Por Carlos Rilova Jericó
Si ayer era urgente hablar en este correo de la Historia de la bastante zafia disputa intelectual sobre la Leyenda Negra española (que empieza a entrar en momentos álgidos), hoy, martes 3 de septiembre de 2019, es también imprescindible escribir algunas páginas más en el correo de la Historia sobre acontecimientos que tendrán lugar dentro de pocos días.
En efecto, esta semana quienes estén en San Sebastián por el motivo que sea -pasar allí su quincena de vacaciones, casualidad, vecindad habitual…- tienen una nueva cita con la Historia de esa ciudad ante la que, como Stalingrado en 1942, se jugó -ahora hace trescientos años- el destino del Mundo para los siguientes setenta años del siglo que llaman “Ilustrado”.
En efecto, este próximo jueves 5 de septiembre el académico de número de la Real Academia Matritense de Heráldica y miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia, Iñaki Garrido Yerobi, impartirá una conferencia en el salón de actos de la Biblioteca Koldo Mitxelena Kulturunea. Más o menos en el mismo lugar en el que ahora hace trescientos años todavía estaban los restos de las baterías del Ejército del mariscal duque de Berwick, que apenas dos semanas antes habían rendido la última plaza fuerte guipuzcoana (es decir: San Sebastián) y con ella al resto de esa provincia que, desde entonces y hasta finales de 1721, pasaba a convertirse en una provincia más de los dominios de un rey -Luis XV- que encarnó perfectamente -en lo malo y en lo bueno- a ese Siglo de las Luces.
La conferencia -parte de un largo ciclo iniciado en marzo de este año tricentenario- tratará sobre los guipuzcoanos que tuvieron en su mano aquella grave responsabilidad de defender primero y luego aceptar la rendición de su territorio y la entrega del mismo a los representantes de Luis XV.
Es un tema en el que el conferenciante es especialista, pues ha dedicado gran parte de sus trabajos como historiador a la Genealogía. Es decir, a reconstruir la trayectoria histórica de familias eminentes. Justo aquellas de las que procedían personas como Felipe de Aguirre, el secretario de las autoridades forales guipuzcoanas en esos días en los que la línea del frente decisiva pasaba por aquellas latitudes que él, junto con otros eminentes personajes, tenía la responsabilidad de gobernar.
Bien en tiempos de paz en los que su cargo de secretario provincial era un alto y remunerador honor, bien en tiempos de guerra como los que vivió desde enero de 1719. Unos momentos en los que las cosas no eran precisamente agradables y el peso de la responsabilidad aumentaba sin cesar, amenazando con arrollar a quienes, como Felipe de Aguirre, cargaban con ese fardo político.
Desde ese sitial, Felipe de Aguirre tuvo que mantener la cohesión y coherencia de las instituciones provinciales que representaba en el más alto grado. Itinerando por toda una provincia llena de soldados de línea, de milicias vecinales, de carros de bagaje, de piezas de Artillería desplazándose de un lado a otro de la provincia para evitar el desastre final, enfrentándose incluso a guipuzcoanos amotinados que se negaban a colaborar con ese esfuerzo bélico…
De ello se hablará este jueves en la Biblioteca Koldo Mitxelena, institución mantenida por la heredera directa de la misma Diputación que Felipe de Aguirre tuvo que representar ahora hace trescientos años, intercambiando rápida correspondencia con sus colegas de las instituciones forales guipuzcoanas. O con las autoridades militares que trataban de detener la invasión y la caída, como un verdadero castillo de naipes, de los nudos de resistencia guipuzcoanos.
Es decir, fortalezas como la de la ciudad hoy conocida como Hondarribia o la propia San Sebastián que resistirá galantemente à outrance, abatiendo los pabellones y capitulando sólo cuando ya se supo que la corte de Madrid -desplazada en esos momentos a las cercanías de Pamplona- había dado por perdida esa partida histórica y consentía en que la provincia se entregase a las fuerzas de ocupación que la iban a convertir -durante casi dos años- en provincia de la Francia dieciochesca.
En medio de ese huracán bélico y político aparecerán otros nombres de guipuzcoanos cuyas vidas importaron en esos momentos, aparte de la del secretario Felipe de Aguirre, que tuvo que ir levantando acta minuciosamente de todo lo que ocurría e impartir órdenes para evitar que el frente se desplomase y pasase lo que nunca había pasado desde el año 1200 en adelante. Es decir, que el territorio guipuzcoano tuviese otro rey que no fuera el de Castilla…
Entre esos nombres destaca el de Francisco José de Emparan, por supuesto. Un mariscal de campo guipuzcoano menos conocido que el célebre Gaspar de Jauregui pero que, como comprobarán quienes acudan a la cita de este jueves 5 de septiembre, resulta tan interesante como el famoso “Pastor”. Y debería ser más aludido cuando se hablé de esa particular “guerra de los encajes”, llena de galanterías y cortesías, que se luchó en la mayor parte de los numerosos frentes de las también numerosas guerras del siglo XVIII…
Tanto Felipe de Aguirre como Francisco José de Emparan (como otros nombres que aparecerán también en la conferencia de este jueves 5 de septiembre) son, en efecto, elementos esenciales para conocer lo que ocurrió, ahora hace trescientos años, en territorio guipuzcoano.
Y eso, a su vez, los convierte en elementos esenciales para conocer un siglo tan decisivo para nuestra propia época como lo fue el XVIII.
Sin sus acciones durante 1719 y, sobre todo, inmediatamente después del verano de ese año, las cosas podrían haber variado bastante en la Historia general de Europa.
Por ejemplo, de haber tenido éxito, la España dieciochesca podría haber asumido el papel de principal potencia europea, casi como en tiempos del emperador Carlos V. O bien, de haber actuado de otro modo tras la rendición y ocupación del territorio guipuzcoano a partir de agosto de 1719, puede que hubiesen alterado, de manera drástica, las relaciones entre las cortes de Versalles y Madrid haciendo así difícil -¿o tal vez imposible?- la reconstitución de la alianza entre esas dos ramas de la dinastía Borbón. Impidiendo así que se formase el formidable conglomerado bélico, político, económico… hispano-francés que marcó la dirección de muchos acontecimientos trascendentes del Siglo de las Luces. Como, por ejemplo, la independencia de los actuales Estados Unidos…
Todo ello, como verán, son motivos más que suficientes para pasarse este jueves 5 de septiembre, a las 19:00, por el salón de actos de una biblioteca -el Koldo Mitxelena Kulturunea- que se levanta sobre el lugar donde ahora hace trescientos años soldados de casaca gris o blanca, con escarapela azul o roja en sus sombreros de tres picos, milicias vecinales o personajes eminentes como el secretario provincial Felipe de Aguirre, tejieron importantes retazos de la Historia europea…