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Carlos Rilova

El correo de la historia

Historia de los últimos días de la Humanidad. (Según el profesor Yuval Noah Harari)

Por Carlos Rilova Jericó

De Yuval Noah Harari, catedrático de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén, he oído -y leído- de todo en los últimos dos años. En algunas conversaciones salía retratado como el consejero cortesano del equivalente real a los archienemigos de James Bond. Tipo Doctor No y otros de los que ya he hablado en algún correo de la Historia anterior sobre la exitosa creación literaria de Ian Fleming.

La opinión más reciente sobre el profesor Harari la oí, sin embargo, de labios de un cliente de la librería donostiarra “Lagun” (superviviente, por cierto, a algunos aficionados a imitar las quemas nazis de libros), cuando me dejé caer por allí a la búsqueda de una obra de Robert Louis Stevenson. Un caballero que me precedía ante el mostrador, se despachó a gusto con el profesor Harari. De hecho recomendó a la librera que situase sus libros entre los de los “fachas”. A esas alturas del mes de septiembre de 2022, cuando yo acababa de terminar de leer la versión en cómic de “Sapiens” y empezaba con “21 lecciones para el siglo XXI”, estuve -aunque silenciosamente- de acuerdo con aquel otro airado cliente.

Pero con matices. El historiador conocido como Yuval Noah Harari es algo más que un simple “facha”. Tras haberlo leído con detenimiento, yo he visto algo más. Lo primero, que lo que se dice de sus teorías -en estos tiempos de noticias falsas, videos manipulados y conspiranoia variada- no está muy lejos de lo que él mismo afirma.

Efectivamente el profesor Harari insinúa hábilmente que el 99% de la Humanidad no tiene futuro alguno. Es más, que ese 99% será irrelevante, prescindible si el futuro próximo es dominado por la Inteligencia Artificial… Algo que él se esfuerza en dar por inevitable en “Homo Deus” y “21 lecciones para el siglo XXI”. Hecho comprobado, pues, como no-bulo. Tal y como gustan de hacer esas hoy ubicuas empresas de verificación conocidas también como “fact-checkers”.

¿Podríamos decir que este autor bestseller es tan sólo otro vendedor de humo que va a quedar en anécdota como el otrora famoso, por algún tiempo, Francis Fukuyama, que auguraba el fin de la Historia allá por 1992, hace 30 años?

Tal vez. Sin embargo yo creo que el profesor Harari es un síntoma más grave. Y es que este historiador parece ser el gurú de cierta organización -el Foro Económico Mundial– que en sus periódicas -y blindadas- reuniones en la ciudad suiza de Davos se vende como un grupo de sabios y presuntamente filantrópicos millonarios que quieren arreglar los problemas de un mundo -la Tierra- víctima de grandes males que exigirían grandes remedios con grandes soluciones técnicas. Cosas del “progreso”…

Por ejemplo, y siempre según el profesor Harari, invitado habitual de ese Foro, estaría inevitablemente claro que la Inteligencia Artificial arreglaría el problema eliminando a ese 99% de la Humanidad. Lógico fin ya que el profesor Harari afirma también -con mucha desenvoltura y un simplismo al parecer bien estudiado- que los derechos humanos son una mera ficción

Así pues parece que se nos habría condenado indefectiblemente a ser extinguidos en un plazo relativamente breve porque -esto es lo que insinúa el profesor Harari– estamos prisioneros en el Planeta Tierra y éste no da más de sí para su superpoblación que, en distintas escalas -de los países más pobres a los más ricos, de los estados fallidos a los exitosos- consume demasiados combustibles no renovables, demasiado plástico, demasiada carne, demasiado, en definitiva, de todo.

En esto parecen estar de acuerdo con él incluso otros intelectuales que dicen militar en el extremo político opuesto a los invitados estrella a ese gran Foro Económico Mundial, plagado de billonarios capitalistas. Es el caso del profesor Carlos Taibo que curiosamente -y no me explico el porqué- toma a Harari como documento a citar (no como fuente parcial sujeta a crítica científica) y ni siquiera considera que podríamos estar siendo -de nuevo- víctimas de un timo siniestro. Parecido al que -a pequeña escala- perpetró el sociópata Jeronimus Cornelisz en 1629 y del que hablaba yo hace un par de semanas en otro correo de la Historia.

Las conclusiones del profesor Taibo aparecen recogidas y resumidas en otro reciente libro que lleva el provocativo título de “Ecofascismo”. En él Taibo asume que, en efecto, hay demasiada gente para demasiados pocos recursos, que además serían menguantes, y, por lo tanto, un reducido número de pasajeros de la nave espacial Tierra -todo apunta a que serían los de primera clase, con billete de entrada a exclusivos foros como el de Davos– habría buscado la manera de sobrevivir arrojando por la borda -o a los hornos crematorios o similares “soluciones finales”- a los integrantes de esa sociedad industrial de masas -surgida hacia 1900– que pondrían en peligro la supervivencia de la especie humana.

En fin…  a ese respecto, el historiador que estas líneas firma, opina sobre lo dicho por los profesores Harari y Taibo, que parece que se nos está vendiendo vía bestseller de supermercado -es lo que es la Trilogía del profesor Harari– una especie de IV Reich a escala planetaria que, al contrario que el III, se nos exige no rechazar con horror -ese horror que a los humanos les produce lo inhumano y gratuitamente cruel- sino aplaudirlo desde nuestros balcones (los que todavía tengan balcón) a la 8 de la tarde (el profesor Taibo tiene en “Ecofascismo” un interesante capítulo sobre esto) pues es por el bien de la Humanidad. Bueno, al menos el “bien” de ese 1% al parecer no irrelevante ni prescindible, erigido -al parecer también- en dioses omnipotentes gracias a la Inteligencia Artificial convertida en futuro inevitable según el historiador Harari.

¿No cabe más que una heroica resignación, un humilde sacrificio de nosotros, el 99% de la Humanidad, para que ese excelso 1% de billonarios de Davos pueda sobrevivir?

No sé, ustedes verán… Yo, personalmente, en base a mi modesta experiencia como historiador, creo que tanto la Trilogía funeraria del profesor Harari, como el visto bueno que, desde la banda contraria, le daría el profesor Taibo en “Ecofascismo”, plantean presupuestos inasumibles para un ser humano racional. En primer lugar, si, como dice este último, la sociedad industrial de masas es insostenible, la solución (como también señala Taibo) no debería estar en manos de quienes se han lucrado con esa sociedad industrial de masas y ahora se reúnen en Davos para, al parecer, decretar una masacre como única solución. En buena lógica, a Izquierda y Derecha, creo que eso sería igual que confiar en consejos dados por John Dillinger o “Metralleta” Kelly como solución al crimen organizado de los años 30

En segundo lugar, creo que los colaboradores necesarios para que semejante aberración política triunfase, deberían organizarse ante ello y oponerse frontalmente, negando todo poder político y económico a quienes predican tal “solución” final. Piensen todos ellos en esto detenidamente: si se cumple lo que nos dice el profesor Yuval Noah Harari, de aquí a muy poco tiempo no se necesitarían policías ni militares (¿a ese 1% de la “primera clase” le harían falta molestos guardianes humanos que, según su teoría, consumen recursos escasos, cuando los pueden remplazar con robots dominados por algoritmos de Inteligencia Artificial?). En ese escenario profetizado como inevitable por el profesor Harari, tampoco se van a necesitar albañiles, carpinteros, ferreteros, tenderos, cajeros de supermercado (porque no va a haber supermercado alguno), ni obreros para cadenas de montaje (se acabó eso de producir en masa porque, según el Foro de Davos y su profeta Harari, no tendría que haber consumo de masas alguno, ya que el 99% de la Humanidad es no sólo prescindible sino, en definitiva, dañino para el planeta).

Tampoco harían falta en ese escenario Davosiano -por si alguien se había hecho ilusiones- periódicos, ni televisiones, ni películas, ni Hollywood. Todo ello producto de una sociedad de masas que el profesor Harari da por sentenciada.

Es decir, que las muy bien remuneradas estrellas del Periodismo y el Mundo del Espectáculo, pueden ir pensando en que, si les han dicho que tenían billete de primera para ese futuro del feliz 1% superviviente, probablemente les han colado una versión digital del timo de la estampita, porque, si nos ceñimos al relato del profesor Harari, ellos también están de más y son nocivos para el planeta como producto de esa destructiva sociedad industrial de masas. Y respecto a la “clase política” les diré otro tanto. Porque en ese escenario no es que sean prescindibles (desde los reyes a los concejales de pueblo), es que son ya completamente inútiles una vez cumplida su función. Como los “kapos” de los campos de exterminio nazis. Y ya que en eso estamos, tampoco se necesitarían historiadores. No sólo, por supuesto, los críticos -a eliminar con métodos “tradicionales” o montándoles algún escándalo artificial para alejar de sus reflexiones a las masas “prescindibles”- sino la dócil especie invitada al Foro de Davos -como un tal Yuval Noah Harari– no tanto por su ya demostrada inteligencia -en otros campos como la Historia Militar medieval– sino por decir justo aquello que esa calaña de billonarios querría oír y que se oiga…

Y cada cual que vaya añadiendo a esa lista todo lo que se le ocurra: también serían nocivos -y por lo tanto prescindibles y a eliminar- estadios de fútbol o canchas de tenis y todo Deporte de masas (si hay que eliminar a las masas ¿qué sentido tienen la Superbowl, la Liga, Wimbledon, el Grand Slam o la NBA?), Turismo, Hostelería… lo mismo -¿para qué necesitaría ese 1% el Hotel Carlton, si el Mundo y todas sus villas privadas iban a estar en sus manos?-, restauración tampoco -la Inteligencia Artificial puede sustituir a cualquier chef cordon bleu-, o cualquier forma de Arte, porque ya hay, también, Inteligencia Artificial, capaz de crear obras de Arte gratis y sin derrochar los presuntamente escasos recursos del planeta alimentando a excéntricos y revoltosos artistas humanos…

Pues hasta aquí el guion del futuro que el catedrático de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén nos ha descrito, con más o menos disimulo, en sus libros aplaudidos en el Foro de Davos.

Si no les parece justo, les daré un consejo: la próxima vez que vean a alguien organizado para hacer frente a esto no le llamen conspiranoico, ni negacionista, escúchenle, vótenle si presenta una candidatura contra esta suerte de Tecnonazismo

Eso sería lo mejor por el bien de toda la Humanidad, porque el profesor Harari quizás no quiera darse cuenta (o le han pagado para que así lo haga), pero de aplicarse aquello que él ensalza en su Trilogía, la raza humana, digna de tal nombre, la que ha evolucionado en el último millón de años, dejaría de existir como tal. Los triunfantes supervivientes de este plan de supresión del 99% de los habitantes del planeta, estarían abocados a lo que describe cierta novela de ciencia-ficción que (es curioso) el profesor Harari no menciona, pese a lo mucho que le gusta usar ejemplos de la cultura popular, como películas de Disney. Esa novela es “Fundación y Tierra”, del doctor Isaac Asimov, y a la que ya aludía yo en el correo de la Historia del 11 de enero de 2016, cuando se empezaba a hablar de estas cuestiones siniestras. Lean con atención la parte de esa novela titulada “Solaria” y saquen conclusiones respecto a si la solución a los presentes problemas, sería ese mundo de pesadilla habitado por humanos no humanos en el sentido que damos a esa palabra desde hace decenas de miles de años, servidos por Inteligencia Artificial y que tienen su número reducido a un censo de tan solo 1200 personas (por llamarles algo) para todo el planeta.

Piensen con detenimiento si ese destino final serviría de algo a alguien. Ni siquiera al 1% de amorales e irresponsables que ahora se reúnen en Davos para condenar a la misma sociedad industrial de masas que los ha hecho billonarios, diciendo que ésta es un grave peligro para el planeta y la supervivencia de esa, por ahora -que sepamos- delicada rareza cósmica que es la raza humana… Piensen en ello con calma y tranquilidad y en sobre si es una buena idea dar de lado o burlarse de los que se ha denostado como “conspiranoicos”, “negacionistas” y otros dicterios servidos por quienes, lo sepan o no, de funcionar todo al gusto de los que han puesto en alto al profesor Harari, estarían también totalmente de sobra en ese mundo futuro…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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