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Carlos Rilova

El correo de la historia

Un número extra. La memoria frágil y la Historia reciente. Donald Trump y la OMS

Por Carlos Rilova Jericó

Recuerdo la primera vez que me dijeron que Donald Trump podría, realmente, ganar las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. No di crédito. Quien lo hizo, señaló que tenía familia en uno de los estados centrales de ese país -la zona del Medio Oeste donde, en efecto, hay importantes colonias de emigrados vascos- y que allí pensaban que Trump era su única esperanza frente a cierta clase política que en Europa llamaríamos Izquierda o “Gauche caviar”. O de manera más agreste “pijiprogres”. Una gente, en resumen, que mi padre solía describir, con sobrada ironía, como “comunistas con mayordomo”.

El perfil seguro que les resulta claramente identificable. Gentes que aseguran estar con el “pueblo”, con la España que madruga, pero que gastan, por ejemplo, relojes de primera marca valorados en una cantidad muchas veces superior a los sueldos de esos españoles que madrugan porque, ¿qué sería la vida sin un poco de lujo y sofisticación?

Bien, pues parece ser que es así, por el voto contra gente como ésta, como ganó las elecciones Donald Trump. El ogro derechista, el que iba a mandar al mundo entero al garete con estúpidas fanfarronadas. Sí, así fue. Para espanto de muchos y, en especial, de quienes llevan una ejemplar vida progresista -pero con sueldos que se cuentan en muchos miles de euros mensuales- cumpliendo casi religiosamente con lo que les dictan los libros de estilo de elegantes y también caras revistas. Esas a las que, por su volumen, se diría que les importa bastante poco elogiar a Greta Thunberg arrasando, para ello, unas cuantas hectáreas de bosques amazónicos. O escandinavos, que también se saca de allí papel para ellas.

Bien, el caso es que jamás creí que escribiría artículo alguno para defender nada que hubiera hecho Donald Trump. Pero hoy lo voy a hacer. Porque es justo y profesionalmente honesto. Porque es lo que debe hacer un historiador que se ha ido especializando en el sector del Tiempo Presente y que cada día se queda más asombrado ante lo que le echan encima de la mesa de su sala de estar, o en la pantalla de su ordenador, determinados periodistas y Medios de Comunicación.

La polémica en esos medios -verdaderamente furibunda- esta vez ha surgido por la decisión de Donald Trump de señalar a la OMS, la Organización Mundial de la Salud, como el principal culpable de la epidemia mundial que ahora estamos sufriendo y que nos ha llevado a un escenario de pesadilla.

He leído o me han pasado muchas noticias sobre esa decisión. “El País” y “The Guardian”, la BBC…, han polemizado agriamente en torno a la sanción que el presidente Trump ha impuesto a la OMS, retirándole los fondos que Estados Unidos le facilitaba para su sostenimiento. Es evidente que esa medida ha tenido su eco, pero esos medios, en conjunto, daban una de cal y otra de arena. Así a la OMS le pegaban tan sólo unos suaves palmetazos en la mano por su mala gestión de la crisis. Pero desde el cariño, por así decir. A Donald Trump, en cambio, volvían a pintarlo como el ogro derechista irresponsable que siempre fue. El energúmeno que en plena crisis sanitaria mundial no ha tenido mejor idea que retirar fondos a la organización médica que, precisamente, es la que nos estaría salvando de morir a todos, la bendita OMS…

Bien, es aquí donde todos mis engranajes intelectuales han chirriado. Perdón, pero creo no haber leído, oído, visto… bien… ¿Se pretende en esos medios, o en flamantes magazines matinales, de tarde o dominicales, decir que la OMS ha cometido tan sólo algún que otro “pequeño error” en esta cuestión de la epidemia del coronavirus? ¿Que tal “pequeño error” no justifica el quitarles el dinero que reciben de Estados Unidos? ¿Que eso de que la OMS es “Chinocéntrica” es otra tontería más sacada de la imaginación del antiguo magnate neoyorquino conocido como Donald Trump?

Para responder tales preguntas vamos a tener que adentrarnos en el terreno de los hechos, que no de los bulos hoy tan temidos por ese Gobierno de España que sigue matando moscas a cañonazos, por si acaso. Es decir, vamos a tener que adentrarnos en el terreno que corresponde a la ciencia a la que está dedicada esta página: la Historia.

En este caso vamos a investigar la Historia del Tiempo Presente. Es decir, la más reciente, la que apenas tiene unos pocos años o décadas. Vamos así a retrotraernos al año 1948 y desde ahí iremos avanzando hasta la actualidad, hasta el nefasto año 2020 donde la OMS ya ha ido más lejos de lo que se podía ir en materia de incompetencia -y habrá que ver en qué más terrenos- haciéndola acreedora a ser llevada a los tribunales internacionales. Como mínimo.

Fue en 1948 cuando, dentro del programa de mejoras que querían implantar los vencedores de la II Guerra Mundial, surgió esa organización que tenía como objetivo velar por el bienestar y la salud de millones de personas. Todo ello en el marco de la Organización de las Naciones Unidas, denominación que procedía del nombre que se dieron a sí mismas las potencias que luchaban contra el Fascismo y que pervivió luego cuando dicha organización, la ONU, se oficializó de la forma en que la conocemos hoy día. Con su sede en Nueva York, su parlamento planetario en dicha sede, etcétera…

Ya saben que la cosa funcionó, y ha funcionado, medio regular. Bien se vio, por ejemplo, durante la última guerra balcánica en los años 90 del siglo XX, cuando finalmente las fuerzas de interposición de la ONU tuvieron que ser asistidas por Estados Unidos y la OTAN para poder detener las matanzas de los neofascistas serbios y croatas a los que no les importó, siquiera, pasear por la Prensa internacional sus nuevos y flamantes métodos y campos de exterminio para enemigos de la raza eslava…

El caos en el Cuerno de África, impactantemente reflejado por la película “Black Hawk derribado” -basada en hechos estrictamente históricos- también demostró los cortos alcances del Ejército internacional puesto a las órdenes de la ONU para evitar conflictos como los que sufrieron -por esas fechas que refleja la película- Etiopía, Eritrea… De allí, de ese caos, por cierto, emergió el actual secretario general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, que ostentó cargos diversos en distintos gobiernos propulsados -en medio del caos bélico que ha devastado esa zona- por organizaciones guerrilleras de filiación comunista…

Como ven, los miembros de la OMS tienen un pasado interesante. Uno que, según se ha documentado, puede ser más o menos determinante sobre su actividad presente. En efecto, según la Revista Biomédica de Corea del Sur, ese habría sido el caso del doctor Adhanom, que, antes de que Trump dijera nada, se habría mostrado ya excesiva, incluso sospechosamente, “chinocéntrico”. Les dejo el enlace a tan interesante artículo para que lo paladeen quienes leen inglés y saquen de él las oportunas conclusiones. http://www.koreabiomed.com/news/articleView.html?idxno=7671

Pero profundicemos más en el caso de la OMS y el presunto desamparo en el que la dejaría hoy la decisión de Donald Trump. Deben saber que las fuentes de financiación de la OMS, por extraño (o inquietante) que les pueda parecer, no proceden sólo de gobiernos miembros de la ONU como Estados Unidos. Ni mucho menos. En el año 2016, por ejemplo, una de las principales empresas farmacéuticas estadounidenses, Gilead Sciences, firmó un acuerdo de colaboración para proveer a la OMS de 20 millones de dólares y otras regalías como donación de medicamentos. Así pues, ya ven que la organización presidida por el doctor Adhanom, tiene dónde encontrar dinero para sus actividades. Por ejemplo entre empresas con unos intereses que, por pura lógica empresarial, buscan tan sólo engrosar su propia cuenta de beneficios…

A quienes les gusten las conspiranoias sin duda también les parecerá interesante notar que el nombre de esa empresa farmacéutica tan comprensiva con la OMS -al igual que la Fundación Bill y Melinda Gates– es el mismo que el que recibe el estado fascista de la hoy exitosa serie “El cuento de la criada”. Esa República de Gilead donde todo está prohibido y sometido a un patriarcado policial en nombre de la salvación de la Humanidad… Lo que son las casualidades, ¿verdad?

Pero dejemos la ironía que no hace ahora al caso, pues la cosa no se detiene ahí con respecto a la más que dudosa praxis de la OMS que, sólo para empezar, ha cosechado como fruto amargo la decisión de Donald Trump de retirada de fondos. Retrocedamos hasta 2010. En 24 de enero de ese año la revista “XLSemanal” publicó un reportaje firmado por Carlos Manuel Sánchez en el que se recogían -entre otros algo más cuestionables- datos verdaderamente interesantes sobre un médico llamado Albert Osterhaus.

La carrera de dicho médico -holandés de nacionalidad- es no menos interesante que la de muchas personas ayer y hoy integradas en la OMS, como su actual secretario general. En efecto, el doctor Osterhaus, según la magnífica recopilación realizada por Carlos Manuel Sánchez, fue asesor y consejero de dicha organización. Al menos desde el año 2003. Curiosamente siempre ha estado, como reflejaba dicho reportaje, en el ojo del huracán de todas las gripes habidas y por haber en el Mundo. Todas ellas convenientemente anunciadas a bombo y platillo por diversos Medios de Comunicación, que parecen haber disfrutado (o tal vez cobrado extra) extendiendo el pánico. Uno que ahora se ha inflado más que nunca, por cierto, con esta nueva epidemia que, como vemos, está matando muy en serio. Aunque aún, por fortuna, no ha superado el medio millón de víctimas a nivel mundial -de hecho 690.000 según cifras de la propia OMS– que causa, todos los años, la gripe estacional.

Pero el currículum del doctor Osterhaus no se detiene ahí. Les reproduzco a continuación lo que Carlos Manuel Sánchez recogía en su reportaje de enero de 2010 sobre las dudosas prácticas de este consejero y asesor de la OMS, que parecía fabricar las epidemias y las vacunas casi simultáneamente. Lean sin pasar por las hemerotecas hoy por hoy férreamente clausuradas. Carlos Manuel Sánchez nos decía lo siguiente sobre el eximio doctor Osterhaus, asesor, insisto, de la OMS: “La reputación de Osterhaus comenzó a tambalearse cuando un reportaje de la televisión pública holandesa VPRO, y del que se hizo eco la revista Science, destapó que es el accionista mayoritario de ViroClinics, una empresa biotecnológica contratada por el gigante farmacéutico GSK para investigar la vacuna de la nueva gripe. Presuntamente, se pudo beneficiar de la venta de los 34 millones de dosis encargadas por el Ministerio de Sanidad holandés, cuyo titular, Ab Klink, es amigo personal de Osterhaus”.

Bien, podríamos seguir así páginas y más páginas, pero quizás ya me he extendido demasiado. Saquen ahora sus propias conclusiones sobre qué fiabilidad puede tener una organización encargada de velar por la salud pública que se ha puesto en manos de tan  controvertidos médicos de los que, curiosamente, hoy por hoy, nada sabemos.

En efecto, sería interesante que esos magazines y periodistas tan ideológica -que no racionalmente- airados contra Donald Trump, dieran con el más que cuestionado e investigado doctor Osterhaus, lo entrevistasen, nos contasen dónde estuvo entre 2018 y la actualidad… Y es que esa fecha del año 2018 es verdaderamente interesante para la futura Historia de este año de la Pandemia.

Fue entonces cuando la revista INFOBAE entrevistó al doctor Osterhaus, el 9 de marzo de 2018. Según Belén Filgueira, autora del reportaje, él aseguraba ahora hace dos años -en el aniversario de la mal llamada Gripe Española de 1918- que estaba investigando cómo hacer frente a otra de sus ya habituales profecías. Esta vez, decía el doctor Osterhaus, lo que se nos vendría encima sería una pandemia de características gripales en la que -oh curiosa coincidencia- las campañas de test masivos y vacunación -también masiva- resultarían esenciales… Lo que son las casualidades, ¿verdad?

Bien, pues ahí quedan los hechos que podrán comprobar ustedes mismos a través de Internet o de las hemerotecas. Al menos cuando vuelvan a abrir. Saquen de ellos sus propias conclusiones sobre qué fiabilidad puede tener una organización como la OMS con semejante pasado reciente. Piensen, a partir de ahí, si ha sido acertada o no la decisión de Donald Trump de retirarle sus fondos. Piensen, a partir de ahí, si España tiene que seguir financiando a semejante organización o hacer caso ciega y equivocadamente de lo que le diga, sin oír primero a especialistas independientes de ella. Piensen qué fiabilidad pueden tener entonces las draconianas medidas adoptadas por un gobierno como el que todavía es el actual de España, que ha jurado y perjurado seguir al pie de la letra todo lo que le ha ordenado hacer la OMS. Incluso colapsar la economía española. O suprimir derechos fundamentales, desatar un régimen policíaco que va a inundar de demandas de abuso policial los juzgados españoles en cuanto reabran…

Todo eso, y más, que pondría en cuestión hasta nuestra pertenencia a la Unión Europea, sin haber conseguido frenar una cifra de muertes por la epidemia que podría oscilar entre las más de 25.000 oficiales a fecha de hoy y más de 30.000 hasta que la epidemia quedase frenada. Todo ello, en efecto, después de haber seguido los consejos de la OMS y haber recibido cálidas felicitaciones por parte de dicha organización por haber obedecido sus directrices sin rechistar, sin pensarlo dos veces.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


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