Esta semana ha comenzado con la terrorífica noticia que las carnes rojas y las procesadas son malas, peor aún, que son cancerígenas y se pueden comparar al tabaco o al amianto!!! Y todo esto parecer ser que lo dice la OMS, tras haber analizado diferentes estudios científicos. Por lo tanto, la siguiente vez que vayamos a comernos un simple filete o mucho peor aún, un perrito caliente, mucho cuidado, porque nos estamos jugando la vida.

No soy nutricionista ni científica, pero mi sentido común me hace ser susceptible ante esta noticia, ya que durante muchos años la humanidad se ha alimentado de carne, y aunque considero que no hay que abusar de ningún alimento, también me cuesta creer que ahora sea tan malo un alimento. ¿Es verdaderamente la carne perjudicial, o estamos ante una nueva campaña de descrédito para potenciar otros hábitos de consumo? ¿Tenemos que hacer caso a todo lo que nos dicen, o debemos ser más críticos con las noticias y no dejarnos llevar por lo que nos dicen? Como siempre digo, es bueno escuchar a la intuición, y la mía me dijo cuando escuché esta noticia que detrás de ella hay gato encerrado.

Además, en el mundo en el que vivimos ¿qué es lo que verdaderamente mata más, lo que algunos comemos, o lo que muchos no pueden comer? He escuchado esta reflexión a un periodista muy conocido, y me ha hecho pensar en la razón que tiene su argumento, o ¿acaso vamos a negar la carne a las personas que están muriéndose de hambre por ser perjudicial para la salud? También me gustaría saber cómo han tomado esta noticia todos los charcuteros, carniceros y demás gremios que viven de la venta de la carne. Porque de lo que estoy segura,  es que no piensan que ofrecen a sus clientes productos que pueden perjudicar su salud. Yo desde luego no voy a desconfiar en las personas que durante años me han vendido carne, aunque cuide mi alimentación y me esfuerce en que sea variada y sana, voy a seguir incluyendo las proteínas en forma de carne, sobre todo después de haber visto tantas imágenes de chuletones que me han abierto las ganas de comerme uno en poco tiempo.