Durante estas semanas, en el curso de Economía Mundial que imparto en la Licenciatura hemos analizado los cambios estructurales que han acontecido en las últimas décadas en el mercado laboral de los países más desarrollados. Para explicar esta evolución he utilizado el siguiente gráfico, extraído de un trabajo realizado por Goos, Manning y Salomons para el mercado laboral de 16 países de la Unión Europea:
El eje horizontal mide el salario que se paga en diferentes ocupaciones. Por ejemplo, en el extremo derecho estarían las ocupaciones mejor pagadas como los directivos de empresa y los ingenieros; en el extremo izquierdo tendríamos las ocupaciones peor pagadas, como las actividades de limpieza. En la parte central tendríamos las ocupaciones con salarios medios, como los administrativos o los operarios de una línea de producción industrial. El eje vertical mide cuánto ha cambiado, en términos relativos, el empleo en cada ocupación en el periodo 1993-2006. La línea negra nos indica qué relación existe entre el cambio en el empleo y el salario. Lo que observamos es una polarización del mercado laboral: ha aumentado el peso en el empleo de las ocupaciones mejor pagadas, pero también de las ocupaciones peor pagadas. Las ocupaciones que han perdido peso en el mercado laboral son las ocupaciones de un salario medio y medio-bajo.
¿Por qué se produce esta polarización? En primer lugar, por la globalización. Con la irrupción de países como China e India al mercado internacional, los países más avanzados ya no son competitivos en la producción de bienes que no requieren una gran cualificación (prendas de vestir, calzado, algunos juguetes), o en las etapas del proceso de producción que no requieren mucha cualificación (como el ensamblaje de los teléfonos móviles). Esta competencia ha afectado sobre todo a los operarios de las líneas de montaje de estas industrias, caracterizados por tener una cualificación media-baja. Junto a las manufacturas, la revolución de Internet está permitiendo que algunos servicios se trasladen a países como la India o Filipinas. Un ejemplo conocido son los servicios telefónicos de atención al cliente (call-centers); pero también observamos este fenómeno en servicios como la transcripción de textos, la teneduría contable o la gestión de impuestos. En el caso de los servicios, el efecto negativo de la competencia internacional se concentra en los trabajadores con una cualificación media.
La segunda gran explicación de la polarización es la tecnología. Debido a la enorme reducción en el coste de la computación hay muchos incentivos para sustituir trabajadores por ordenadores. ¿Qué trabajadores son los más afectados por este proceso? Aquellos que realicen actividades que puedan ser fácilmente codificadas en lenguaje informático. Por ejemplo, los pasos que tiene que dar un empleado de banca para extraer dinero de nuestra cuenta es siempre el mismo; por tanto, es fácil codificar estos pasos en lenguaje informático y sustituir el empleado de banca por un cajero automático. En cambio, hay muchas actividades repetitivas, como hacer la cama, que requieren la coordinación de la vista y de nuestras manos, que son difíciles de sustituir por una máquina. Otras actividades difíciles de sustituir son aquellas que requieren interacción entre personas, como cuidar a una persona anciana. Esto puede explicar por qué algunas ocupaciones que no requieren de una gran cualificación hayan aumentado su peso relativo en el empleo.
¿Cuáles serán, por tanto, los empleos que crecerán en el futuro? Los que se demanden en los sectores en que seamos más competitivos que los países menos avanzados, y los que no sean fáciles de sustituir por una máquina. En mi opinión, nuestra ventaja con relación a los países menos avanzados estará en aquellas actividades que demanden una gran cualificación, pero que además requieran la participación de muchas personas de distintas y elevadas cualificaciones en dicha actividad (por ejemplo, el diseño, la construcción y el mantenimiento de un motor de aviación). Cuando se da la participación de muchas personas cualificadas, cuando se alcanza un alto grado de complejidad, es cuando podemos magnificar nuestra ventaja con relación a los países menos avanzados. Estas actividades complejas deberán combinar personas con conocimientos de ciencia, de ingeniería, pero también de gestión, de diseño y de marketing. En cambio, las actividades que demandan cualificación, pero que no requieran la interacción de muchas otras personas cualificadas serán más fáciles de trasladar a un país con menor nivel de desarrollo (por ejemplo, traducir un libro).
Con relación a la tecnología, como hemos señalado anteriormente, las máquinas tendrán más dificultades para sustituirnos en aquellas actividades que requieren interacción entre las personas (cortarse el pelo), o que requieran la coordinación de la vista, de las manos y de los pies (servir las mesas en un restaurante). Pero sobre todo las máquinas tendrán muchas dificultades para sustituirnos en actividades que requieran pensar, imaginar nuevos productos o formas de hacer las cosas, y en buscar soluciones a viejos y nuevos problemas.
Si estos son los empleos que van a crecer en el futuro, ¿cuáles son las capacidades que hoy debería estar impulsando nuestro sistema educativo? Como señalábamos anteriormente, para realizar actividades complejas necesitamos que las persones se formen en ciencia, en ingeniería y en gestión. Además, el sistema educativo debería impulsar la creatividad, la imaginación y la inventiva, y las habilidades que son nucleares para la interacción de las personas, como la comunicación, los idiomas y el trabajo en grupo. Finalmente, el sistema educativo debería impulsar la capacidad de buscar soluciones a problemas donde no hay una respuesta definitiva, pero sí respuestas que parecen más acertadas que otras. Lo bueno de las tecnologías de la información es que para realizar esta búsqueda contaremos con muchos más datos que antes, por lo que, como señala Luis Garicano, profesor de London School of Economics, tendremos que saber utilizar las técnicas estadísticas.
Creo todavía hay una brecha importante entre lo que deberíamos impulsar y lo que hacemos actualmente en la escuela y en la Universidad. Es importante que comencemos a cerrar la brecha desde ahora, ya que los alumnos que han comenzado este curso 1º de Primaria ya se han empezado a formar para un trabajo que comenzaran a realizar, si recorren todo el camino educativo hasta el grado, en el año 2030.