Gary Placer
Durante un importante torneo de golf, el gran golfista Gary Placer se encontró con que la pelota había caído en un banco de arena. Se requería un golpe especialmente difícil. Ensayó el golpe mentalmente unas cuantas veces y focalizó en un solo punto toda su capacidad de concentración. El palo rozó y suavemente la pelota. Dejando una estela de arena, la bola voló por los aires, quedó suspendida por un instante, descendió, rebotó por dos veces y se detuvo a medio metro del pin.
Mientras caminaba hacia el green después del golpe, un espectador de entre la multitud le gritó:
“¡Eh, Gary. Eso sí que fue un golpe de suerte!”.
Gary Placer se detuvo y se volvió hacia el hombre. “Supongo que tiene usted razón”, dijo. “Pero, ¿sabe?, es curioso. Cuanto más practico, mejor lo hago, y cuanto mejor lo hago, más suerte tengo”.
Fuente primaria: Meter Connolly
Esta es una anécdota que utilizo habitualmente con mis clientes, tanto de empresa como con los del coaching personal, ya que está muy extendida la idea de que la suerte es algo abstracto que bendice a algunos y que a otros se les niega. Es verdad, que hay gente con suerte, pero también es verdad que quien más la trabaja es quien más la obtiene. Es decir, como en el caso de la metáfora, depende mucho del esfuerzo y de la actitud de las personas para atrapar esa suerte y no dejarla escapar.
En ocasiones se trata de entrenamiento, y de esto los deportistas saben mucho. Puede ocurrir que en un partido de fútbol cueste que la pelota entre en la red, pero sobre todo costará si los jugadores no han entrenado con ganas durante esa semana, y les será más fácil lograr una buena venta al comercial que haya preparado bien la entrevista frente al que no lo ha hecho. Entrenar y preparar las situaciones hacen que podamos pensar por adelantado en las diferentes alternativas que se puedan dar, y por lo tanto, podamos estar más atentos a las buenas oportunidades que se nos ofrecen.
Por otro lado, la actitud también cuenta en la suerte, quien está más abierto a que le sucedan cosas buenas, más facilidad tendrá para que le ocurran. Sé que alguien puede pensar que todos estamos dispuestos a recibir lo bueno, pero si uno se fija bien, no siempre es así. Hay veces, que por encontramos tan cerrados o tan inmersos en nuestra negatividad, no somos capaces de ver más allá y valorar lo bueno que tenemos o que nos puede ocurrir. Tener una actitud abierta y positiva ayuda a tener más suerte en la vida. Una buena forma de empezar a practicar es agradeciendo lo que se tiene y valorándolo.