Por fin ha dejado de llover. No hay nada mejor que desayunar a las 6:30 de la mañana viendo cómo el sol tiñe de dorado los cruasanes…
Casi ni importa el madrugón en Kanazawa y tener que descalzarte visitando el barrio antiguo y la casa donde dicen que vivió un samurai de una familia famosa.
Yo creía que lo de descalzarse era por higiene, pero estaba muy equivocada; la cuestión es que los suelos antiguos son de madera y prefieren que los vayamos puliendo con nuestros calcetines sin deteriorarlos con suelas de caucho o tacones; son muy prácticos en este país y hacen de la necesidad virtud. Vamos, que no dan puntada sin hilo.
El sol iluminaba el jardín de la casa Nomyes, sacaba reflejos a las carpas del estanque y calentaba los huesos de quienes ya tenemos “una edad.”
Esta mañana he tenido un “déjà-vu”del viaje con el Imserso que hice el año pasado más o menos por estas fechas; un gran rebaño de huestes españolitas parando en cada WC… como un viacrucis, y siguiendo a saltitos al guía que corre como una liebre mientras agita la banderita roja con una carpa dibujada…
Los jardines japoneses son famosos en el mundo entero y aquí los lucen -previo pago- para que puedas sacar muchas fotos a los ciruelos en flor y a los cerezos desflorados… es lo que ha pasado en Ken
rokuen Garden. Hoy tengo día zen y no he protestado por nada…
Ahora voy camino de Kyoto en el famoso “tren bala”, que es como el AVE pero va más despacio.(Un chistoso lo ha rebautizado como “tren balín”. Es importante saber que en “Alta Velocidad” España es el segundo país puntero del mundo, detrás de China. !Toma ya!
La pejiguera de este tren es que tienes que mandar a destino la maleta grande por el Seur de aquí separadamente y acabas haciendo una chapuza con el neceser y la muda en el equipaje de mano. A mí, que intento viajar ligera, me han obligado a añadir una mochila a mi espalda. En fin…
Hoy duermo en Kyoto – y las próximas cuatro noches- con la tímida expectativa de que haya algo de “hanami” para contemplar y alguna “sakura” despistada desafíe al dichoso cambio climático que tanta gente se empeña en negar con no poca ignorancia científica…
La estación de Kanazawa es un prodigio de orden y concierto de limpieza. (Capítulo aparte merecerá los baños públicos sin necesidad de aludir a Wim Wenders)
Estamos a nivel del mar y no hay nieve en el paisaje de fondo. De repente, un flash: ! Bosques verdes como los de mi tierra…!
Para que luego digan que no nos damos la mano los de aquí con los de allá…
A cenar como una señora y a dormir como un bebé.
Felices los felices.
LaAlquimista
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