Las personas somos seres que a veces parecemos simples, y otras parecemos muy complejas, pero sea como seamos, e independientemente de lo que tengamos, necesitamos tener un reto o una motivación para ser felices. Nuestro reto puede ser de cualquier tipo: personal, laboral, sencillo, complejo, el caso es que tenemos la necesidad de sentir que podemos hacer algo más de lo que en nuestra vida diaria hacemos, dar un paso más, de sentirnos más valiosos de lo que demostramos normalmente, algo que nos haga movernos de nuestra rutina, que nos ayude a levantarnos cada mañana y que nos haga sentirnos cada vez un poco más cerca de nuestros objetivos.
En mi caso, mi objetivo se centraba en dar a conocer mi profesión y todo lo relacionado con ella. Como siempre digo, soy una privilegiada, ya que no sólo disfruto de mis retos, sino que de forma muy directa también lo hago de los retos de mis clientes. Es muy satisfactorio ver como las personas a los que acompaño en su proceso de coaching logran sus sueños, poner estos en acción.
Por lo tanto, como iba diciendo, centrada en dar a conocer este mundo, me propusieron un reto nuevo, que no esperaba, y que para mí, resultaba un gran Reto: Escribir para explicar mi trabajo. Pensé en lo que me podía suponer, en el esfuerzo y en los obstáculos que iba a tener que enfrentarme para lograrlo, y esto es precisamente lo que me animo a hacerlo. Que no fuera algo fácil, que supusiera tener que enfrentarme a mis miedos y vergüenzas cada semana, y es lo que me ilusiono a conseguirlo.
Busca tu reto, aquello que te ayuda a moverte, y encontrarás tu camino para la felicidad. Si no lo consigues, al menos habrás aprendido la forma de cómo no hacerlo, pero que esto no te pare para continuar.