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Cecilia Casado

A partir de los 50

“El Club del Rímel”

“El club del Rímel”

Si eres lector asiduo de este blog sabrás cómo celebramos por estos lares los “tea-parties”; sabrás que hace tiempo un grupo de lectores y servidora pasamos “al otro lado del espejo” y abandonamos la comodidad virtual para saltar a la embriagadora realidad. Y nos ha ido bien. En el último año y pico nos hemos juntado para tomar el té, hacer una afari merienda, una cena con copichuelas, una comilona con sobremesa hasta las uvas, una “sesión vermouth” más que especial y continuos “pintxo-pote” a cual más divertido. La última ha sido una “Alubiada con sacramentos” de difícil olvido por todo lo bueno que ha aportado. A nuestras cuchipandas hemos invitado -desde el principio- a quien quisiera participar y no han sido pocos los espontáneos que se “ajuntaron” en su día.

Pero ahora queremos más, hemos descubierto la necesidad de que lo compartido -aunque sea virtual en muchos casos- aporte algo al desarrollo personal. “El Club del Rímel” lo fundó -a lo tonto- un participante del blog que confesó abiertamente ser capaz de llorar “aunque fuera un hombre”. Y la idea ha cundido. A ese Club se han añadido más “señores” y no pocas féminas. Se trata de COMPRENDER que el llanto no sólo no es humillante sino generador de fuerza en tanto limpia y sofoca el dolor o la angustia que, de alguna manera u otra, nos visita en algún momento de la vida. “El Club del Rímel” se llama así porque no importa que la cara se tizne de negro ni la mirada se nuble por las lágrimas: forman parte de nosotros y como tal debemos aceptarlas.

(Parecen tonterías, pero no lo son).

“El Club del Rímel”.

Inscripción abierta.

Requisitos: Saber llorar cuando es preciso. (Se garantiza empatía)

Aquí va la crónica de la última sesión. Llorar no se lloró mucho, la verdad, excepto de la risa…

En fin.

LaAlquimista

** Los fallos de escritura no son míos sino del programa soporte (las cosas como son)

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A pocos eventos voy más a gusto y con mayor voluntad de compartirme y de que todos lo pasemos bien que cuando nos juntamos los componentes de “El Club del Rímel”. Quizás explicando el origen del nombre se comprendería el origen de los socios del Club, pero la lógica de Descartes no siempre funciona, no sé qué hubiera dicho él con tanto como se esforzó por explicarse y explicarnos, pero el rímel que da nombre a esta asociación de personas cuerdas con visos de querer dejar de serlo durante la mayor cantidad de horas posibles o por lo menos mientras dura la sesión, no se refiere a que vayan estas gentes con las pestañas embadurnadas del producto que registró el visionario francés Eugène Rimel allá por 1834, sino porque son capaces de aceptar, reconocer y propiciar la presencia de ese líquido balsámico que tanto ayuda a recuperar la esencia del ser humano: el llanto. Es común a todos los miembros del Club del Rímel. Y el que quiera entender, que entienda.

Curiosamente, este Club de llorones no ha sido fundado por una fémina, que diríase cualidad esta la del llanto patrimonio del sexo femenino o por lo menos usuarias ellas –las mujeres-, de una capacidad que abarca a ambos sexos sin distinción de posición en el espectro social de jerarquías, que las sigue habiendo aunque rigiéndose ahora por normas disímiles a las de otrora, pero ese no es el tema a tratar en esta sesión, que tuvo lugar el sábado 24 de Noviembre a partir de las 11.30h. en un lugar de la Guipúzcoa más o menos profunda, lejos de oropeles, fastos y tonterías de la gran urbe cercana.

El Presidente y co-fundador del Club del Rímel –Mr. Great Tear, Sir Francis Beicon para los amigos- hizo su aparición estelar acompañado de su fiel y férrea compañera/amante, gran mujer que está siempre detrás de gran hombre, Mss. Begonia Bilbonensi, y nos invitó a  permitirnos elucubrar durante unos instantes sin salirnos del tiesto, de nuestros más íntimos torrentes lacrimales, esas lágrimas que todos hemos derramado en los brazos de quien nos quiere o incluso en los brazos de quien ya ha dejado de querernos. Tuvo el detalle de no repartir cientos de folios con sus escritos sardónicos, irónicos y mordaces con los que diariamente asaetea la conciencia de quien le lee, esos lectores que prefirieron –por esta vez- quedarse con el rímel in the wind. Se notó durante toda la celebración la ausencia del Presidente Honorario y Co-Fundador del Club, Mr. Ectoplasma –para los amigos el Infante Don Juan Manuel- quien, desde sus tierras del Sur alienta la existencia del mismo actualizando las mejores melodías de todos los tiempos para ser cantadas o simplemente susurradas en los momentos culminantes de cualquier representación humana donde puedan ser incluidas las “acciones” del Club, ergo lágrimas para el profano no introducido. Se le dedicó al “infante” el primer brindis de los más de dos docenas que hubo, detalle éste muy a tener en cuenta no tanto por la nostalgia producida por los ausentes sino por la alegría in crescendo de los presentes frente a sus copas siempre a rebosar de líquidos de diversos colores, olores y sabores, pero todos ellos con la peculiaridad de alegrar el cuerpo y el espíritu mientras la mente se quedaba a la espera de que pasaran a recogerla al final de la sesión.

Esta vez la organización de la reunión –que empezó comedida y acabó como las de Mr. Sharpe- corrió a cargo de Miss Smile Golden Rizzos que consiguió sentarse al lado del ejemplar masculino más deseable (desde su punto de vista que no siempre coincide con el de las demás hembras presentes, afortunadamente, puesto que de haber ocurrido tal confrontación soterrada sus rizos de oro podrían haber pasado a formar parte de los “sacramentos” que para delicia de los comensales pronto adornaron la mesa.) Apreciamos desde aquí, es decir, desde la barrera, el buen hacer de Miss S.G.R que consiguió que no se le perdiera ninguna oveja durante el recorrido por los diferentes pubs en los que el rebaño estuvo abrevando mientras merodeaba por los puestos del mercado de la ciudad abasteciéndose de productos típicos de la plebe tales como “babarrunas” y “gazta” que es como en la antigua capital de la provincia de Guipúzcoa se llama todavía a las alubias y el queso aunque ahora los vendan con precios de lo más actualizados.

Mr. Octopus, así llamado por su afición a la pesca del citado molusco cefalópodo y/o la vertebración desmedida de sus extremidades superiores presidió su rincón de la mesa escoltado por sus más fieles sacerdotisas, a saber, la ínclita Miss. Smile Golden Rizzos y Madame LaAlquimista que no dejó pasar el vuelo de una mosca para cerciorarse de que todos y cada uno de los miembros (del Club) estuvieran contentos, pero sin salirse de su sitio. Cosa que no pudo conseguir la pobre Madame ante la intervención desmesurada y constante de Miss Mary Scooter, mujer prolífica en registros y generosa en efusiones de todo tipo que aprovechó la reunión extraordinaria del Club para desplegar el abanico cuasi completo de sus peculiaridades, todas ellas del más intenso fragor. Este narrador prudente y objetivo se pregunta cómo consiguió proceder a la ingesta de los abundantes alimentos sin dejar de hablar en un sólo momento.

Digna de mención fue su intervención en el apoteosis final de la comilona haciéndose transportar en volandas, tipo vedette del Follies Bergère por los atléticos y masculinísimos representantes del sexo contrario (al de ella) presentes en el evento para reconcomio y envidia de la peor del resto de féminas presentes.

Gran ausente también la escritora victoriana Tara Mac Amara que envió a través de “un propio” ejemplares de su última novela para que fueran leídos durante el café y los licores, lo que no pudo ser llevado a cabo debido al jolgorio existente en la sala y la imposibilidad de hacerse oir de las dos únicas asistentes al evento que no ingirieron alcohol vía bucal, si es que los efluvios ambientales consiguieron evitarlos,  la fotógrafa oficial del reino Mss. Nikontigo Nisinti y Mss. Mummy Forever quienes, como no podía ser de otra manera, acudieron acompañadas de sus más preciados tesoros: su cámara de fotos la una, su único hijo la otra. Ambos hicieron las delicias de quienes cayeron en su radio de acción; silenciosa y discreta la cámara, realmente humano el retoño.

Muy en su sitio, con la dignidad que les caracteriza y haciendo gala de una comedida serenidad a pesar del ambiente opresivamente divertido que iba adquiriendo la reunión, aguantaron hasta el final e incluso se apuntaron al resopón alcohólico y paseo vespertino por la ciudad después de la caída del sol, Miss Butterfly y Miss Daisy quienes pusieron el toque romántico y pelín decadente al evento por ser ellas tan finas, comedidas, bien educadas y portadoras de los mejores valores que pueden portar las señoritas de su clase y condición. Aunque las carcajadas a mandíbula batiente que proferían hacia el final de la reunión seguramente no se debían a sus principios morales sino a sus finales carnales o quizás a la cercanía del hombre más deseado por estas fechas, Mr. Bald, “el racionalista” para los amigos y enemigos caso de que los tenga, erotizante en la superficie lustrada de su cráneo que oculta –es de suponer- sus neuronas más que sobradamente explicitadas gracias a sus comentarios agudos, acertados, irónicos y racionalistas con los que aburrió y/o pasmó al gentío femenino circundante. Madame LaAlquimista, de vez en cuando y con sonado disimulo, le arrojaba desde el otro lado de la mesa bolitas de miga de pan para que no se extralimitara en sus lisonjeras expresiones y/o libaciones.

Muy elegante y discreta, vestida de Valentí-No, con aderezos muy Bulgaris y clutch de Prada, una de las socias/invitadas del Club, Mme. Pakívengoakí, que dirigió sonrisas, caídas de ojos y puso morritos a todo el personal masculino que, según consta en el documento gráfico adjunto, fue ampliamente aceptado y/o ensalzado y/o valorado, habida cuenta de que al final del evento Mme. Pakívengoakí desapareció con uno de los personajes plenos de mala intención y testosterona que acudieron al mismo, aunque alguna mala lengua asegura que se fue con un camarero, no sin dejar tras de sí la fragancia de su perfume “La vie est belle”.

Mademoiselle Thèrese de Chantilly Read Pepper se negó en redondo a amenizar los postres con su voz maravillosa de contralto aduciendo que le había cogido un aire a la garganta, aunque algún comentario malicioso se filtró de que lo que le había cogido eran los suspiros que dirigía a distancia hacia Monsieur de la Bidasoa que, hierático en su planta varonil, no podía sustraerse al influjo de la única diosa por derecho de la reunión, Miss Irún, que si no lo fue en algún concurso de belleza bien podría representar ahora al colectivo de sólida belleza y atemperado candor de las mujeres que residen en la madurez con fuerza propia. Con su simpatía habitual repartió unos cd’s de musica para “el antes, el durante y el después” a todos los asistentes, con una sonrisa de otoño para todos y cada uno.

Ausencia más que notable fue la de Miss. Mummy of the Year quien atada a sus dos maravillosos retoños por unos hilos más sutiles que el amor no pudo hallar una nanny que se ocupara de ellos para asistir a la reunión. Hubo un brindis especial en su honor; o dos o tres, la cosa se disparaba por sí sola. También sobrevoló la reunión el espíritu de la Condesa de Txingudi que, no pudiendo asistir al evento debido a otros compromisos sociales ineludibles -aunque se rumoreó que su marido el Conde de Txuri Urdiñ ya no le deja tan “suelta” como antes debido a algún disgustillo de esos que dan mucha rabia,- envió por whatsapp un mensaje a Madame LaAlquimista recordándoles a todos que le guardasen algún posavasos de recuerdo y que le enviasen las fotos.

Otra gran ausente fue Madame La Musiciènne que no pudo asistir al evento por tener que ir a “pinchar” en un mítin de su partido político favorito. También se brindó por ella. Y hubo un recuerdo emocionado para quienes, estando lejos en la geografía acompañaron en espíritu el evento, como Mss. Daisy from The Other Sea, Madame Mara Bunta Saka Punta y, cómo no, la inefable, inigualable, sin par, Mademoiselle Chandelle des Douleurs de obligado y pedagógico recuerdo.

Paradójicamente, las reuniones del “Club del Rímel” no suelen ser para llorar, como no sea de la risa, claro está, elemento éste que acompañó durante toda la jornada y hasta bien entrada la oscuridad al ambiente distendido y agradable con que empezó la sesión y que ya fue francamente de cachondeo inaguantable al final de la misma.

Preguntado el Presidente del Club, Mr. Great Tear por la posibilidad de incluir nuevos miembros en el Club, contestó –parafraseando a uno de los más grandes filósofos de todos los tiempos. “Jamás pertenecería a un Club donde aceptaran a alguien como yo”. Con lo que éste que suscribe se quedó con la sensación de que toda esta gente están como cabras aunque lo disimulen haciéndonos creer a los demás que son felices como lombrices.

En fin.

“Reportero Karbrandero en acción” por orden de LaAlquimista

Por si alguien desea contactar, que mejor que no visto lo visto:

Laalquimista99@hotmail.com

 

 

 

Temas

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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