Despedida desde Ushuaia, “la ciudad del fin del mundo”. En esta “Tierra de fuego”, es como si la vida cerrara un círculo. Todo se acaba y no hay más allá que la Antártida.

Pero el ser humano no se conforma y busca y escudriña desde hace siglos.

Sin embargo, todo da igual, porque la naturaleza es señora y reina y no se doblega. La vida sigue, ineluctable.

O dicho de otra manera: hay cosas que dependen de nosotros y otras que se escapan a nuestro control.

Así te has ido tú, “Conejito Viajero”, perdido entre la incomodidad de un vuelo trasatlántico; de Madrid a Buenos Aires se nos ha acabado la historia que teníamos a medias.

Hoy me han dicho que tengo que hacer el duelo, que llevo varios días lánguida, desganada y con el ánimo en el subsuelo.

Quizás sea buen lugar para despedirte, después de 25 años viajando en mi bolso, en mi mochila, en el coche y en los aviones…

En el punto habitado más austral del planeta, al sur del sur, te digo adiós y te doy las gracias.

Otra etapa comienza.

Felices los felices, como siempre.

LaAlquiista

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