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Cecilia Casado

A partir de los 50

Aproximación literaria a Japón


Además de los autores japoneses “de toda la vida”, los que leímos cuando se puso de moda Mishima –por su difundido suicidio-, además de los tres únicos premios Nobel de literatura: Yashunari Kawabata en 1968, Kenzaburo Oé en 1994 y Kazuo Ishiguro en 2017 bastante poco se ha publicitado en este país la literatura de Japón, si hacemos un digno aparte para Haruki Murakami y Junichiro Tanizaki.
Así que he tenido que ir escarbando entre los anaqueles de las bibliotecas públicas de mi ciudad para documentarme sobre mi próximo viaje a Japón. Poco ha sido lo que he podido leer en tres meses, pero algo –tirando a poco- he conseguido aprehender de su cultura e idiosincrasia.
Entre estos libros y varias docenas de películas me voy de viaje contenta y feliz. Cuando esté allí, obviamente, la realidad superará cualquier expectativa que pueda haber facturado junto con la maleta.

1)“Cuentos de amor” de Junichiro Tanizaki (Tokio 1886-1965) Estos relatos son rompedores con el pudor ancestral del que han hecho gala los escritores japoneses y aquí profundiza en los deseos secretos, los escondrijos del alma y, también, se introduce en el túnel de las perversiones amatorias. Son relatos largos –cada uno daría para una novela corta- y que me producen una cierta perturbación. “Los pies de Fumiko” ofrecen la descripción más extensa y erótica de un pie femenino que imaginarse pueda y da la medida al lector occidental de cómo se puede sugerir y provocar deseo con la magnificencia erótica de las palabras exactas. Buen comienzo, estoy contenta. 8/10

2) “Selección automática”. (2021) Yukiko Motoya (Ishikawa 1979)
Son dos relatos largos (o dos novelas cortas) que configuran las 244 páginas que me he metido entre pecho y espalda en dos días seguidos de lectura. Pretenden ser distópicos –con mucha nanotecnología que ya se implanta en el feto para no perder tiempo- o la prevención ante un tifón que hace que la insolidaridad y el individualismo se eleven a la enésima potencia. Pretenden ser distópicos, pero me parecen más que plausibles y probables. Al tiempo. El libro es una acerba crítica de la sociedad japonesa actual que mira su propio ombligo y le da lo mismo que el vecino muera delante de la puerta de su casa. Nada nuevo bajo el sol. 8/10

3) “La fábrica” (2013) de Hiroko Oyamada. (Hiroshima 1983)
Es una de las escritoras japonesas más prestigiosas de la actualidad. Dice que se ha inspirado para escribir en Vargas Llosa, Murakami y Kafka y el resultado es una obra bastante inclasificable a la que no paran de darle premios.
Aquí nos habla de dos hombres y una mujer que entran a trabajar en un gran complejo industrial que los deshumaniza totalmente, que hace que sus vidas pierdan el sentido que preveían y, finalmente, les lleva a ese abismo en el que parece va a acabar resumiéndose esta sociedad de hoy en día: individualista, ausente de solidaridad y sin más interés que el de ganar dinero o estatus.
Deprimente. Grisácea. Muy actual para describir la sociedad japonesa actual de ahora aunque la obra es de 2013. 7/10

4) “Luna llena y otros cuentos”. (1951) Yasushi Inoue. (1907-1991) Este afamado escritor japonés –que tenía como particularidad ser católico-, además de pretendiente al Nobel de Literatura, me saltó en la lista de “lo que hay que leer antes de ir a Japón”. Este libro de cuentos o relatos cortos que empecé a leer con ganas me ha ido dejando tirada por el camino por culpa de la carga del tedio insoportable de la historia que cuenta en las cien primeras páginas: “Historia de un falsificador”. La he tenido que terminar en diagonal por culpa de unos bostezos insoportables e intenté cerrar capítulo con “Luna llena” que mejora un poco, pero no lo suficiente como para repetir.
Ahondando en la biografía de Inoue, creo detectar el porqué de su escritura tan demorada, tan rebuscada en los detalles, en datos superfluos, en fechas y nombres, en tradiciones y costumbres japonesas de principios del siglo XX. 6/10

5) “El amor de un idiota” (2018) de Tanizaki Junichiro (1886-1965). Repito escritor con ganas. El lío que me hacía con los nombres japoneses ya lo he desenredado: basta con entender que PRIMERO va el apellido y DESPUÉS el nombre. Es decir: yo sería Casado Cecilia. Dicho esto el Sr. Tanizaki es una de las más importantes piedras angulares de la literatura japonesa contemporánea.
En esta novela -bien fácil de leer, si no te enredas con los nombres- el protagonista muestra sin pudor la esclavitud moral (y física) a la que el protagonista se somete voluntariamente por la pasión enfermiza que siente hacia una mujer.
En los años siguientes a la gran derrota de Japón en la última guerra en que participaron, había tanta pobreza que no era inusual que hombres maduros “adoptaran” a niñas con la excusa de instruirlas en la vida, aliviar a sus familias de la carga que suponían y, de paso, hacerlas sus esclavas en todos los sentidos. Una pedofilia encubierta y admitida bajo el bien conocido “síndrome de Pigmalión”. En esta novela el que pierde es el hombre. 8/10

6) “La bailarina de Izu” de Yasunari Kawabata (1925)
Nació en Osaka en 1899 y se suicidó en Zushi en 1972. En esos setenta y tres años le dio tiempo a conseguir el Premio Nobel de Literatura (1968) –el primer escritor japonés que lo consiguió- a producir una extensísima obra literaria, a amar, a deprimirse y a morir inhalando gas sin poder superar el vacío dejado por su gran amigo Yukio Mishima que se había suicidado dos años antes, a los 45, practicando “sepukku”.
Sus relatos son melancólicos. Tristes y profundos a la vez, destilando esa pena ancestral que acarrea el alma humana cuando no encuentra la felicidad en esta vida. Desgraciadamente –dado la época en la que vivió- su condición homosexual late detrás de sus letras dotándolas de una especial naturaleza que rozó el narcisismo, el masoquismo y el exhibicionismo. Demasiados “ismos” para mi gusto lector. 7/10

7) “La mujer de la falda violeta” (2019) Natsuko Imamura (1980 )
No son tantas las escritoras actuales que brillan con luz propia en Japón. Esta novela de 185 páginas me la he leído de un tirón, justo un día de descanso que me reclamaba el cuerpo y que no me he resistido a realárselo. La trama y los personajes son inclasificables por eso me atrapó desde la primera página. “La mujer de la falda violeta” es cualquier mujer, cualquiera que busca sobrevivir en este mundo de pirañas emocionales y que, al final, acaba hundida en el fondo de la corriente que la arrastra. Pero tiene su punto divertido y de humor macarrónico, por eso se lee muy fácil y fue un fenómeno editorial. Me ha gustado un 7/10.

8) “El emisario” (2014) de Yoko Tanada (Tokio 1960) ¿Es una fábula o acaso una sátira? Rozando la distopía con las delicadas alas de la poesía y el amor. Los viejos en Japón ahora son eternos y los niños (los pocos que nacen) son débiles y los jóvenes fallecen sin darles tiempo a envejecer. El mundo tiembla y los que nacieron antes de las bombas atómicas siguen siendo fuertes y lúcidos. Leído de un tirón y muy disfrutado. Ganadora de premios y afincada en Berlín nos habla de “otro Japón” desconocido e inventado. 7/10

9) “Mi madre” (1975) de Yasushi Inoue (1907-1991) Relato intimista del proceso de senilidad de la madre del escritor. A destacar –desde la óptica occidental- cómo todos los hijos se involucran respetuosamente en proporcionar una vejez cómoda y protegida a sus padres ancianos. Su cultura no les permite otra alternativa y así está conformada la sociedad. Es bastante raro que en Japón vivan solos –con o sin cuidadora extranjera- y no son mayoría los que viven recluidos en residencias geriátricas. Japón es el país del mundo que más venera y respeta a sus ancianos. Japón es el país que más respeto y veneración tiene por sus ancianos. De hecho cuenta con un día festivo, denominado Día del Respeto a los adultos mayores (Keirō No Hi). No digo más. 8/10
10) EL GRAN MURAKAMI. Comencé a leer a Murakami hace no tantos años, cuando los editores españoles apostaron por él después de haberlo ignorado por largo tiempo. Bastó que formara parte de la quiniela anual del premio Nobel para empezar a traducirlo con afán. Así he podido disfrutar de casi todas sus novelas de las que no sabría decir cuáles me han gustado más; vamos, que soy fan incondicional. Ahora estoy leyendo sus relatos –por aquello de la celeridad en la lectura- en los que no había abundado anteriormente.
“Hombres sin mujeres” (2013) de Haruki Murakami (Kioto 1949 – ) Estos relatos son bastante “durillos” puesto que va la esencia del autor condensada y por eso se hacen intensos. Pero absolutamente superlativos. 8/10

11) “Diario de un viejo loco” (1939) de Tanizaki Junichiro (1886-1965) -236 Páginas. Un relato exhaustivo de las patéticas obsesiones sexuales de un anciano enfermo. Dotado de un erotismo singular –los pies de la mujer como objeto divino de deseo-, ofrece una lectura sorprendente sobre todo por escarbar en el universal tabú del sexo al final de la vida. Leído con la conciencia de estar aprendiendo de uno de los mejores escritores japoneses del siglo XX. 7/10

12) “Pensar a la japonesa” (2020) Le Yen Mai (Zurich, edad ocultada en Google) es la Marie Kondo de este lado del mundo. Su libro es una preciosidad que nada –o muy poco- tiene que ver con la organización de espacios sino que comparte quince principios del estilo de vida japonés. Desde el famoso “wabi sabi” de la belleza de la imperfección, el precioso y profundo “Kaizen” para abrazar los cambios, el “Hanafubuki” y su belleza de la tormenta de flores de cerezo, el “Kintsugi” para reparar el alma con filigranas de oro y así hasta ofrecer una lectura amable a la vez que curiosa de cómo viven allá y cómo no vivimos la vida acá. 8/10

13) “El elogio de la sombra” (1933) de Tanizaki Junichiro (1886-1965)
Cuadruplico mi interés lector en este gran escritor, ahora con su más famoso ensayo sobre la concepción japonesa del arte y la estética. Son poquísimas páginas, diecinueve para ser exactos, así que no hay excusa que valga si te interesa la cultura japonesa. 8/10

14) “Después del terremoto” ((2000) de Haruki Murakami (Kioto 1949) Uno de los muchos terremotos que asoló Japón ocurrió en el año 1995 y asoló la ciudad de Kobe ocasionando más de cinco mil víctimas. Murakami orquesta seis relatos alrededor de ese hecho y consigue expresar el dolor, las consecuencias, la locura que padecieron los supervivientes viviendo el duelo por sus seres amados. No son relatos fáciles, pero sí necesarios para comprender un poco la mentalidad japonesa.

Con estas lecturas creo que ya “he cumplido” en mi aproximación literaria a Japón, para hacerme una pequeña idea de los contrastes culturales que voy a experimentar.
No he leído nada de “manga”.

LaAlquimista

Filosofía de Vida y Reflexiones. Lo que muchos pensamos dicho en voz alta

Sobre el autor

Hay vida después de los 50, doy fe. Incluso hay VIDA con mayúsculas. Aún queda tiempo para desaprender viejas lecciones y aprender otras nuevas; cambiar de piel o reinventarse, dejarse consumir y RENACER. Que cada cual elija su opción. Hablar de los problemas cotidianos sin tabú alguno es la enseña de este blog; con la colaboración de todos seguiremos creciendo.


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