El viaje de los malditos... ¿otra vez?. De un barco lleno de refugiados alemanes al éxodo de los rohingyas (de junio de 1939-a junio de 2015) | El correo de la historia >

Blogs

Carlos Rilova

El correo de la historia

El viaje de los malditos… ¿otra vez?. De un barco lleno de refugiados alemanes al éxodo de los rohingyas (de junio de 1939-a junio de 2015)

Por Carlos Rilova Jericó

Lo he visto antes. Por suerte a través de ese cristal de seguridad que son una pantalla de televisión o las páginas de una revista.

La primera vez que lo vi fue allá por los años setenta del siglo pasado. Los llamaban “boat people”. Eran quienes huían del caos provocado por el fin de la Guerra de Vietnam. No les quedaba nada salvo la exigua superficie de los barcos, o cualquier cosa parecida, en los que huían. Nadie los quería en su país y por ahí se quedaron mucho tiempo, flotando, a la deriva, aunque los medios se hicieron eco de ello, publicando reportajes con impresionantes fotos o amargándonos el telediario de mediodía.

De hecho, el episodio de la “boat people” parece que incluso perforó la conciencia de los genios emergentes del Hollywood de la época -George Lucas, Steven Spielberg…- que imaginaron en uno de los cómics que emanó de su creación cinematográfica -la entonces revolucionaria saga de “Star Wars”- un planeta de ese gastado futuro cuyos habitantes vivían exclusivamente en barcos, pues no había tierra en la que podían fondear

Tiempo después pude ver una impresionante película titulada “El viaje de los malditos”, que recordaba otro éxodo de parias a bordo de un barco que no encontraba puerto en el que desembarcar su carga humana de perseguidos.

La película se había estrenado en diciembre de 1976 y narraba un episodio rigurosamente histórico, el de un grupo de judíos alemanes a los que el régimen nazi había permitido salir del país -que ya era suyo de arriba a abajo- para demostrar que no tenían inconveniente en deshacerse de aquellos, para ellos, indeseables… siempre y cuando fueran aceptados en otro país.

Como nos explicaba Anje Ribera en un documentado artículo publicado en “El Correo” el 5 de junio de 2014 -lleno de interesantes referencias a las que les remito- el barco no encontró refugio ni asilo para su atribulada carga humana -que, en parte, ya había catado las “bondades” del régimen nazi en Dachau y Buchenwald- ni en Cuba ni en Estados Unidos.

El presidente Roosevelt, que en apenas un par de años declararía la guerra a la Alemania nazi, no se atrevió a darles asilo, a pesar de que los interesados se lo pidieron con un mensaje directo.

Así las cosas, el barco de los malditos tuvo que volver a Alemania, a pesar de que su capitán, un antinazi furibundo, hizo todo lo posible para evitar ese infame destino que finalmente se resolvió en una relativamente breve prorroga al autorizarse el desembarco del pasaje en el puerto belga de Amberes.

Un remedio transitorio para aquellos que no lograron encontrar asilo en Gran Bretaña, pues apenas quedaba un año para que las tropas de Hitler invadieran toda la Europa continental en lo que luego se conocería como Segunda Guerra Mundial.

Y ahora, más de setenta años después de esos acontecimientos, lo volvemos a ver. Otra vez varios países, en este caso asiáticos, se niegan a admitir en su territorio a un grupo religioso, en este caso musulmán, los rohingyas, expulsados finalmente de otro país, Birmania (o Myanmar) en el que son una minoría religiosa al parecer cada vez más indeseada e indeseable y a la que se le niega hasta el nombre y la identidad.

No voy a decir mucho más, tan sólo les voy a lanzar unas cuantas preguntas. Por ejemplo ¿cómo es posible que el culto budista, no violento, el menos jerarquizado y dogmático que se conoce, haya convertido en anatema el hecho de ser musulmán y más cuando los anatematizados son un grupo marginal, muy poco poderoso, tan frugal como el mismísimo ex-príncipe Siddhartha Gautama al que los budistas veneran?.

¿Tiene que ver esa inquina contra los desamparados rohingyas con el auge de la extrema violencia y combatividad de musulmanes dogmáticos e intransigentes con las demás religiones -incluido ahí el Budismo- representados por el ISIS?.

Vemos, con horror, en el todavía rico y civilizado Occidente esa situación en  Asia-Pacífico. La BBC fue esta misma semana pasada a realizar a bordo de los barcos de rohingyas un estremecedor reportaje que nos habla de cadáveres arrojados por la borda, de huidas desesperadas hacia el mar, para salvar la vida tras haber visto morir a familiares y amigos perseguidos por su condición de musulmanes, sin embargo… ¿hacemos algo?, ¿nuestros dirigentes y quienes los respaldan -nosotros mismos, los votantes- en última instancia, pueden considerarse mejores que los cubanos o estadounidenses que se negaron a acoger a los judíos alemanes que trataban de escapar al exterminio nazi en el St. Louis?.

Al parecer, como Roosevelt, callamos, ponemos por delante que estamos sumidos en una crisis económica y que bastante tenemos, en efecto, como para erigirnos en autoridad moral ante ese exterminio de un grupo por razones religiosas, dado que ahora mismo Bruselas discute el número de refugiados huidos del infierno africano que tendrá que acoger cada país de la Unión Europea.

Algunos, como España, ya han señalado que les resultará imposible dado su alto nivel de paro que, para esos efectos, por lo que se ve, no disminuye, como en su ácido estilo habitual ya hizo notar el joco-serio informativo “El Intermedio” la semana pasada…

Esta situación, con gente que muere en medio del mar sin encontrar puerto, como en 1939 les ocurrirá a los fugitivos del St. Louis, debería hacernos reflexionar sobre el cariz peligroso que están tomando las cosas en nuestro mundo actual, devolviéndonos poco a poco, de manera casi imperceptible, al escenario de horrores que fue el Mundo de entreguerras en los años 30 del siglo XX.

Ese en el que una economía fallida -por razones muy parecidas, casi idénticas, a las del colapso de 2007- creó un escenario de pobreza generalizada y en aumento que engrosó las filas de movimientos mesiánicos y agresivos que, a su vez, aumentaron aún más la sensación de miedo generalizado, de “sálvese quien pueda”, y la búsqueda de enemigos -más o menos imaginarios- en los que vengar una desquiciante lista de agravios -muchas veces muy reales- que, como ahora, deshumanizan a los otros, a los que no practican la religión mayoritaria -ya sea el Budismo o el Cristianismo o el Islam- y/o pertenecen a la etnia equivocada a la que se echa, sin pestañear, incluso bajo la piadosa y benevolente mirada de Buda, al mar. En sentido totalmente literal.

Es posible que haya quien explique todo esto con el cínico y vacuo argumento de que el ser humano es así, a través de épocas y lugares diferentes. Desde el punto de vista de la Historia les aseguro que no es así, que cosas así hubieran sido más difíciles de ver en épocas de prosperidad económica como las que siguieron a la pesadilla de la Segunda Guerra Mundial, donde la desesperación y el miedo no llegaban a los grados que hoy se están alcanzando y alimentan, de nuevo, las filas de grupos fanatizados y destructivos.

Y es por eso por lo que yo, hoy, me he sentido en la obligación de contarles todo esto. Para que reflexionemos sobre el rumbo que toman los negocios del Mundo en el que vivimos. Por más que los musulmanes no me sean nada simpáticos y comprenda el miedo de los budistas a tener como vecinos a gente que comparte creencias religiosas con los mismos que destruyen tesoros artísticos y ejecutan a otros a los que, por su religión, han privado de la condición de seres humanos que compartimos todos.

Un paseo por el pasado

Sobre el autor

Carlos Rilova Jericó es licenciado en Filosofía y Letras (rama de Historia) por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia Contemporánea por la Universidad del País Vasco. Desde el año 1996 hasta la actualidad, ha desarrollado una larga carrera como investigador para distintas entidades -diversos Ayuntamientos, Diputación de Gipuzkoa, Gobierno Vasco, Universidad del País Vasco...- en el campo de la Historia. Ha prestado especial interés a la llamada Historia cultural y social, ahondando en la Historia de los sectores más insignificantes de la sociedad vasca a través de temas como Corso y Piratería, Historia de la Brujería, Historia militar... Ha cultivado también la nueva Historia política y realizado biografías de distintos personajes vascos de cierto relieve, como el mariscal Jauregui, el general Gabriel de Mendizabal, el navegante Manuel de Agote o el astrónomo José Joaquín Ferrer. Es miembro de la Sociedad de Estudios Vascos-Eusko Ikaskuntza


junio 2015
MTWTFSS
1234567
891011121314
15161718192021
22232425262728
2930