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Ainhoa Cilveti

El trampolín de tu vida

La creatividad II

En el post anterior hablamos de que el momento de creatividad se da cuando la mente fluye, y esto ocurre cuando se produce la conexión neuronal de ambos hemisferios. Es decir, para encender nuestra bombilla necesitamos ambas partes del cerebro, la analítica y racional, y la emocional y sensorial. Para potenciar estos momentos, que por otra parte, los tenemos muchas veces a lo largo del día, pero que a veces, cuando más queremos no se dan, podemos realizar una serie de actividades que los propician:

1.- Descansar. Como decía en el post anterior, se puede producir en la fina línea entre el consciente y el inconsciente, por lo que descansar y despertarse puede ayudar a que se produzca.

2.- Soñar. Los sueños, para quienes los recuerdan, suelen ser herramientas de inspiración muy buenas, no sólo para desarrollar la creatividad artísticamente, también para la resolución de problemas.

3.- Moverse. A veces nos empeñamos en no levantarnos hasta lograr una solución, y nada más alejado de la realidad, hacer que nuestro cuerpo se mueva ayuda a estimular las conexiones neuronales, y por lo tanto, a que nuestra mente fluya.

4.- Ducharse. Es un momento que nos suele producir relajación, que nos hace sentir que nos “limpiamos”, arrastrando y dejando que la suciedad resbale, y permitiendo que nuestra mente se refresque y se limpie. Es entonces cuando somos capaces de ver nuevas alternativas a asuntos enquistados, alternativas que no hemos podido ver antes y que estaban bajo la capa de “suciedad mental”. Si además estas duchas las realizamos al despertarnos, se crea el doble efecto del despertar y limpiar la mente.

5.- Aburrirnos. Realizar cualquier actividad que nos aburra nos va a hacer mover nuestra mente en otra dirección y llevarnos a tener grandes ideas. Muchos de nosotros podremos recordar aburridas clases o conferencias en las que no éramos capaces de atender nada de lo que se decía y que sin embargo nos ayudaban a planear “grandes aventuras”, planificar cualquier acción que hubiera que hacer después o incluso diseñar elaborados menús para toda la semana. Tendemos a pensar que debemos accionar continuamente nuestra mente para ser más proactivos y eficientes, pero el aburrimiento ha traído grandes logros en la Historia, y ser capaces de tener la cabeza desocupada nos va a permitir a ocuparla con buenas ideas.

Por lo tanto, como podemos comprobar, a veces la mejor manera de trabajar en una solución es dedicarle tiempo a “vaguear” o relajarnos, que si está dentro de nosotros encontrará el camino de asomarse.

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