El monte Fuji. La gran foto de Japón.
El monte Fuji está a dos horas por carretera desde Tokio, lo que te permite ir “disfrutando” del paisaje; y lo he puesto entre comillas, porque no hay nada reseñable durante el camino. Los pueblos son grises literalmente, ya que ese es el color de todas las construcciones. La nieve sucia está retirándose y el verde, no sabe no contesta.
El mítico monte de nieves perennes es la postal ideal de esta nación y así lo venden a los turistas. Llegas al pueblo de enfrente en tren o con cientos de coches y autocares , tiras cuesta arriba todo lo que puedas y ya no te queda más que hacer religiosamente la cola para sacar la foto.
No he sentido ninguna energía especial, ninguna en absoluto, por lo menos en la distancia. Igual es que tenía una expectativa errónea.
Uno de los lagos que rodean estas montañas es navegable y dan paseítos en barco. 20 minutos para sacar más fotos con unos disfraces de samurai, por si te los quieres poner. Y ya está.
Que no digo yo que me haya desagradado, sino que se me ha caído un mito de exactamente 3776 mts.(conejito, no ha querido posar para la foto )
Dos horas más de carretera y llegamos a Matsumoto … Donde la prioridad absoluta es comer caliente, ya que no ha habido tiempo de hacerlo a la hora española.
Pero aquí se cena a las seis , así que no hay mal que por bien no venga…
Esta vez me he dejado guiar por el buen olfato de una compañera de Donostia, que ha observado cómo un señor mayor (y bien japonés) ha cruzado la calle y se ha metido de cabeza en un restaurante con muchas lucecitas.
Ni el maná en el desierto pudo estar mejor que la parrillada de marisquitos cocinada en barbacoa encima de la mesa: txangurro, langostinos, txopitos y begi haundi bien churruscadito. de segundo pulpo en tempura y croquetas de cangrejo con ensaladilla rusa. Y su correspondiente cerveza. ¿Digo el precio? 5.700¥ o 35€ !!!las dos!!!
! Qué país tan extraño !
Tercera economía mundial; ni perros ni niños, (a la vista) Calles vacías a las 8:00 de la tarde, como en el toque de queda de hace cuatro años, seguridad en la calle total y absoluta (y eso que conducen por la izquierda).
Ahí estábamos mi colega y yo plantadas ante un semáforo rojo en una calle desierta…! si se nos hubiera ocurrido cruzar, seguro que habría aparecido el guardia de la porra de detrás de un Mitsubishi…
Qué bueno es hacer risas con la barriga llena…!
Felices los felices.
Shiawase, shiawase.
LaAlquimista
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