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Carlos Rilova

El correo de la historia

El “Día del Niño Jesús”. Guerra de Secesión, películas históricas y otras reflexiones

Por Carlos Rilova Jericó

Como este lunes coincide justo con el día de Navidad, supongo que es casi obligado hablar del tema de esa fiesta cristiana desde un punto de vista histórico. Un punto de partida casi imposible de evitar para este nuevo correo de la Historia. Más aún si tenemos en cuenta que el contencioso catalán no ha revelado ninguna sorpresa este 21 de diciembre pasado. Es decir: tal y como estaba previsto, más de tres décadas de desidia por parte de los gobiernos “de Madrid” en tratar de crear tejido nacionalizador, han dado lugar a un serio aviso respecto a la endeblez de eso que se ha dado en llamar ahora “régimen del 78”.

No hay mucho más que decir, pues, con respecto a esa cuestión que, por lo que toca al negocio de la Historia, sólo viene a demostrar que, quienes creen que es un gasto inútil fomentar y difundir la investigación histórica o reducirla a la irrelevancia social absoluta en cerrados cenáculos académicos, se han equivocado. Estrepitosamente.

Por eso vamos a dejar esta cuestión y centrarnos en un episodio histórico relacionado con la fecha de Navidad.

La escena de la que partiremos es fácil de encontrar. Se trata de una de las escenas medias de una película de Edward Zwick, “Tiempos de Gloria”, que, acaso, será una de las mejores que se han rodado sobre esa Guerra de Secesión norteamericana que es, casi, un subgénero propio en Hollywood desde los tiempos del Cine mudo.

En ella se ve la llegada de los soldados de la Unión a territorio confederado. En él, el regimiento protagonista, el 54 de voluntarios de Massachusetts, formado por soldados negros, se encuentra con otro regimiento formado por antiguos esclavos.

El choque cultural entre esos dos regimientos es brutal. Por un lado el regimiento de antiguos esclavos recién liberados, pese a sus elegantes uniformes de estilo Segundo Imperio, está formado por hombres absolutamente degradados por la Esclavitud.

Apenas saben hablar y, de hecho, el sargento del 54 de Massachusetts, solventemente interpretado (como siempre) por Morgan Freeman, antiguo esclavo él mismo, tiene que traducir lo que dicen los libertos, en un inglés macarrónico, a sus compañeros más educados y que, de hecho, han nacido en el Norte ya libres y, en muchos casos, tienen un alto nivel de instrucción académica.

Una de las expresiones que el personaje interpretado por Morgan Freeman debe traducir, es “Día del Niño Jesús”. Es lo que responde uno de los libertos cuando el sargento del 54 les pregunta si les va bien siendo ahora soldados de la Unión. El liberto dice que sí, que desde que están en el Ejército de la Unión “todos los días, son como el Día del Niño Jesús”.

Cuando el cabo del 54 pregunta al personaje de Freeman qué quieren decir los libertos con eso, éste responde que con “Día del Niño Jesús” se refieren al día de Navidad.

El corolario que se saca de eso es que los esclavos vivían maltratados, infralimentados… salvo en grandes ocasiones como la de ese “Día del Niño Jesús”.

El modo en el que narra estas cuestiones Zwick es bastante correcto desde el punto de vista histórico. Hay tanto fuentes directas como estudios históricos, que demuestran que los esclavos de las plantaciones sureñas de Estados Unidos, llevaban existencias degradantes. En contra de lo que se pudiera deducir de imágenes edulcoradas y paternalistas más propias de otro Cine más pacato sobre el tema (caso, por ejemplo, de la famosa “Lo que el viento se llevó”, un clásico del Cine “de Navidad”, por cierto) o directamente militante… a favor de la causa confederada, como la repelente obra maestra de D. W. Griffith, “El nacimiento de una nación”.

Memorias de antiguos esclavos como Frederick Douglass (él mismo un impresionante personaje secundario de “Tiempos de Gloria”) confirman el maltrato sistemático recibido por la mayor parte de los esclavos sureños. Lo mismo corroboran estudios históricos ya mencionados en anteriores correos de la Historia, como los del historiador Herbert Aptheker.

Se trataba de un sistema degradante, como denunciaba Douglass, tanto para el amo como para el esclavo. Sin embargo, como se ve en la película de Zwick, ese sistema no tenía límites y, de hecho, tampoco tenía reparo en utilizar el adoctrinamiento religioso en tradiciones cristianas como la Navidad a fin de someter mejor a esa fuerza de trabajo esclavizada. Una actitud basada, al parecer, en una atroz ignorancia, casi congénita entre esos amos de esclavos. Como se escenifica por parte del coronel al mando de ese regimiento de libertos. Un “cooperhead” (es decir, un sureño que, sin embargo, lucha del lado de la Unión) que declara al joven coronel del 54, Robert Gould Shaw, ideas sobre la Biblia tan estrambóticas como que Dios barrió de la existencia a los judíos del Antiguo Testamento (¡!) y que confiesa un absoluto desprecio por los esclavos liberados, considerándolos monos pequeños, a los que hay que permitir toda clase de excesos. Siempre y cuando no se atrevan a poner las manos encima de una mujer blanca, rompiendo así con otro de los tabués más asentados en la sociedad esclavista sureña.

Hoy dia de Navidad, creo que no es un mal momento para reflexionar, aunque sea un par de minutos, sobre estas escenas que Zwick pone en acción en su película acerca de esos esclavos que se sienten en el Ejército de la Unión como si “todos los días fueran el Día del Niño Jesús”. Principalmente, además, porque los hechos de esa película son, en su mayor parte, rigurosamente históricos. Basados en las cartas que el coronel del 54 de Massachusetts, Robert Gould Shaw, enviaba a su madre, a su mujer y a otros familiares y amigos contándoles lo que iba descubriendo a medida que las tropas unionistas derrotaban a la Confederación y marchaban hacia el corazón de los estados esclavistas…

 

 

 

 

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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