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Carlos Rilova

El correo de la historia

¿Dónde está Willy (Toledo)?. Humor gráfico, Islam, Historia. (Juan Garmendia Larrañagaren omenez/ En homenaje a Juan Garmendia Larrañaga, estudioso vasco de la religión y otros fenómenos humanos)

 

Por Carlos Rilova Jericó

Naturalmente esta semana parece casi imposible hablar de otra cosa que la conmoción causada en Francia por el atentado terrorista perpetrado el miércoles pasado por varios de esos que ahora llaman “lobos solitarios”. En este caso contra el semanario satírico “Charlie Hebdo”. Algo que ha ido encadenando desde entonces hasta este fin de semana una serie de lúgubres sucesos, uno tras otro.

Desde la muerte de varios de los ilustradores y columnistas más conocidos de esa publicación equivalente a nuestro “El Jueves”, hasta la caza y captura de los yihadistas en un despliegue más militar que policial, que ha acabado con la muerte de tres “lobos solitarios” y la de varios de sus rehenes.

De todo eso ha surgido una oleada de conmoción, miedo, solidaridad… a la que, en efecto, es difícil sustraerse. Mucho más cuando algunos de los comentarios más populares sobre este feo asunto tienen que ver, directamente, con lo que en Historia llamamos “procesos históricos”. Es decir, una serie de acontecimientos que, desarrollados en el tiempo (es decir, en la Historia), dan lugar a determinadas consecuencias. Por ejemplo una sangrienta matanza de intelectuales en el corazón de París. La ciudad de los intelectuales por excelencia.

Supongo que ya, entre esto y el título del artículo, se imaginarán que me voy a centrar en los comentarios del actor Willy Toledo, publicados en Twitter poco después de que ocurriera la matanza de la redacción del “Charlie Hebdo”.

Pues sí. En sustancia la polémica vino porque Willy Toledo preguntaba en esa red social si esperábamos que los miles de personas que eran masacradas por Occidente, en silencio, cada día, por cuestiones de Geoestrategia, no reaccionarían en modo alguno.

En otras palabras, Willy Toledo nos transmitía que lo que habían hecho los que habían matado a los humoristas del “Charlie Hebdo” era un capítulo, otro más, de la lucha entre eso que llaman, o llamaban, “Tercer Mundo” y el opulento Norte, Occidente, Estados Unidos y sus aliados, etc., etc…

Ese análisis, que luego ponderó el actor, cerrando filas a favor de los asesinados, explicando que sólo trataba de manifestar la motivación de los yihadistas, queda muy bien visto desde la visceralidad ideológica, para esos que algunos con esmerada educación llaman “altermundistas”, antiglobalización… y otros, menos educados desde luego, despachan con el abrupto epíteto de “perroflautas”.

Sin embargo lo que Willy Toledo dijo no se sostiene si se consideran los hechos ocurridos en París desde la racionalidad, desde un análisis menos sentimental, más científico si se quiere, en el que se trata de ver el Mundo en toda su complejidad y no en una imagen sencilla, en blanco y negro, sin matices.

Así es, los yihadistas del “Charlie Hebdo” y el Hiper Cacher no son unos paladines de los parias de la Tierra contra el opulento Occidente. No han matado en nombre de la liberación de los pueblos colonizados y oprimidos por el Imperialismo de Estados Unidos y sus fieles aliados. Ni mucho menos. Han matado en el nombre del Islam. Al grito de “Allahu akbar”. Alá es grande.

Han matado por la misma razón por la que los musulmanes lo han estado haciendo desde los tiempos del profeta Mahoma: para defenderse de los infieles. Desde el tiempo de la Hégira hasta, por poner una fecha, la insurrección de los llamados “derviches” en el Sudán de 1885, que muchos recordarán de películas “de aventuras” como “Kartum” o “Las cuatro plumas”.

Es más, esa matanza ni siquiera representa a todo el Islam -como se ha visto por la protesta en contra de dichos “lobos solitarios” de altos representantes de esa religión- sino a una de las interpretaciones del Islam no por ruidosa más representativa de esa religión.

En efecto, los “lobos solitarios” de París han matado en nombre de una doctrina surgida del Islam, la fundamentalista o wahhabi, que interpreta las palabras del Profeta en términos que son ajenos, por ejemplo, a otras doctrinas islámicas como la de los místicos sufíes, que serían incapaces de haber perpetrado tales actos.

En efecto, como señala uno de los escritos sufís, “El Tratado de la Unidad” (Risalat al-Ahadiyya), toda la Existencia que tenemos ante nuestros ojos, cada uno de nosotros mismos, no es sino una parte del todo que es Dios. Por lo tanto los asesinatos de París serían una abominación, ya que unas partes del todo habrían atacado a otras para aniquilarlas, entendiendo, por su propia cuenta, que habían ofendido a dicho todo que para los sufíes es el Dios presente en todas y cada una de las cosas y seres creados.

A la interpretación fundamentalista de las palabras del Profeta -que chocaría frontalmente con otras interpretaciones, como la sufí que acabó de resumir- es a lo que se deben los asesinatos y muertes de París. No a la reacción de un “Tercer Mundo” machacado por las necesidades geoestratégicas de Occidente, como pretendía asegurar el comentario de Willy Toledo.

Y es que este actor, que nos hizo reír en “7 vidas”, “Al otro lado de la cama” o  “Crimen Ferpecto”, olvida muchos detalles.

Por ejemplo, el de esa motivación religiosa que impulsa a estos “lobos solitarios”. O que el ISIS dispone de unas cantidades de recursos económicos mayores que las de muchos de esos países llamados subdesarrollados. O que la república islámica de Irán, el gran enemigo de Occidente hasta ayer, se ha sumado a la ofensiva contra dicho Estado Islámico. O que muchos creyentes del Islam, como pretendían serlo los “lobos solitarios” abatidos en París, son inmensamente ricos. Véase la lista: el Sultán de Brunei, los reyes y príncipes saudís…

Ciertamente hay un fondo de verdad y realidad en lo que en poco más de cien caracteres trató de expresar Willy Toledo, y es que la marginación, la pobreza, la cólera y el resentimiento que se generan en muchos países o en sucursales del Tercer Mundo que crecen en la “banlieue” de las grandes urbes de Occidente, crean un caldo de cultivo enteramente favorable para fanatizar con esa clase de doctrinas destructivas -que, como vemos, ofenderían en lo más vivo a muchos musulmanes, como los sufís- a hombres y mujeres como los que se inmolan tras asesinar a otros semejantes suyos a los que consideran ofensivos para su idea de lo que es Dios. O el Todo, como dirían los sabios sufís.

Pero más allá de eso sólo hay creyentes muy necesitados de leer y releer libros como “El Tratado de la Unidad” de Ibn´Arabi. Especialmente sus palabras finales “Que Allah nos prepare para lo que Él ama y para lo que Le place respecto a palabras, actos, ciencia, inteligencia, luz y verdadera dirección. (Él) lo puede todo y responde a toda plegaria con la respuesta justa”…

De haber leído y meditado sobre el “Tratado” de Ibn´Arabi, es probable que los hermanos Kouachi no hubieran muerto por nada, ni hubieran asesinado a nadie y así, ya de paso, Bildu se hubiera ahorrado en el Parlamento Vasco el bochorno de ser el único grupo político que, una vez más, no condena ejecuciones de ese tipo. Incapaz, por lo que se ve, de respetar al que no piensa como ellos. Imitando en esto a los fundamentalistas islámicos que masacran cristianos en Irak o humoristas en París. O a los fascistas que en 1977 pusieron una bomba en otra revista satírica -española en este caso- “El Papus”…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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