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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

Hay una situación que se repite mucho como realidad a mejorar en las empresas con las que trabajo. Es el caso en el que uno de los empleados asciende de puesto y pasa a convertirse en el nuevo jefe de sus compañeros. En el mejor de los supuestos, quitando envidias y competitividades, esta persona tiene que afrontar el hecho de liderar un equipo mientras los demás le siguen viendo como el colega que era hasta la fecha. En un principio, puede parecer algo positivo, el problema viene cuando el jefe tiene que hacerse valer y no lo consigue por la familiaridad que transmite en su equipo.

Desde luego, y esto es algo que muchos jefes trabajan, la familiaridad, es bueno que los miembros de un equipo tengan confianza con su dirigente, pero teniendo en cuenta, que deben respetar y cumplir sus órdenes, lo que a veces se debilita por tener mucha confianza con esa persona. Ser amigo del jefe no significa que no se deba hacer en el momento requerido lo que este le exige.

He visto ocasiones, que la persona en cuestión, el nuevo jefe, se ha visto cuestionado por sus colaboradores por no disponer de la autoridad necesaria para liderar un equipo. En estas situaciones, la persona muchas veces no sabe cómo reconducir la relación sin que esta se vea deteriorada, ya que no se quiere transmitir la sensación de que está por encima del resto, por el mero hecho de ascender, pero es preciso volver a establecer los nuevos canales para ser efectivo en el trabajo, mientras a los compañeros les cuesta adquirir el nuevo rango que tienen en la relación laboral con el jefe.

Como siempre, todo se puede arreglar, y es aquí cuando hay que volver a establecer nuevos patrones de conducta dentro del equipo, sin que por ello se tenga que ver afectada la relación personal fuera del ámbito del trabajo. Cada uno, debe aprender a diferenciar su relación dentro y fuera, manteniendo lo que se pide de ellos en cada momento.

Tengo que decir, que cuando ambas partes lo entienden, se sienten aliviadas, a la vez, que los resultados del  trabajo se ven beneficiados, ya que aprenden el comportamiento que deben tener en cada caso, diferenciando su relación personal de la laboral. No siempre este paso es fácil, pero una vez que se consigue se logra que todo el equipo en su conjunto funcione de forma mucho más efectiva.

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