Eric Erikson fue el primer psicólogo en llamar la atención sobre la importancia del desarrollo de los afectos para la supervivencia del bebé en los primeros años. Hoy en día, sabemos que el desarrollo de células neuronales y de sinopsis entre ellas se produce en los primeros años de vida, convirtiéndolos en un período crítico para el desarrollo. Una investigación de la Cornegie Corporation de Estados Unidos encontró además en 1994 que la falta de estimulación en los primeros años de vida provocaba daños irreversibles en el ser humano.
La principal implicación de estas aportaciones teóricas y de otras muchas es que desde bebés no aprendemos nada por nosotros y nosotras mismas, sino que es a través de la interacción y la comunicación que llegamos a desarrollar todo nuestro potencial de seres humanos.
Todo niño o niña necesita de un cierto grado de desarrollo psicosocial para superar cada una de las etapas a lo largo del ciclo de vida, y desarrollar competencias básicas en cada una de las inteligencias. Para los niños y las niñas de El Salvador se multiplica el desafío en una sociedad que los excluye y que a la vez les genera las mismas expectativas que a la niñez de los barrios altos de la capital.
La estrategia de mejora de prácticas de crianza “Yo También Soy Persona” fue acuñado por UNICEF El Salvador, partiendo de la experiencia de ICDP en Colombia.
El Salvador es un país que ha salido de una trágica guerra civil que lo regó de sufrimiento. Como expresaba un día una multiplicadora del programa Yo También Soy Persona, la historia de muchas mujeres de las comunidades no les ha dejado espacio para llorar. A pesar de que la cultura salvadoreña es entrañablemente hospitalaria, la rudeza se ha apoderado de la crianza: no hay tiempo para mostrar amor, ni conocen el valor ni el poder de mostrar afecto. Como confesaba emocionada una madre que asistía a las capacitaciones: “cómo saber la importancia de elogiar a la propia hija, si la primera vez que se recibe un elogio es a través de un taller”.
La estrategia se basa en metodología en cascada: UNICEF apoya la capacitación del personal técnico de distintas instituciones comprometidas con el modelo, y éstos a su vez capacitan a personas facilitadoras, que fungen como enlace directo con las comunidades. Por último, las personas facilitadoras capacitan a las multiplicadoras, que son las que llegan a las personas cuidadoras . No se crean escenarios artificiales, si no que se aprovechan espacios ya creados, evitando así la sobrecarga en las jornadas de las personas, lastre histórico de los programas sociales y de cooperación. Así, mujeres que antes llegaban a preparar refrigerios a los centros infantiles, ahora se sientan a hablar sobre la relación con sus hijos e hijas y sobre ellas mismas, a modo de grupo espontáneo de apoyo, que continuará más allá del final de las capacitaciones.
Retos del modelo
La naturaleza de las metodologías en cascada corre el riesgo de perder calidad a lo largo del proceso de capacitación. La metodología original colombiana ya contemplaba fichas de seguimiento de aprendizajes y de evaluación de la multiplicadora por parte del nivel técnico. UNICEF propuso un nuevo enfoque de seguimiento: las personas cuidadoras serán las guías a la hora de tratar de identificar donde debemos reforzar la metodología, para evitar que debilidades del proceso hagan perder su potencialidad.
Posiblemente, no podamos medir el impacto directo en la niñez a lo largo de su vida, sin embargo, sí podemos medir el cambio comportamental en la interacción de los miembros de la familia con el menor de edad. En la actualidad UNICEF ha firmado un convenio con la Universidad Pedagógica de El Salvador para realizar una evaluación ex-post de los efectos en la familia. El objetivo es convertirla en un estudio longitudinal que pueda seguir valorando en el tiempo cómo van interactuando los miembros de la familia uno o dos años después de comenzar su experiencia con el grupo.
Otro reto es implicar a los miembros de la familia del sexo masculino, pero esto supone promover un cambio de paradigma en la concepción de la paternidad del hombre salvadoreño. En esta línea, se empiezan a explorar estrategias enfocadas a que los hombres de la familia se vayan involucrando en la crianza.
Pero el principal desafío y ambición del proyecto es convertir las prácticas de crianza en una política pública nacional.
La encuesta nacional de salud familiar FESAL 2008 contemplará por primera vez preguntas respecto a la interacción en el hogar, gracias a un esfuerzo de UNICEF. La clave es evidenciar la bondad de costo-beneficio de asumir las prácticas de crianza como una política de estado: hacer obvio los beneficios de apostar por las prácticas de crianza como política pública es la hoja de ruta para llegar a la cobertura total y lograr la sostenibilidad del programa, con la repercusiones que ello implicaría para el bienestar y desarrollo de la niñez salvadoreña.