Este es el titular que leí en el Indian Times el pasado 17 de diciembre. El gigante del software indio anunciaba que el año 2014 preveía contratar entre 15.000 y 16.000 ingenieros para responder a la creciente demanda de subcontratación de servicios por parte de empresas de países desarrollados. Al leer este titular me acordé del título de un libro escrito recientemente por Josu Ugarte, Presidente de Mondragón Internacional: “España está en crisis. El Mundo no”. Y lo que viví hace algunas semanas en la India constata esa afirmación.
La India es la letra I de ese acrónimo que engloba a los países emergentes más importantes: BRICs (Brasil, Rusia, India y China). Es el segundo país más poblado de la Tierra y créanme que caminando por las ciudades indias se confirma esa posición en el ranking. La India, desde el punto de vista económico, es una suerte de paradoja: por una parte, es el país que tiene el mayor número de pobres del mundo y, a la vez, es un país que destaca en sectores económicos intensivos en tecnología y cualificación como la farmacia o el software. India ha crecido de forma espectacular durante la primera década del siglo XXI. En el 2013 el crecimiento económico se moderó al 4%. Los indios nos decían que este menor porcentaje de crecimiento suponía una crisis, mientras yo pensaba que cuánto daríamos nosotros por alcanzar apenas la mitad de ese crecimiento.
Lógicamente, el fuerte crecimiento de la economía india ofrece oportunidades de negocio muy interesantes a nuestras empresas. Por ejemplo, la empresa DanobatGroup, cuya planta tuve la suerte de visitar en el parque industrial que Mondragón Internacional tiene en Pune, anunció el pasado mes de diciembre que había conseguido un contrato muy importante con una empresa india. Sin embargo, no debemos pensar que las oportunidades de negocio se materializan fácilmente. Como nos explicaron los responsables de Mondragon Internacional en la India, aun cuando el crecimiento sea alto, la competencia también es muy intensa. Para tener éxito hay que saber adaptar el producto a las necesidades de los clientes indios, saber navegar en un país con una compleja burocracia y crear un equipo local potente que nos ayude en esta aventura. Y esto no se consigue en el corto plazo, sino que requiere la inversión de recursos humanos y financieros, que la crisis actual no permite liberar a nuestras empresas.
Además de visitar el parque industrial, tuve la suerte de participar en una conferencia en la ciudad de Pune. En ella encontré profesores y empresarios jóvenes muy bien preparados y con ideas muy interesantes y novedosas. Al hablar con ellos era patente las enormes ganas que tienen de luchar, de hacerlo bien, de progresar. Con ese espíritu, creo que la India tendrá muchas oportunidades para el futuro. Ahora que nos venden anuncios de “No te hagas extranjero”, yo reivindico que hay mucho mundo más allá del jamón de pavo.