Por Carlos Rilova Jericó
Decía hace unos cuantos correos de la Historia que prefería no dedicar mucho espacio a la cuestión de la Guerra de Ucrania, pese a que tiene a sus espaldas una Historia tan interesante como densa.
Sin embargo la decisión del presidente ruso Vladímir Putin de obligar a la UE, entre otros, a pagar el gas y el petróleo ruso en rublos es ya una cuestión de eso que llamamos Historia del Tiempo Presente muy difícil de dejar para otro día.
De hecho, es una auténtica bicoca en términos de tema para tratar en una página dedicada a la Historia como lo es ésta. Hablemos de ello pues, porque, sin duda, es un tema que interesa a quienquiera obtener conocimientos útiles merced a esta sufrida ciencia que es la Historia.
En principio, la decisión del premier ruso Vladímir Putin, nos puede parecer, sin más, otra perversidad bélica de Moscú si nos limitamos a la siempre apresurada, y menos reflexiva, noticia proyectada por telediarios o magazines con música de película de catástrofes de fondo que no parecen tener otro fin que informar -antes que los demás- de lo que se supone que esta ocurriendo. O caer incluso en pésimas (y algo estomagantes) imitaciones (otra vez) de la propaganda aliada de la Segunda Guerra Mundial (por ejemplo diciéndonos que Putin nos hace el honor de ir en el asiento del copiloto de nuestros coches si viajamos solos).
A decir verdad, las cosas son algo más complejas y por ello más interesantes. Al menos para las personas adultas interesadas en informarse bien y en tener un conocimiento preciso de la marcha de los asuntos del Mundo. Algo que -habrá que insistir en ello- queda más claro si echamos la vista atrás y comprendemos todo lo que está pasando ahora si lo vemos en todo su desarrollo histórico.
Empecemos por releer algunos periódicos de eso que llaman la “prensa salmón”. Es decir, la que, como el “The Wall Street Journal”, se dedica a informar sobre cuestiones de Economía. Es un viaje corto en el tiempo. Hasta un artículo escrito por Víctor Relaño en “Capital Madrid”, periódico que se subtitula “Diario de información empresarial y financiera”, fundado en el año 2004 y que puede recuperarse a través de este enlace https://www.capitalmadrid.com/2021/6/9/59769/putin-amaga-con-el-destierro-del-dolar-entre-los-medios-de-pago.html.
La fecha de este artículo, unida a su temática, nos ofrece un primer rayo de luz entre el denso y negro humo que sigue emergiendo desde el Este de Europa. La fecha, en concreto, es 9 de junio de 2021. Es decir, de cuando apenas siquiera se planteaba, a pie de calle, que -como dijo una alta autoridad de la OTAN- volviera a haber una guerra en Europa… El contenido del artículo es realmente interesante teniendo en cuenta esas circunstancias. Relaño decía en él, con un acerado análisis económico, sin las habituales estridencias tan inútiles como innecesarias, que Vladímir Putin ya quería en esa fecha -junio de 2021- eliminar al dólar estadounidense como moneda de referencia para el fondo de pensiones rusas y, oh sorpresa, los pagos a cambio de gas y petróleo ruso… Es decir, que meses antes de que el público siquiera imaginase la actual situación de guerra en y por Ucrania, el presidente ruso ya había planteado lo que esa misma guerra parece haberle llevado a hacer ahora mismo.
Si seguimos espigando en Prensa dedicada a temas de análisis financiero y geoestratégico, las sorpresas continúan. Sin salir de la esfera digital recurramos a una publicación titulada “Global Intelligence”, que se presenta como boletín de un “servicio de inteligencia privado” y cuenta con las bendiciones del Ministerio del Interior español. En un artículo publicado en 14 de mayo de 2019 por uno de sus redactores, Antonio Manuel, que se presenta como “Analista y Consultor Senior de Inteligencia y Seguridad”, nos habla más o menos de lo mismo: Rusia estaba buscando ya desde esa fecha -anterior en casi tres años a la actual Guerra de Ucrania- el modo de zafarse del famoso petrodólar. Es decir, del mecanismo que obliga a nivel mundial a pagar las transacciones de materias primas fundamentales -como el gas y el petróleo- en dólares.
Algo que, como nos dice este analista de “Global Intelligence”, es la clave del poder hegemónico de Estados Unidos. País al que le importaría más controlar la moneda en la que se paga lo que mueve el Mundo, que los mismos yacimientos de esas materias primas fundamentales…
Cuestión que se entiende mejor -añadiré yo desde aquí- si recurrimos a la Historia de nuevo. Esta vez una parte de ella que cae algo más lejos en el Tiempo. El analista de “Global Intelligence” nos da alguna clave. Nos habla del año 1973. Es en esa fecha en la que se empieza a aplicar esa doctrina económica que -añado yo- en realidad sólo replicaba lo que ya está en los libros de Historia pero rara vez se reconoce. Es decir, que las potencias con extensas redes de poder global -inauguradas con esas exploraciones mundiales a cuenta de España que este año cumplen 500 años- tratan de controlar una moneda de referencia para asegurar ese poder. Como fue el caso del dólar de plata español. Algo que reflejaba magistralmente el historiador Carlo Maria Cipolla (muy aludido en estos correos de la Historia) en su libro “La odisea de la plata española” con el provocativo subtítulo de “Conquistadores, piratas y mercaderes”…
La política del petrodólar sería, en realidad, un calco más hábil aún de esa política española que mantuvo un poderío global de esa nación durante nada menos que trescientos años…
Ahora, sin embargo, ese mecanismo del petrodólar precipitado por la Guerra de Yom Kipur en 1973 -y que ha mediatizado y dirigido nuestras vidas desde entonces- parece estar viniéndose abajo por una sucesión de acontecimientos que tienen como centro esa incierta Guerra de Ucrania.
No deja de tener su interés, desde luego, que hoy esa crisis del petróleo de 1973 -un venerable hecho como para ser ya Historia- parezca a punto de desmoronarse y dar paso a una nueva era histórica mediatizada por otros elementos. Por ejemplo una Europa unida desde los Urales hasta Lisboa que replantee muchas cosas que hasta ahora, y desde 1973 -cuando la guerra entre Israel y los países árabes llevó a que se cerrase el grifo del petróleo barato- se han dado por sabidas y parte de un sistema de vida -un “way of life” como se dice en Norteamérica- que parecía haber existido desde hace siglos.
Recurriendo ahora a la Historia del Cine este historiador no puede evitar plantearse como reflexión final -aunque sólo provisional- dónde van a quedar, en este nuevo escenario de eliminación del dólar como patrón (puede que incluso de vuelta al patrón oro), los argumentos que nos han estado vendiendo al público durante décadas ciertas películas. Por ejemplo “Los tres días del cóndor” -del año 1975, pero basada en una novela de 1974- donde un atribulado agente de la CIA dedicado a analizar libros y novelas se veía metido -en la piel de Robert Redford- en un fenomenal, y mortal, embrollo por hacerse preguntas acerca de cómo se resolvía en Occidente el problema de tener petróleo y, en fin, comida en el plato para gente que, como dice uno de los personajes de la película, “nunca había conocido el hambre”.
O bien otras en apariencia más irrelevantes pero con una carga de profundidad política que les invito a considerar. Es el caso de “La fórmula”, del año 1980, donde un policía común y corriente interpretado por el inefable George C. Scott -lo recordarán por sus papeles de general bocazas en “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú” o “Patton”- descubría un complot por el cual grandes empresarios del negocio de la energía ocultaban una fórmula -descubierta por los nazis 30 años antes- que permitía fabricar gasolina sintética.
Un secreto que acababa en manos de personajes totalmente faltos de escrúpulos. Como el magnate petrolero Adam Steiffel, interpretado por Marlon Brando. Un personaje que, cuando se le habla del alza del petróleo, por culpa de los árabes, espetaba en esta película frases tan reveladoras como “nosotros somos los árabes”.
Todo esto, sin duda, materia de interesante reflexión que, por hoy, aquí dejo, expuesta sobre el todavía denso humo de otra guerra -como la del Yom Kipur de 1973- que se levanta ahora, todavía, en el Este de Europa…