Austria, el aprendiz de brujo Adolf Hitler y “El tercer hombre” | El correo de la historia >

Blogs

Carlos Rilova

El correo de la historia

Austria, el aprendiz de brujo Adolf Hitler y “El tercer hombre”

Por Carlos Rilova Jericó

El escritor norteamericano Norman Spinrad se hacía una serie de preguntas inquietantes en la introducción que, allá por 1986, regaló a un volumen colectivo de relatos con un título no menos inquietante: “Hitler victorioso”.

Como ya habrán adivinado, dicho libro recogía relatos ucrónicos en los que se desarrollaba una realidad histórica alternativa de la que ya hemos hablado en anteriores correos de la Historia. Es decir, la de que la Segunda Guerra Mundial acababa en una victoria del Tercer Reich.

Esas preguntas de Spinrad, autor de una de las ucronías más impactantes sobre Hitler -“El sueño de hierro”-, se interrogaban sobre cómo era posible que nuestra sociedad actual, victoriosa sobre Hitler y sus designios genocidas y liberticidas, no pudiera quitarse de la cabeza a aquel régimen perverso en su propia esencia.

La respuesta que Spinrad se daba en ese texto era de lo más cabal. Tanto que la podía firmar cualquier historiador. Spinrad, en efecto, abundaba sobre las causas económicas y políticas que hicieron -en la destrozada Alemania de 1933- sonar como razonable cualquier cosa que dijera aquel antiguo cabo del Ejército alemán.

No sólo eso, Spinrad iba al núcleo del asunto indicando que Hitler se supo rodear de toda un aura mística, presentándose como un nuevo Carlomagno, un héroe mesiánico, revestido con toda la magnificencia de la Edad Media alemana idealizada -la de los cuentos que aún consumen nuestros niños vía Disney- envuelta en los apabullantes compases de la música de Richard Wagner…

Spinrad iba aún más lejos y señalaba que Hitler supo jugar muy bien con toda la fascinación que causan efectos visuales y sonoros como esos, apelando a los más bajos y menos constructivos instintos del ser humano. Esos que le hacen creer que él o ella van a ser llamados a la mesa de los poderosos para repartirse el Mundo y reinar conjuntamente sobre él como amos absolutos…

Es difícil, desde luego, enmendar la plana a tales argumentos tan bien trabados por un escritor que, en efecto, supo llegar al corazón de las tinieblas nazis y las razones por las cuales sigue fascinando muchos años después de que, afortunadamente, acabase “todo aquello”.

Sin embargo, sigue causando asombro que Hitler fascine tanto tiempo después de que todo su juego quedase al descubierto. Eso, quizás, hace interesante para el historiador volver a dedicarle algo de tiempo para explicar -por enésima vez- en qué acabó toda aquella parafernalia que, como dice Norman Spinrad, tanto nos cuesta exorcizar y apartar de nuestra imaginación.

Hitler, en efecto, es algo similar a los monstruos marinos que, como estrategia de venta, los fabricantes de mapas en la Europa de los siglos XVI y XVII incluían en sus obras. Un ser grotesco rodeado de un aura de misterio que, como un canto de sirena, atrae rápidamente la imaginación de los seres humanos, siempre necesitados de divagar en torno a cosas maravillosas y misteriosas, más allá de lo racional. Como bien sabe la millonaria industria del ocio audiovisual que de eso vive -y muy bien- hasta hoy mismo

Hay innumerables libros sobre Hitler que lo explican y que van desde asépticas biografías como la del historiador Ian Kershaw y otras más descaradas, como “La vida fantástica de Hitler”  del italiano Giulio Richezza, hasta libros aptos como candidatos para programas tipo “Cuarto Milenio” y otros terrenos paranormales. Es el caso, por ejemplo, de “Hitler: la conspiración de las tinieblas”, donde el dictador alemán histórico es descrito por Trevor Ravenscroft entre cuestiones tan poco científicas como la comunicación post mortem entre el general Von Moltke y su esposa, a la que el estratega alemán de la Primera Guerra Mundial habría revelado el futuro de Alemania hasta 1945…

Asuntos que, sin embargo, se han tomado muy en serio investigadoras muy serias, como la canadiense Heather Pringle. Y por muy buenas razones, porque todas esas cuestiones paranormales y místicas -aunque a nosotros no nos lo parezca- eran asunto capital para Hitler y su círculo de poder inmediato. Eso es lo que Pringle explica, con todo rigor científico, en “El plan maestro. Arqueología fantástica al servicio del régimen nazi”: la formación y desarrollo de la Ahnenerbe, una sociedad científica -al menos para los nazis- dirigida por Himmler y destinada a indagar por medio mundo sobre restos de la raza aria primigenia y la búsqueda de objetos místicos de poder…

Seguro que esto les suena de películas como “En busca del arca perdida” donde el rey Midas de Hollywood, Steven Spielberg, dramatizaba todo ese asunto con las licencias permitidas al llamado “Cine de aventuras”. De hecho, el que se metiera de rondón en la película un arqueólogo de apellido Ravenwood, probablemente estuvo relacionado con que el joven Spielberg leyó en su día a Trevor Ravenscroft y su “Hitler: la conspiración de las tinieblas”, que, en realidad, y por muy buenas razones, llevaba como título original “The spear of destiny” (es decir, en español, “La lanza del destino”). Desde luego la trama de “En busca del arca perdida” es totalmente coherente con lo que Ravenscroft y ese libro superventas suyo contaban -entre arrebato místico y arrebato místico- sobre hechos históricos constatados. Como la obsesión, totalmente real, de Adolf Hitler por volver triunfante a su Austria natal y hacerse allí con esa famosa “Lanza del Destino” que él había visto en 1909. Cuando era un paria que se arrastraba por las calles de la aún brillante Viena anterior a la Primera Guerra Mundial…

Sí, así fue. Apenas el “Anschluss” (la unión de Austria y Alemania) se consumó en 1938, Adolf Hitler reclamó la posesión de la lanza del destino que durante siglos había residido en una iglesia de Núremberg… la ciudad alemana convertida en Meca del Nazismo. Hitler consideraba, como muchos alemanes, que los Habsburgo -para él una lacra histórica especialmente desde 1918- se habían hecho con ella ilegítimamente durante las guerras napoleónicas para evitar que el emperador francés se apoderase de tan apreciado talismán que, según todos los indicios, aseguraba el imperio sobre el Mundo a quien la tuviera. Ya fuera el sacro romano-germánico emperador, el austriaco o… el nuevo Führer germánico.

Bien, pues ya saben cómo acabó aquello. Quien haya visto la película “El tercer hombre” necesita poco más para hacerse una idea. La lanza del destino no sirvió de nada en ese supuesto negocio de querer controlar el Mundo entero, Hitler acabó volándose la tapa de los sesos o -según otras versiones menos oficiales- se dio a la fuga y acabó sus días en el fondo de una selva brasileña y la “Gran Alemania”, Austria incluida, era en 1945, un campo de ruinas y miseria que sólo se levantó con la restauración de una sociedad democrática y abierta…

Sin duda este corolario tras un viaje por tan alambicados vericuetos histórico-místicos, debería hacernos reflexionar sobre cómo es posible que todavía haya personas que crean en tales talismanes y en planes de conquista mundial con o sin ellos en mano. Y aun más, como es posible que haya masas que todavía se dejen fascinar por tales cosas que la Historia demuestra, una y otra vez, no sirven de nada. Y menos en manos de auténticos chiflados. Como Hitler. A los que ni siquiera sirvió de algo todo el poder, mucho más racional, de la tecnología punta alemana y los recursos de una Europa sometida pero que ardía en continuos -y muy lógicos- focos de resistencia que, finalmente, sin lanza del destino alguna, se alzaron con la victoria…

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


febrero 2021
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728