Hay un mito, una leyenda, todo ello romantizado desde Oriente sobre ese fenómeno sociocultural único de Japón como son las mujeres convertidas en geishas.
Ellos dicen -los japoneses- que son artistas acompañantes para deleitar al hombre. Vale, sí a todo. No he venido a Japón a crearme enemigos. Obviamente, a nosotros nos cuesta mucho gestionar esa pátina de bucolismo poético con que adornan el asunto. Que la novela – y luego película – “Memorias de una Geisha” (rodada íntegramente en un estudio de EEUU) y la serie de Netflix sobre las Maiko y la Wikipedia son parcos conocimientos sobre una costumbre arraigada ancestralmente en la cultura japonesa.
Lo que no nos entra en la cabeza no nos entra en la cabeza… y dejémonos de eufemismos culturales políticamente correctos.
Lo que me parece terrible, -en el año 2024 – y lo digo sinceramente, es que los turistas vayamos en manada al barrio histórico donde viven las geishas a ver si vemos alguna y le sacamos una foto como si fueran osos panda en peligro de extinción. Parece ser que a partir del próximo mes de septiembre se va a prohibir terminantemente el acceso de turistas a este barrio. Y me parece bien, porque
es absolutamente impresentable la situación actual y estoy segura de que en nuestro país se aplicaría cualquiera de las muchas leyes que existen de protección a la intimidad de la persona y ahí no entraría ni dios.
Pero… esto es Japón y aquí hay cosas permitidas y cosas toleradas…como en todas partes.
El barrio es suficientemente conocido por las series y películas: esas casas de madera con sus persianas enrolladas para que no pase la luz ni se les vea desde fuera y sus farolillos/linterna rojos…
Reconozco que he sentido un poco de vergüenza por pasearme por esas calles, pero el parque que atraviesa el barrio es muy bonito y éste en sí tiene mucha más chispa que cualquier otro de la ciudad. Digamos que es “auténtico”, según el concepto que nosotros tenemos para diferenciar lo que es verdadero de lo que es postureo.
Vi a una-quizás despistada y con prisas- y tuve el buen tino de no sacarle una foto.
Los contrastes culturales empiezan a hacer efecto, igual que cuando cambias de dieta y tu estómago empieza a rebelarse…
A ver qué pasa mañana, que anuncia buen tiempo y todos tenemos ganas de irnos de excursión. Vamos a rezar una pequeña oración…
LaAlquimista
Te invito a visitar mi página en Facebook.
https://www.facebook.com/apartirdelos50/
Por si alguien desea contactar:
apartirdeloscincuenta@gmail.com