Por Carlos Rilova Jericó
Hay veces en las que uno no sabe de qué escribir en esta página. Otras uno tiene incluso demasiados temas de los que hablar.
Ese es el caso de esta semana. Llevamos ya casi medio mes oyendo hablar de la nueva guerra sorda entre israelíes y palestinos en torno a la franja de Gaza. Eso ya, por sí sólo, da para todo un artículo. Sin embargo, las polémicas en torno a la última “tormenta perfecta” electoral española, es decir Podemos, a lo largo también de toda la semana pasada, dan igualmente bastante de qué hablar al historiador.
Y por las mismas razones por las que decide arriesgarse a meterse en un avispero como el de la franja de Gaza. Es decir, porque ambas situaciones se comprenden mucho mejor -al menos tal y como han sido enfocadas- si son vistas desde el prisma de la Historia. Empezaré por el asunto de Gaza y luego hablaremos de esas cosas tan feas que se han vertido contra Podemos, principalmente desde las cloacas de las redes sociales.
David contra Goliat, Goliat contra David. La Historia oculta tras la franja de Gaza. Del 1200 antes de Cristo al 2014 después de Cristo.
Es difícil comprender de dónde sale tanto odio entre israelíes y palestinos. Y todavía, estoy seguro, les resultará aún más difícil de comprender después de que les explique que esa masacre, hoy tan desigual, empezó ahora hace cerca de tres mil años.
Sí, tal vez a los de más edad, todo esto les suene vagamente de las clases de Historia Sagrada que se daban en la mayoría de los colegios españoles no hace muchas décadas.
Sobre todo de la Historia, tan ejemplar, tan metafórica, de la también desigual lucha entre David y Goliat. Goliat, el filisteo.
Fíjense bien en esa palabra. Su origen se remonta al año 1200 antes de Cristo. En esa fecha, nos dicen los libros de Historia Antigua, llegaron desde el Norte, desde la península Eurasiática, los llamados “Pueblos del Mar”.
Entre ellos había gentes como los “Akaiwasha”, de donde luego saldrían los aqueos a los que cantó Homero, los de larga cabellera y hermosas grebas, conquistadores de Ilión. Es decir, de Troya,
Aparte de ellos había otros conocidos como “pulesatis” o “pilistim”. Pueblos igualmente feroces y guerreros que entraron a saco en la actual Palestina, donde se asienta desde 1947 el estado de Israel, fundando un poderoso reino, contra el que los hebreos lucharan años y años. Tal y como lo demuestran muchos libros de ese libro de libros, la Biblia, que, en parte, los cristianos compartimos con ellos y con los musulmanes.
La palabra “filisteo”, derivada de esos “pulesatis” o “pilistim”, llegó a hacerse tan odiosa que en la cultura judeocristiana -vamos, en la nuestra-, quedó asociada a bárbaro, a persona, sin gusto, retorcida. Algo especialmente utilizado por los estetas de la época victoriana.
De ahí vienen todos los horrores que estamos viendo ahora en televisión. Con diferentes ropajes que van desde el paganismo primitivo hasta el Islam actual, los “pilistim” se han estado batiendo de manera desigual con los que pasaban por ser los habitantes originarios de aquellas tierras. Ese pueblo elegido que ahora, con las tornas cambiadas tras la disgregación del Imperio Otomano y la Diáspora definitiva -hasta 1947 al menos- del pueblo hebreo, vuelve a por sus antiguos invasores, masacrándolos despiadadamente, biblicamente…
Ya ven, a eso se reduce todo. Los niños palestinos que hemos visto morir en televisión, los cientos de víctimas caídas del lado palestino frente a las escasas bajas en el lado israelí, se sustentan en una Historia muy vieja de odio enconado, de un pueblo que deseaba exterminar, arrojar al mar, a aquellos “habiru” con los que se encontró hacia el año 1200 antes de Cristo. Apenas nada ha cambiado. Sólo la suerte de las armas, que ahora favorece a los hebreos.
El historiador, después de hacer esta reflexión, no puede evitar preguntarse, aunque sea en voz baja, cómo es posible que en cerca de 3000 años ambas partes no hayan podido llegar a algún tipo de acuerdo. Uno que no pase por exterminarse mutuamente, por arrojarse al mar. Un designio especialmente notable en grupos radicales como Hamas, que no hace sino alimentar el espíritu de resistencia de los que, aún con las manos manchadas de sangre de niños hasta los codos, saben que sus antecesores estaban allí antes que los otros y que, después del Holocausto, la Shoah de 1939 a 1945, ya no puede haber tregua, que los hebreos deben volver, y han vuelto, a los tiempos de sus reyes guerreros: David, Salomón, los Macabeos, los Zelotas… Caiga quien caiga.
Las amenazas contra Podemos y la Historia
Vamos ahora con las amenazas contra Podemos, que también, como lo de la franja de Gaza, se entiende mucho mejor echando mano de la Historia.
Curiosamente, parece ser que hay algunos individuos que se sienten felices con la situación que ha dado a Podemos una gran base de electores, salidos de la indignación contra un gobierno más oligárquico que democrático. Lo más llamativo del caso es que dichos individuos no parecen pertenecer a esa oligarquía. Algo que se desvela en un pequeño detalle del que sólo se hicieron eco los informativos de Telecinco. En efecto, los individuos que hicieron un pastiche con “Los Fusilamientos del 3 de Mayo” de Goya en el que la plana mayor de Podemos era fusilada no por los marinos de la Guardia Imperial francesa sino por… la Legión española…, no parecen haber recibido una educación muy esmerada en exclusivos colegios privados
En efecto, lo que saca de ahí el historiador es que la ignorancia histórica del autor, o autores, del citado panfleto roza extremos delirantes. Según esa interpretación del cuadro, el profesor Iglesias y sus adláteres serían patriotas españoles -no “rojos bananeros”, como dice la leyenda del citado pastiche- masacrados por una fuerza militar que estaría actuando a mayor beneficio de una fuerza ocupante extranjera como lo fue la napoleónica y que, en este caso, debemos suponer, dada la buena sintonía entre los actuales habitantes de la Moncloa y la sra. Merkel, se trata de Alemania. Así la españolísima Legión habría pasado a jugar el mismo papel que la Guardia de José I a partir de 1808, rellena toda ella de afrancesados y otros traidores a la Justa Causa de la Nación, como se decía en 1814.
Y, así las cosas, no estaría nada mal el recorrido histórico que los que tiemblan ante la sola mención de Podemos han logrado dibujar. En poco tiempo esa formación habría pasado de agente del Chavismo venezolano, a patriota resistente contra una invasión extranjera y opresora que ha llegado a someter a sus dictatoriales dictados incluso a la Legión española… Ante ello sólo queda ofrecer un atónito aplauso a los que han logrado ejecutar ese triple salto mortal histórico con tanto entusiasmo.
Probablemente con esto engrosarán las filas de los votantes de Podemos, señalándoles a los interesados el camino correcto para sacudirse el yugo que los aplasta o que creen que los aplasta. Uno parecido al que el país se sacudió entre 1808 y 1814. Bravo. ¿Qué más se puede decir, salvo que los pueblos que ignoran su propia Historia acaban haciendo el idiota, como lo demuestra ese pastiche de los “Fusilamientos” de Goya?. Vayan tomando nota camino de las urnas, por favor.