Hace casi cuatro años, en abril de 2014, dedicaba el correo de la Historia de aquel otro lunes de Pascua a la cuestión del levantamiento de los nacionalistas irlandeses contra el poder británico, impuesto en la isla desde hacía siglos.
En esa ocasión, reconstruía aquellos hechos para quienes siguen este correo de la Historia a partir de un documento bastante extraordinario. Más concretamente las memorias de un héroe de guerra británico, Erskine Childers. Un as de la Aviación de Su Graciosa Majestad durante la Primera Guerra Mundial, que fue enviado a reforzar las tropas de ocupación del rey en aquella isla rebelde a su autoridad desde hacía tantos años.
El resultado fue un incendiario libro, publicado en el año 1921 en español, donde se denunciaba el mal papel que Gran Bretaña hacía en Irlanda. Uno que, finalmente, había dado lugar a episodios como el del Levantamiento de Pascua del año 1916.
La versión de esos hechos era nefasta, en efecto, de acuerdo a lo que contaban, en 1921, Erskine Childers y Darrell Figgis. Un colono protestante que, como Childers, acabó pasándose a las filas de los nacionalistas irlandeses y cuya Historia de Irlanda se publicó en español junto a las observaciones de Erskine Childers.
En Historia, sin embargo, como en todas las ciencias, hay que tener presentes todas las versiones de un mismo hecho para poder calibrarlo correctamente. Por eso en este nuevo lunes de Pascua, cuatro años después de ese otro de 2014, me ha parecido un momento oportuno para traer a colación la versión de esa insurrección irlandesa dada por la revista francesa “J´ai vu”.
No es la primera vez que tal publicación ha comparecido en el correo de la Historia. De hecho, ha facilitado diversas veces material gráfico muy interesante sobre la Primera Guerra Mundial. Pues esos fueron sus días de gloria, como los de muchas otras publicaciones que explotaron, a conciencia, aquella guerra. Llevándola a los hogares de los franceses ávidos de noticias y, sobre todo, de esperanzas de ver pronto vencido al archienemigo alemán en ese enfrentamiento bélico que, eso se decía, acabaría con todas las guerras.
Después, por supuesto, de aplastar a los alemanes. Tal y como los franceses habían sido enseñados a esperar y desear desde la ignominiosa derrota ante Bismarck en el año 1870…
Esa era la calidad de “J´ai vu”. Es decir, toda la que podía tener una publicación dedicada a la propaganda de guerra en favor de Francia y sus aliados. Es decir, en el año 1916, esa misma Gran Bretaña que iba a reprimir -con mano de hierro- el levantamiento del lunes de Pascua de los nacionalistas irlandeses.
“J´ai vu” dedicaba la portada de su número de 6 de mayo de 1916, al general sir John Maxwell. Ya, desde ese punto, la revista tomaba partido. No sólo al dar toda su portada a un glorioso retrato de un general británico -con uniforme de gala y cargado de todas sus medallas- sino al describir al personaje. Decía “J´ai vu” que éste caballero era quien había reprimido “l´èmeute” -es decir, el disturbio- irlandés….
Esa era, al parecer, la categoría en la que había que incluir esta revuelta del lunes de Pascua de 1916 perpetrada por los nacionalistas de aquella isla británica.
En el interior de la revista se dedicaba un muy breve, pero contundente, texto a describir ese supuesto disturbio… Ese relato tenía todos los elementos de un buen folletín de los que tanto gustaban en la época y era un perfecto ejemplo de cómo funcionaba este tipo de prensa en medio de una verdadera guerra de exterminio. Como lo fue la primera mundial.
En efecto, en las páginas 290 y 291 (que equivalían a las dos primeras de ese número de la revista) se decía que había fracasado el movimiento revolucionario (a ese punto ascendía ya lo que en portada sólo era un disturbio) promovido por los alemanes en Irlanda.
El principal fautor de la operación había sido un traidor, sir Roger Casement, que, según “J´ai vu”, esperaba en esos momentos su juicio en la Torre de Londres. Este caballero británico había organizado un desembarco de armas y municiones traídos hasta la Bahía de Tralee por un buque -descrito por la revista como “filibustero”- con la protección de un submarino alemán. La operación, según “J´ai vu”, había fracasado con el resultado de que armas y municiones no habían llegado a manos de los revolucionarios irlandeses y sir Roger Casement había dado con sus huesos en una de las más famosas prisiones de estado inglesas…
De ahí se había seguido que todos los irlandeses (esa era la palabra que emplea “J´ai vu”, todos) habían rechazado la insurrección. Todos, salvo los que esta revista describía como “algunos rebeldes de la secta de los ‘Sinn Feinners’” que, en realidad habían sido desautorizados por sir Edward Carson y sir John Redmond. Este último presentado en el material gráfico adjunto al artículo, como el popular jefe del partido nacionalista irlandés, aclamado por las multitudes en Dublín.
Esto, y poco más, contaba “J´ai vu” en aquellos días posteriores al Levantamiento de Pascua. Tan heroico para los actuales nacionalistas irlandeses y tan denostado (como hemos visto) por esta publicación aliada de los británicos.
Las imágenes y el texto de esta noticia a doble página, eran convenientemente tranquilizadores para quienes -como los franceses de 1916- esperaban la victoria de Gran Bretaña en todos los frentes. Incluido el irlandés.
Así, “J´ai vu” ofrecía a sus lectores un dibujo del buque filibustero que portaba armas y municiones hundiéndose y un par de fotos de irlandeses fenianos convenientemente ridiculizados. Concretamente una mujer cuidando de un montón de críos y en especial del último que había tenido (reduciendo así a los irlandeses rebeldes a la categoría de gentes pobres e ignorantes) y un supuesto “sinn feiner” transportando bombas en un burro de aspecto tan famélico como su dueño.
Por lo demás, la noticia escrita se cerraba señalando que los irlandeses, en su mayoría, seguían apoyando la causa británica en Europa. Había 250.000 luchando en las trincheras junto a los que la revista describe como “sus camaradas ingleses y escoceses”. Para ser aún más precisa en su información, la redacción de “J´ai vu” señalaba que ese contingente irlandés, apoyado por los Royal Fusiliers, acababa de rechazar siete ataques alemanes en el sector de Saint-Éloi…
Todo esto, en su conjunto, nos ofrece un documento extraordinario sobre cómo determinados puntos de vista políticos de la época interpretaban el hoy famoso Levantamiento de Pascua.
Evidentemente, se trata de la otra cara de la moneda de ese relato glorioso que la actual República de Éire ha incorporado a su memoria colectiva.
En suma, esas dos versiones de un mismo hecho, nos ofrecen toda una lección de Historia, sobre el lugar donde puede encontrarse la verdad histórica. Que en este caso del Levantamiento de Pascua, debe ser en algún punto intermedio entre el relato propagandístico de los nacionalistas irlandeses y el igualmente propagandístico de los aliados franceses de Gran Bretaña durante la “Gran Guerra” contra un enemigo común. La Alemania del II Reich a la que parte de los nacionalistas irlandeses -no todos- se habían vuelto en busca de ayuda durante el lunes de Pascua de hace 102 años.