Esta semana me han comentado el caso de un trabajador que pretendía que le echaran de su empresa, continuar trabajando en esta sin contrato, y de esta forma cobrar el paro y un sueldo en negro. Por supuesto, el empresario se ha negado en rotundo, y teniendo en cuenta que últimamente había dejado de acudir a algunos de los compromisos que tenía con la empresa, esta ha decidido prescindir de él. Le ha pagado su finiquito y le ha invitado a buscar trabajo en otro sitio. El empresario ha podido evitar que en su empresa haya nadie dispuesto a cometer un delito que perjudica a cada uno de los que pagamos impuestos, pero, ¿Ha logrado que el delito no se realice? Por supuesto, no es responsabilidad de este empresario, pero sin querer, ha hecho que este trabajador consiga su objetivo.
Él, ahora está en el paro, con una indemnización que le permite “hacerse con un capital”, que es el objetivo primordial de este trabajador, y dispuesto a continuar realizando su trabajo sin facturar. Sin querer, le ha hecho un favor, y aunque deba buscar nuevos clientes, estoy segura que no le será difícil encontrar personas dispuestas a pagar sin factura, ya que al cliente final, al no poder desgravar, le es más interesante hacerlo de esta forma. Desde luego, estos también están metidos en el saco de los defraudadores, pero a este grupo se les ve de forma más indulgente, ya que empatizamos con ellos, al haber actuado en alguna ocasión la mayoría de nosotros así.
No pretendo hacer un juicio de valor sobre nuestro comportamiento hacia Hacienda, ni juzgar en este caso la actuación del empresario, sin embargo, sí me gustaría hacer una reflexión sobre las diferentes percepciones que tenemos de un mismo hecho, dependiendo de si es algo que podemos hacer nosotros o no. Es decir, todos tenemos claro que un empresario no debe prestarse a defraudar a Hacienda, que somos todos, ya que nos es más difícil ponernos en esa situación, sin embargo, vemos como mal menor pagar un trabajo sin IVA, ya que esto lo sentimos más cercano, aunque estemos permitiendo que alguien trabaje sin pagar su cuota de autónomos y sin declarar su trabajo.
Como he dicho anteriormente, no pretendo poner en tela de juicio a nadie, tan sólo llevar a la reflexión sobre lo estrictos que podemos ser en algunas situaciones, y lo laxos que somos en otras iguales, pero viéndolas desde otro punto de vista.