He vuelto a leer con auténtica dedicación el libro del gran Ramón Lobo, periodista y reportero que se jugó la vida por contar la muerte ajena y acabó dedicando la suya propia –por cruel enfermedad- a buscar y hallar su auténtica dimensión como ser humano.
Este libro lo escribió durante la terrible pandemia llamada Covid-19 que asoló al planeta Tierra y a todos sus habitantes durante tres años intensos y cuyos coletazos hoy, a punto de terminar 2024, todavía muchas personas siguen padeciendo.
Son reflexiones absolutamente lúcidas y por ende muchas de ellas con pocos visos de esperanza. La realidad no permite florituras ni presentes ni futuras.
Releído el libro ya con la tranquilidad de que no vamos a morir del terrible virus que esquilmó a la humanidad en general, a los países más vulnerables en particular, y las residencias de ancianos de la capital de nuestro país, repaso concienzudamente los apuntes que tomé en su día y que ahora mismo me parecen no solamente actuales, sino más necesarios que nunca.
*“Sociedad líquida, en la que todo se mueve a una velocidad de vértigo sin apenas tiempo para disfrutar y pensar. Zygmunt Bauman. (Pag. 52)”
*“Las soledades serán la causa de la muerte de decenas de miles de personas golpeadas por tristezas ingobernables que se camuflarán en cánceres, infartos, ictus y suicidios sin dar pistas del motivo real: la desconexión humana. (Ramón Lobo. Pag. 54)
*”La vejez no comienza a los setenta años o a la edad que dicten las estadísticas; empieza cuando nos convertimos en dependientes.”(Tesis de Sarah Harper. Pag. 111)
*“El afecto es una herramienta esencial para lograr el equilibrio psicológico. Su presencia genera confianza; su ausencia debilita las defensas ante el vacío existencial. Es una necesidad que trasciende a la infancia y que aumenta en la tercera edad.” (Ramón Lobo Pag.118)
*“El violinista Joshua Bell tocó en Enero de 2007 en la salida del metro de L’Enfant Plaza, en Whasington D.C. Durante cuarenta y tres minutos interpretó seis melodías con su Stradivarius de 1713 valorado en tres millones y medio de dólares. Iba vestido con vaqueros. Se pararon seis personas, veinte le dieron dinero sin detenerse. Recaudó treinta y dos dólares y diecisiete centavos. Nadie aplaudió al terminar. Tres días antes había tocado con el mismo Stradivarius en el Symphony Hall de Boston. El precio medio de las entradas era de cien dólares. Vivíamos en una sociedad vaciada en la que el marco determinaba la calidad del lienzo.“(Ramón Lobo Pag. 120)
*“Jorge Luis Borges tenía amistades íntimas con las que se veía no más que tres o cuatro veces al año. El escritor tenía un amigo, con el que conversaba de literatura, que jamás le informó de que se había casado; pensó que se trataba de un asunto personal sin importancia.” (Ramón Lobo Pag. 125)
Todo esto y mucho más me impele a reflexionar sobre mi propia vida, mis “normas y criterios”, mis pensamientos equivocados y mis “certezas inamovibles”, porque cada vez es más difícil separar el grano de la paja o lo que es parecido “lo verdadero de lo falso” y “lo real de lo virtual”. Quizás necesito –necesitamos- ahora mismo tocar para sentir, abrazar para vibrar, callar para comprender y poder seguir diciéndonos…
Que felices los felices.
LaAlquimista
*Ramón Lobo Leyder falleció el 2 de Agosto de 2023 a los 68 años con la pena de no haber podido ver jugar La Champions. A cambio nos dejó una “lección de muerte” inconmensurable en su libro póstumo “Pensión Lobo”, cuya lectura recomendé vivamente y que me está pidiendo una nueva visita. Estos libros son para “tenerlos”, subrayarlos, consultarlos cuando todo tiembla.
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