Ayer mismo se cumplía el 80 aniversario de la liberación de París durante la Segunda Guerra Mundial. Se culminaban así, el 25 de agosto de 1944, los sucesos iniciados el 19 de ese mismo mes y año, cuando los diversos movimientos de la Resistencia francesa se pusieron más o menos de acuerdo para dar la orden de insurrección general contra la ocupación de la capital francesa por las tropas del III Reich.
Parece, pues, este lunes una buena ocasión para hablar, otra vez, de la presencia de españoles en aquel acontecimiento. Vuelve así aquí, una vez más, la hoy ya famosa Compañía 9, integrada por españoles exiliados en Francia y en Inglaterra tras la derrota del gobierno republicano en la Guerra Civil de 1936-1939.
Para quienes siguen habitualmente las páginas del correo de la Historia, esa unidad -la Compañía 9- y su papel en la Segunda Guerra Mundial, no será precisamente algo desconocido ya que todo eso se ha desvelado en numerosos estudios históricos citados en otros correos de la Historia a lo largo de varios años.
Los que formaron esa Compañía 9, pese a su pequeño número, estuvieron implicados en acciones capitales de ese conflicto, luchando integrados en las fuerzas de la Francia Libre. Así miembros de esa compañía participaron previamente en el fallido desembarco en Narvik para privar a los nazis de los recursos esenciales que pasaban por ese puerto noruego, en batallas en el Norte de África como la de Bir Hakeim, en la liberación de París el 25 de agosto de 1944 y, finalmente, en la toma del último bastión y símbolo nazi: el Nido del Águila, la mansión de Adolf Hitler en los Alpes escenario de abundantes reuniones de la cúpula nacionalsocialista. Todos ellos, como bien se sabrá, acontecimientos con su propia película o serie de Televisión.
Y de eso, precisamente, vamos a hablar hoy aquí, en este nuevo correo de la Historia dedicado a la Compañía 9 y su papel en la liberación de París en 1944.
La compañía 9 o, en general, los españoles integrados en las fuerzas aliadas, son presencia inexistente en la mayoría de esos productos audiovisuales como la serie “Hermanos de sangre” de 2001 o la película “Narvik” de 2022.
Esa regla, como todas, tiene su excepción a esa inexistencia audiovisual de la Compañía 9. Se trata de la película “¿Arde París?”.
Es ésta una gran producción franco-estadounidense del año 1966 con un reparto de grandes actores de la época. Empezando por el recientemente desaparecido Alain Delon (que interpretaba a Jacques Chaban-Delmas, general al mando de las fuerzas gaullistas en París) y seguido por Kirk Douglas, Jean-Paul Belmondo, Yves Montand, Charles Boyer, Orson Welles, Simone Signoret, Leslie Caron… y otros nombres que son, por derecho propio, una parte gigantesca de la Historia del Cine.
La película se basaba en un libro también titulado “¿Arde París?”, de los escritores y periodistas Dominique Lapierre y Larry Collins, publicado en 1964.
Y aquí es donde empieza lo más curioso de esta Historia periodística y cinematográfica de la liberación de París el 25 de agosto de 1944.
El libro de Lapierre y Collins ha sido calificado como “novela histórica”, cosa no de extrañar teniendo en cuenta que ambos autores, trabajando a dúo, se han hecho más conocidos, precisamente, por cultivar la novela bestseller. Lo cierto es que el libro es, más bien, un detallado reportaje periodístico basado incluso en los testimonios de muchos de los protagonistas de los hechos. Incluidos los oficiales alemanes al mando y con el encargo de Hitler de volar en pedazos París si los aliados, finalmente, decidían ayudar a los insurrectos de la Resistencia. Cosa, que, tal y como se ve en el libro, y la película, dichos aliados no estaban dispuestos a llevar a cabo por razones tácticas.
En conjunto “¿Arde París?”, el libro, es una pieza digna de estudio en las facultades de Periodismo del mundo entero. Sin embargo en cuanto a ciertos detalles decepciona. Al menos visto desde esta altura de los Pirineos. Eso ocurre cuando se busca en el libro el rastro de la presencia de los españoles de la Compañía 9, en París, durante la liberación del 25 de agosto de 1944.
Y es que en las casi quinientas páginas del libro apenas se dedica un par de líneas a esos hombres y tan sólo para mencionar que en las fuerzas blindadas de la División Leclerc de la Francia Libre, había soldados de todas las procedencias. Incluidos hispanoamericanos… O un semijocoso encuentro de un grupo de españoles con un parisino donde el idioma se convierte en barrera.
De la presencia de blindados de la Compañía 9, como el “Teruel”, el “Don Quijote”, el “Guernica”… entrando en vanguardia a barrer la ocupación alemana de París, no hay la más mínima mención en el libro “¿Arde París?” del año 1964.
Sin embargo en la adaptación franco-estadounidense del libro al Cine, en 1966, se dan varios claros planos a esos blindados tripulados por españoles y a su papel en esa punta de lanza que da un vuelco decisivo a la batalla por la liberación de París.
Un curioso detalle, teniendo en cuenta que la película se estrenó en España perfectamente traducida y sin problema. Y aquí surge otra pregunta, ¿cómo es que la España franquista permitió esa más que visible presencia de españoles luchando contra los nazis -viejos aliados de ese régimen- en la gran pantalla y más teniendo en cuenta el ínfimo papel que les da el libro-reportaje del que salía esa película?
Nada puede darse por supuesto aquí, pero desde 1945, es bien sabido, que el régimen de Franco, ante la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial, empezó a volver la casaca, como si jamás hubiera existido una entrevista con Hitler en Hendaya, una visita de Himmler a San Sebastián, Burgos, Madrid, Monserrat… en 1940, o una División Azul española luchando en Rusia bajo la esvástica.
Es más: desde la constatación de la ruina económica del régimen, en 1953, y la llegada de ayuda norteamericana, quienes quedaron realmente a los mandos del régimen, comenzaron a practicar lo que se ha descrito perfectamente en el libro de Neal M. Rosendorf “Franco Sells Spain to America. Hollywood, Tourism and Public Relations as Postwar Spanish Soft Power”.
Es decir: ante la imposibilidad de sobrevivir físicamente en el mundo de la Guerra Fría, el régimen franquista había ido procurando, desde 1953, eliminar sus aspectos más escabrosos, menos propios del llamado “Mundo Libre”, llegando incluso a una especie de desnazificación (al menos de cara a la galería) que habría incluido, aparte de permitir turistas suecas en bikini y otras modernizaciones visuales, el difundir la idea, por doquier, de una España jamás alineada a favor de los nazis, sino contra los nazis.
¿Fue eso tal vez el motivo del curioso resurgir de los blindados de la Compañía 9 -el “Teruel”, el “Madrid”…- en la película “¿Arde Paris?” en 1966 cuando en 1964 Lapierre y Collins los habían hecho casi desaparecer del mapa histórico?
Hoy por hoy resulta difícil saberlo, pero no podemos perder de vista que, en 1965, aquella misma España franquista se convirtió en el más que dispuesto escenario para rodar un clásico del Cine bélico de la Segunda Guerra Mundial: “La batalla de las Ardenas” donde, otra vez con un elenco de lujo, que incluía a Henry Fonda, Charles Bronson, Telly Savalas y Pier Angeli, la España de Franco, pese a todo, colaboraba a celebrar -mutatis mutandis y por todo lo alto- la derrota de su antiguo aliado nazi…