Por Carlos Rilova Jericó
Últimamente la actualidad, ya lo habrán notado quienes siguen esta página habitualmente, no da al historiador mucho respiro. Constantemente aparecen temas “de Telediario”, por así llamarlos, que llaman su atención. Fundamentalmente sobre el hecho de qué cosas con tanta solera, sean, todavía hoy, temas de actualidad.
Ese es el caso de una de las noticias de más repercusión durante la semana pasada. A saber: la de la persecución por parte del autoproclamado “Estado Islámico de Irak y Levante” de los llamados “adoradores del diablo”. Es decir, los yazidíes.
Si han seguido el asunto sólo a través de los telediarios de algunas de las llamadas “cadenas generalistas”, probablemente no se habrán enterado muy bien del origen de la saña con la que los fundamentalistas islámicos persiguen a esta curiosa religión.
En la prensa escrita, tanto en formato digital como convencional, sí se ha profundizado más en el asunto y se ha hablado de que los yazidíes son “adoradores del diablo”, tema pudorosamente ocultado en algunos de los telediarios de mayor difusión.
Algo bastante absurdo y preocupante, pues en la llamada “sociedad de la información” la noticia de que los yazidíes son, supuestamente, adoradores del diablo no se puede mantener oculta por mucho tiempo -lo pueden comprobar metiendo las palabras correspondientes en cualquier motor de búsqueda- y a saber qué lecciones van a sacar de ahí quienes se limitan a ver los telediarios para informarse de lo que está ocurriendo. Por ejemplo cuando se enteren de que los “buenos”, los que son perseguidos por el enemigo común -es decir, los islamistas-, en realidad, parece ser, adoran al diablo…
En definitiva, estas no son maneras de informar y hoy cuesta, un poco más, creer que alguien gane un jugoso sueldo por dar las noticias de semejante modo tan descuidado o -quién sabe- censuradas de manera tan absurda.
Así es, ocultar que los yazidíes han sido considerados durante siglos “adoradores del diablo” y perseguidos como tales no sólo por musulmanes fanáticos, sino por mucha otra gente (por ejemplo Saddam Hussein), no va a hacer mejores, en nada, a los combatientes del Estado Islámico de Irak y el Levante, más conocidos por sus siglas en inglés: “ISIS”.
Por otra parte resulta chocante que en algunos telediarios, que ahora tienen secciones conocidas como “a fondo” y cosas parecidas, no se haya hecho siquiera un mínimo esfuerzo para contar a su público -que bien lo merece- la Historia completa de los yazidíes y los equívocos en torno a ellos. Más o menos lo que yo les voy a contar ahora en poco más de un folio y medio.
Si acudimos a la fuente más utilizada hoy por hoy fuera de los medios analógicos, es decir, Wikipedia, descubriremos -sobre todo si usamos la versión en inglés, por desgracia mucho mejor informada que la versión española- que los yazidíes son un grupo étnico-religioso sin estado propio -al revés que Israel- dividido en varios países o áreas étnicas: Kurdistán, Irak, Siria…
Se trata, nos seguirá diciendo ese mágico Aleph, de una creencia sincrética -es decir, que mezcla dogmas de varias religiones- y que data de mucho antes que el Cristianismo y, por supuesto, el Islam.
Wikipedia, y otros artículos de prensa publicados en versión digital, también les sacarán del error acerca de que los yazidíes sean realmente “adoradores del diablo”.
Esa falsa información data del hecho de que el Ser Supremo para ellos es Melek Taus, que se puede traducir, más o menos, como “el ángel pavo real”. Uno de los siete espíritus o ángeles que según los yazidíes gobiernan el Mundo en nombre de Dios. Un ser demasiado supremo para ellos como para ser adorado directamente.
Resulta que uno de los nombres de esa entidad vicaria de Dios -el angélico pavo real- se confunde con la palabra árabe para el principio del Mal que compartimos cristianos, musulmanes y judíos: sheitan, chaitan, satán…
De ahí salió todo ese equívoco asunto que ahora tan bien les esta viniendo a los islamistas del ISIS para justificar la masacre de los adeptos de esa religión que, para su desgracia, están asentados en no pequeña cantidad cerca de Mosul. La ciudad que además de crear la tela conocida desde los tiempos de Marco Polo como “muselina”, está cerca, muy cerca, de importantes recursos estratégicos como gas y petróleo.
Es curioso, eso sí, ya que hablamos de Marco Polo, que en algunos de los artículos que circulan por ahí, se haya sacado a relucir el carácter antiquísimo del credo yazidí como prueba -una más- del grado de barbarie de los islamistas del ISIS, que estarían exterminando a una religión muy anterior a ellos.
Aquí otra vez volvemos al incomprensible error de ciertos telediarios ocultando que los yazidíes son tomados por “adoradores del diablo”. Para informar, evidentemente, el informador o informadora tiene que informarse en primer lugar.
Lo cierto es que un credo tan sincrético como el yazidí no parece haberse concretado, tal y como hoy lo conocemos, hasta bien entrada nuestra Edad Media. El hecho se menciona de pasada en algunos artículos publicados en formato digital -otra vez la Wikipedia y otros más- donde se señala que, hasta la llegada a la zona de mayoría yazidí -en el siglo XII de la era cristiana- de representantes del credo islámico sufí, los yazidíes no habrían dado forma definitiva a esa religión que ahora tantos problemas les trae a manos de seguidores del Islam. Unos que tendrían mucho que aprender del Sufismo. Tal vez la versión más venerable y admirable de las enseñanzas del profeta. Sobre todo por su sabia tolerancia y su búsqueda de la salvación sin necesidad de matar a nadie, ni enterrarlo vivo, ni cosas parecidas a las que ahora practican los islamistas del ISIS…
En efecto, parece difícil que los yazidíes fueran confundidos con “adoradores del diablo” antes del siglo XII. Marco Polo, con un olfato increíble para toda clase de herejías y falsas creencias lejos del Dios verdadero -para él el católico romano-, no dice ni una sola palabra de tal credo como el yazidí en el “Libro de las maravillas” que él llamó “La descripción del Mundo” -cito la traducción de 1983 hecha por Juan Barja de Quiroga para editorial Akal- y que escribió a finales del siglo XIII…
Es extraño que micer Polo, tan dado a hablar de hombres con cabeza de perro, de viejos de la Montaña y asesinos drogados con “hashish” para masacrar y robar a todo el que pasaba pos sus dominios, de falsas creencias cristianas como la de los nestorianos, o la del reino del “Preste Juan”, no oyese, ni viese, nada de “adoradores del diablo” a su paso por Mosul. Momentos en los que sí describe tanto el petróleo como la existencia de “adoradores del fuego”. Es decir, seguidores de Zoroastro -el Zaratustra de Nietzsche-, la religión del actual Irán antes de que el Islam lo sometiese y que, en buena medida, es el eje central de las creencias de los yazidíes.
En fin, ya ven qué poco cuesta -de momento y por ahora- estar bien informado. Aprovechen esta ganga mientras dure. Luego, ya se imaginarán, sólo les quedará “la Tele” y otras informaciones deficitarias sobre asuntos tan serios como el que hoy hemos tratado y que, como ven, se entienden mucho mejor cuando se sabe de Historia. Un saber que a medio plazo, créanme, cuesta mucho, en todos los sentidos, tanto adquirir como transmitir.