Nuestros valores son los que nos guían en nuestro camino y nos ayudan a sentirnos seguros en él. Los valores, muchas veces son inculcados a través de la educación que henos recibido, y otras veces, los vamos adquiriendo a medida que nos vamos desarrollando como personas y vamos formando nuestro carácter. Estos valores, pueden ir cambiando con las experiencias que vamos viviendo a lo largo de nuestra vida, pero en su mayoría permanecen en cierta base o fundamentados en unos principios.
En las empresas, también se redactan los valores que la organización promueve, incluso a veces, se escriben en las puertas o entradas, para que todos los trabajadores y personas relacionadas con la misma, puedan verlos y sentirse guiados por ellos. Se supone, que los valores van a ayudar al trabajador a saber marcar sus pasos en el trabajo y les van a aportar seguridad a la hora de desarrollar sus labores y de tomar decisiones. Sin embargo, muchas veces los valores de la empresa no son compatibles con los del trabajador. También se puede dar la circunstancia, bastante común, por cierto, que los valores de la empresa y lo que esta realmente hace sean totalmente contrarios, o al menos, poco tengan que ver, lo que despista mucho al empleado y hace que este se sienta mal con su actuación o con las decisiones que debe realizar, quedando desprotegido, justo lo contrario a lo que se pretende.
Cuando se da este caso, el trabajador puede sufrir una crisis de identidad profesional, originando ansiedad y mayor nivel de estrés: Tiene que hacer algo contrario a lo que se le ha dicho a la hora de contratarle, o por lo menos de diferente forma, lo que provoca que la persona se sienta insegura y sin saber a qué atenerse. Quizá, contado así pueda no entenderse bien, pero si a alguien se le fomenta el esfuerzo y la dedicación al trabajo prometiendo que se valora los resultados y se premian, pero llegado el momento lo que se valora es que no sea molesto y se premia al recién llegado o al que “mejor se vende”, puede producir un efecto nocivo en la persona, considerando que lo único que hace es perder el tiempo. Por este motivo, antes de redactar los valores la empresa debe tener en cuenta que se puedan poner en práctica, ya que es mejor no tenerlos que contradecirlos.