“No, yo soy tu padre” es la archifamosa frase de Darth Vader a Luke Skywalker en la película “La guerra de las galaxias”. La voz de Darth Vader fue doblada al castellano por el admirado e inimitable Constantino Romero (QEPD). En España las películas se suelen doblar. También en Francia, Alemania, Austria, etc. En cambio, en los países nórdicos y en los Países Bajos se suelen emitir en versión original.
La opinión europea está dividida en este tema. El Gráfico 1 nos muestra los resultados del Eurobarómetro “European and their languages” de 2012. El 44% de los ciudadanos encuestados prefiere las películas en versión original mientras el 52% prefiere que las películas sean dobladas. Sin embargo, los partidarios de las películas en versión original han ido aumentando: eran el 37% en 2005. Por países, Suecia (96%), Finlandia (95%), Dinamarca (93%) y los Países Bajos (93%) son los más favorables a las versiones originales y la República Checa (21%), Alemania (22%), España (24%) y Eslovaquia (25%) los menos.
Gráfico 1. ¿Prefieres ver las películas y programas extranjeras con subtítulos en lugar de dobladas?
Fuente: Special Eurobarometer 386 (2012) “Europeans and their languages”.
Como señala Diego Galán, que, entre otros méritos, fue Director del Zinemaldia de Donostia entre 1986 y 1989 y entre 1995 y 2000,
“España es el único país de habla hispana en que existe el doblaje de películas extranjeras. Es ya una costumbre, algo que parece natural, pero su origen fue la normativa promulgada por el gobierno de Franco en 1941, a imitación de la Ley de Defensa del Idioma de su compañero Mussolini.”
Muy mal comienzo, ciertamente.
Y sigue Galán:
“Había habido precedentes como, por ejemplo, aquella orden ministerial de 1938 que prohibía la inscripción de nombres propios no castellanos. «Debe señalarse, como origen de anomalías registrales, la morbosa exacerbación en algunas provincias del sentimiento regionalista, que no solamente están expresados en idioma distinto al oficial castellano, sino que entran en una significación contraria a la Patria. Tal ocurre en las Vascongadas, por ejemplo, con los nombres de Iñaki (el rojo es mío), Kepa, Koldobika y otros, que denuncian indiscutiblemente un claro significado separatista.»
Los nombres extranjeros de hoteles, restaurantes o salas de cine fueron obligatoriamente cambiados por equivalentes «nacionales». Y así, poco a poco, se llegó a la ya citada orden de 23 de abril de 1941, que rezaba en su famoso apartado 8.º: «Queda prohibida la proyección cinematográfica en otro idioma que no sea el español, salvo autorización que concederá el Sindicato Nacional del Espectáculo, de acuerdo con el Ministerio de Industria y Comercio y siempre que las películas en cuestión hayan sido previamente dobladas. El doblaje deberá realizarse en estudios españoles que radiquen en territorio nacional y por personal español».”
Y de aquellos orígenes, nuestra realidad actual.
El doblaje sirvió, de forma importante, para la censura. El ejemplo más clamoroso es el del triángulo amoroso Grace Kelly-Clark Gable-Donald Sinden en “Mogambo”. Sigue Galán:
“Causó carcajadas en todo el mundo el famosísimo caso de la versión española de Mogambo (John Ford, 1953), donde el joven matrimonio dispuesto a realizar un safari por África fue transformado en pareja de hermanos. ¿La razón de tal cambio de parentesco? Pues que Grace Kelly (la joven esposa) se quedaba prendada del apuesto jefe de la expedición, Clark Gable. Si marido y mujer se convertían en hermanos, no habría adulterio. Sagaz artilugio de los censores, pero ¿qué decir entonces de los infundados celos del marido transformado en hermano? Gran ironía. La censura española, intentando evitar un mal ejemplo, convirtió el inocente adulterio en clamoroso incesto.”
¿Existe alguna relación entre el doblaje de películas y el conocimiento de idiomas? Es difícil saberlo, pero me resulta una conjetura razonable. La Tabla 1 muestra la distribución del conocimiento de una lengua extranjera en la Unión Europea. Los países en los que hay un porcentaje mayor de “proficient” en la lengua extranjera son, por un lado, países pequeños y, por otro, países que emiten películas en versión original. Justamente los países más favorables al doblaje presentan porcentajes de “proficient” bajos. Es común encontrarte por el mundo que franceses, alemanes, italianos, y españoles, que suelen doblar las películas, son de los que peor nivel de inglés tienen, por término medio, mientras los países nórdicos, en cambio, que subtitulan las películas, tienen mejor nivel de inglés, por término medio.
Tabla 1: Distribución del nivel de conocimiento de la lengua extranjera más conocida, 2007 y 2011 (% de personas con edad 25-64 que conocen al menos una lengua extranjera).
Fuente: Comisión Europea.
Sugiero que las películas y los programas deben emitirse en versión original. Los subtítulos podrían estar en la lengua autóctona (suele ser posible en español, pero no así en euskera, …) o en el idioma original (a menudo en inglés, que tampoco suele ser posible), como mínimo, pero desgraciadamente, pero no se hace, cuando las nuevas tecnologías ya lo permiten. Daría un fuerte impulso a los idiomas, además de otros beneficios (mantener la obra original intacta, …). El mayor coste de no doblar las películas se lo llevará probablemente la industria del doblaje.
Mi “grito de guerra” suele ser “English is a must” … Además tenemos que aprovechar mejor también la cercanía de la “muga” con el francés … Está tan cerca y lo habla tanta gente …
Las generaciones futuras nos lo agradecerán …