Historia de la Picaresca alemana, Historia de la Picaresca española. De la Guerra de los Treinta Años a las comedias de situación del siglo XXI | El correo de la historia >

Blogs

Carlos Rilova

El correo de la historia

Historia de la Picaresca alemana, Historia de la Picaresca española. De la Guerra de los Treinta Años a las comedias de situación del siglo XXI

 

Por Carlos Rilova Jericó

Hacía ya tiempo que quería hablar de este tema. La famosa “Picaresca”. Un sustantivo que, generalmente, por norma, va seguido, en España, del adjetivo “española”.

Con eso se suele dar por zanjado que la única Picaresca que en el Mundo ha sido, y será, es la española, que no existe ningún otro país donde haya pícaros.

Los ejemplos se pueden multiplicar. Por ejemplo viendo “Buscando el Norte”, una de las series de A3Media que está teniendo bastante éxito y que -ya me disculpará mi colega de “Series para gourmets”- está bastante bien elaborada. Mejor desde luego de lo que yo esperaba, dado lo que actualmente se deja decir a los guionistas y otros empleados similares en medios que, obviamente, suelen ser muy conservadores y tienen una dirección que no parece andarse con bromas sobre qué mensaje hay que transmitir al público.

Por si no saben de qué va “Buscando el Norte” les diré que trata de lo que les pasa a un grupo bastante variopinto de españoles que han acabado dando con sus huesos en la Alemania de hoy día.

En gran parte parece que el guión de la serie se basa en un cuestionario enviado por la productora a emigrantes reales. Eso da a la serie bastante frescura y bastante realismo sobre lo que está suponiendo esta segunda oleada de emigrantes españoles en Alemania en menos de medio siglo.

Sin embargo, la frescura y el realismo no siempre son garantías de que todo el lastre negativo que arrastra ese país -España- haya sido arrojado por la borda a la hora de afrontar, para el gran público, un problema dramático y del que, por cierto, se habla demasiado poco en los momentos álgidos de la actual Política española. Por ejemplo en debates de investidura como los que hemos visto la semana pasada.

Así es, uno de los personajes de la serie, Roberto, padre de Adela, la profesora de alemán del grupo protagonista, que es un verdadero pícaro, un trapisondista de manual, venía a decir que no se le puede sustituir como compañero de mus por el camarero alemán del bar-restaurante hispano-germánico en el que transcurre buena parte de la serie. ¿La razón?, pues porque, dice Roberto, los alemanes no saben lo que es la Picaresca, que eso sólo lo saben los españoles…

Ahí es donde “Buscando el Norte” choca con la Historia, aunque sea inocentemente. ¿Por qué?, pues sencillamente porque los alemanes saben, desde hace mucho tiempo, qué es la Picaresca.

De hecho, aunque por las latitudes hispanas no se habla mucho de ello, una de las principales obras del género de la Picaresca, el “Simplicius Simplicissimus” -del que algo les conté ya en el correo de la Historia del 11 de noviembre de 2013- es una obra alemana. Por los cuatro costados.

En ella se relata la vida atroz de un pobre desdichado que va dando tumbos por lo que es la Alemania actual entre, más o menos, 1634 y 1648, por una nación que en esas fechas no es más que un conglomerado de estados de diversa entidad divididos por cuestiones religiosas y en guerra permanente unos con otros, apoyándose en diversas coaliciones que, a su vez, son aprovechadas por potencias extranjeras para enfrentarse entre ellas (Suecia o Inglaterra contra el Imperio español, Francia, etc…).

La vida de Simplicius es espantosa. Trata de sobrevivir por medio del robo y el engaño, se ve metido en batallas de las que sale corriendo a la menor oportunidad que se le presenta. Su objetivo es el de todos los pícaros de la época y de todas las épocas y partes del Mundo. Es decir, llegar a vivir lo más cómodamente posible sin trabajar nada o lo menos posible.

Simplicius es, pues, un producto de esa época que él refleja con verdadera exactitud en muchas páginas de ese libro en realidad escrito por un hombre de letras alemán, un pequeño noble, Hans Jakob Christoph von Grimmelshausen, que tuvo que ganarse la vida en la industria más prospera en Alemania en esos momentos: la Guerra.

Ciudades arrasadas, casas saqueadas, mendicidad, hambre atroz, campesinos que ya nada tiene que perder persiguiendo a infectos mercenarios que han luchado bajo todas las banderas y defendido todas las religiones -sin creer, muy probablemente, en ninguna de ellas- porque les quieren robar lo poco que les queda… Ese es el escenario en el que sobrevive, mediante toda una serie de ardides, el personaje de Von Grimmelshausen.

Un catálogo que nada tiene que envidiar al de las novelas que, dicen, inspiraron a Von Grimmelshausen: el “Lazarillo de Tormes” o, ya que estamos en el año en el que se conmemora la muerte de Miguel de Cervantes, “Rinconete y Cortadillo”.

Por razones así comprenderán que es un verdadero despropósito ligar toda esa serie de desventuras con “algo” que un determinado país lleva, como se suele decir últimamente, en “su ADN histórico”. Despropósito que, sin embargo, se comete a menudo, por ejemplo en series de televisión como “Buscando el Norte” pero también en libros supuestamente serios, en debates de televisión también supuestamente muy serios y con tertulianos y tertulianas también muy serios y serias…

Así es, decir que los españoles son pícaros por tradición es un burdo error de percepción histórica, es ignorar que la Picaresca no era más que un reflejo satírico en la Literatura barroca de la miseria propia de la Europa preindustrial, arrasada por guerras, por epidemias, por un hambre generalizada, por falta de medios, por el injusto y desproporcionado reparto de la riqueza que existía en aquel entonces y que fabricaba pícaros prácticamente idénticos en todas partes.

En la opulenta Sevilla que recibía toneladas de oro y plata de América y trigo procedente de un Levante pacificado a base de jenízaros por el imperio turco, o en los alrededores de, por ejemplo, Frankfurt, arrasados por el paso de numerosos ejércitos, año tras año, combatiendo por la verdadera fe -la de cada cual de los que levantaban dichos ejércitos, por supuesto- y arrasando como una plaga de langosta bíblica todo lo que quedaba al alcance.

Se trata de unas circunstancias históricas comunes, desgraciadamente comunes, a esa Europa preindustrial. Tanto que, en fecha tan avanzada como la primera mitad del siglo XVIII, los pícaros seguían llenando páginas de libros o libretos de operas donde menos los esperábamos, por culpa de esos tópicos que deforman nuestra percepción de la realidad histórica y, de rechazo, la del presente.

Así es, el pícaro, el muerto de hambre que con astucias y engaños trata de abrirse paso, existe en esas fechas no sólo en España sino en la que se supone es ya la nación más prospera del Planeta: Gran Bretaña, donde Henry Fielding -otro admirador de Cervantes, por cierto- conocerá el éxito con su “Tom Jones”, que relata la vida de un incorregible pícaro al que las cosas le van tan mal y tan bien como al alemán Simplicissimus o al Lazarillo español…

Teniendo en cuenta todo esto, que se sabe con sólo haber leído un poco -o incluso con haber ido al cine a ver la versión cinematográfica de libros como esos-, resulta pasmoso -¿o incluso sospechoso?- el modo en el que se insiste en que lo que pasa en España hoy día es fruto, por ejemplo, de que hace siglos alguien escribió una obra titulada “Lazarillo de Tormes” que, supuestamente, reflejaría un carácter nacional que no se ha alterado desde entonces hasta hoy día.

Si esa lógica fuera cierta, ¿no deberíamos interpretar que todo lo que hacen hoy mal los alemanes o los británicos es culpa de que en su día se escribieron allí novelas picarescas como “Simplicius Simplicissimus” o “Tom Jones”?.

Es algo que, desde luego, visto desde la altura de la Historia, da bastante en qué pensar. Con ello les dejo. Tengan muy felices, y provechosas, reflexiones al respecto.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


marzo 2016
MTWTFSS
 123456
78910111213
14151617181920
21222324252627
28293031