivo tenemos que ser conscientes de ello, y procurar tenerlo en mente cuando estamos hablando con alguien y sabemos que podemos herirle. La mayoría, por no decir todos, tenemos grabada alguna conversación que en su día nos hizo daño y que no hemos conseguido olvidar. Esto no significa, que no podamos decir aquello que tenemos que transmitir, sobre todo en aquellos casos en los que se está en un ambiente laboral o haya que rectificar alguna conducta, pero podemos hacerlo sin herir a la otra persona y sin quedarnos nosotros mal, sobre todo, porque si la otra persona se siente agredida, no va a aceptar nuestras palabras, y nosotros vamos a tener la sensación de no haber cumplido con nuestro objetivo.
Mantener en todo momento de la conversación el resultado que queremos obtener en mente es muy importante para no distraernos de él, y poder encauzar el tema en caso necesario. Hacer entender y transmitir a la otra persona que el mensaje que lanzamos no es algo personal, y sí una responsabilidad que tenemos, ayuda a que el receptor esté más predispuesto a asimilarlo, así como empatizar con la persona, también nos va a ayudar a saber qué lenguaje es el más acertado para conectar con la persona. Cuantos más recursos utilicemos, más fácil se nos hará obtener el resultado deseado.