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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

Discutir No es Malo II

Hace unas semanas escribía sobre este tema refiriéndome al aspecto de la amistad, aunque mencionaba que me había surgido en varias ocasiones en el despacho. Esta vez, quiero darle otra visión más profesional, referente a los casos que veo tanto como coach personal, como coach de empresa.

El ser incapaz de expresar lo que sentimos u opinamos en un momento dado, repercute en que nos lo vayamos guardando, con lo que esto implica, que lo vamos anotando en nuestra mochila personal, para incurrir en el riesgo de soltarlo en el momento menos oportuno. Esto cuando lo decimos, que peor es el caso en el que nos lo guardamos y termina afectándonos emocionalmente.

Hay personas, que no son capaces ni de decirle a su pareja lo que piensa en temas familiares, por miedo a que se genere una discusión, y ya sabemos ese dicho: “por la paz un ave María”. Pero cuando se trata de tu familia, considero que todos tenemos el derecho y el deber de decir lo que pensamos, sin temer a lo que la pareja u otro familiar pueda opinar. Si no lo hacemos, terminamos convirtiendo esta relación en una “mentira”, en algo que no es real, en una relación que se basa únicamente en el criterio de una sola persona.

Por otra parte, en las empresas, esta cuestión suele dar muchos quebraderos de cabeza, bien porque se dejan de expresar ideas muy válidas, o porque no se sabe poner fin a situaciones adversas a la empresa. Pongamos como ejemplo, cuando un trabajador con carácter, toma una serie de decisiones que la persona que tiene en frente y no las considera válidas,  no sabe discutirle. En este caso, puede ocurrir, que el que más carácter demuestra, aunque esté equivocado, dé por buena su decisión, mientras que la persona que le disgusta discutir, sepa que está equivocado. Puede darse el caso, que la idea se lleve a cabo, nadie la ha discutido, el equipo sólo tiene una voz y esta está equivocada, y la empresa toma una mala decisión. Esta situación afecta a todo el equipo, incluso, a toda la empresa, sin embargo, la persona que podía impedirlo ha creído no oportuno hacerlo, bajo la creencia de que era mejor no entrar en un enfrentamiento.  Consecuencia: Un mal resultado empresarial.

Como digo y defiendo, discutir no es malo, simplemente hay que saber gestionar nuestras emociones en la discusión y saber discernir lo que es importante o personal de lo que no lo es.

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