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Corrupción y dilemas morales: ¿dos lados de la misma moneda?

@jonmizabala

Los escándalos de corrupción que inundan las noticias están generando un clima de frustración y desengaño en la ciudadanía. Este escenario sin embargo no es exclusivo de la realidad española, sino que se trata de una corriente global. De las 114.000 personas que participaron en la encuesta del ‘Corruption perception index’ (índice de percepción de la corrupción) en el año 2013 en todo el mundo, sólo el 18% consideraban que la corrupción estaba reduciéndose en sus respectivos países (si deseas analizar la posición que ocupa España en dicho índice, pincha aquí).

Si tratamos de definir qué es la corrupción, la literatura existente refleja que ésta se produce cuando las personas en posiciones de poder o autoridad abusan de su influencia para violar las normas morales, pudiendo así por ejemplo enriquecerse a costa del erario público o beneficiar a ciertos grupos de interés. Imaginemos, un caso en el que una mujer padece un cáncer agresivo y que un nuevo medicamento constituye la única oportunidad de superarlo. Dicho medicamento está disponible en el mercado, pero la empresa farmacéutica que lo inventó ha establecido el precio del medicamento en un valor diez veces superior al de su coste de producción. Desesperado por salvar a su esposa, e incapaz de obtener el suficiente dinero para pagar el medicamento, el Sr. Heinz irrumpe en la sede de la farmacéutica y roba la dosis necesaria para el tratamiento.

Este es el clásico dilema de Heinz, el cual describe una situación en la que valores morales contrapuestos se enfrentan entre sí. Por un lado, la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que robar es malo. Incluso en este caso, la empresa farmacéutica tiene el derecho a vender su propiedad intelectual para poder cubrir los costes fijos de la empresa, los derivados de la I+D, etc. Por otra parte, el comportamiento del Sr. Heinz parece moralmente justificado en la medida en que tiene el deber ético de cuidar a su mujer. Este escenario muestra cómo en ocasiones un comportamiento a priori inmoral  (p.e. el robo) puede ser debido a preocupaciones morales (p.e. el cuidado de un ser querido). A pesar de que los dilemas hipotéticos puedan parecer poco representativos de los conflictos a los que los ciudadanos nos enfrentamos en nuestro día a día, investigaciones recientes están evidenciando que en efecto existe los dilemas morales influyen en la probabilidad de cometer actos corruptos.

Para ilustrar esta tensión, investigadores de las universidades de Northwestern y del Boston College realizaron un conjunto de ensayos en el año 2013. En uno de los experimentos, se pidió a los participantes que leyeran las descripciones de dos personas diferentes: una persona que es leal y fiel a su familia y amigos (sin tener en cuenta el impacto en que ello pueda tener en terceros), y una segunda persona que es justa e imparcial (sin tener en cuenta el impacto que dicho comportamiento pueda tener en las personas cercanas a él). Cuando preguntaron a los participantes qué persona era según su punto de vista moralmente mejor, la mayoría de los participantes identificó a la persona justa e imparcial. Sin embargo, cuando se les preguntó de qué persona preferirían ser amigos, surgió el patrón opuesto. La mayoría de los participantes indicaron que preferirían ser amigos de la persona leal a su grupo, sin importar las consecuencias que ello pudiera tener sobre la sociedad en su conjunto.

En un segundo experimento, se pidió a los participantes que respondieran dos breves cuestionarios. El primero formulaba una serie de preguntas que permitían valorar la importancia de la justicia social (moralidad o ética) así como de la lealtad al grupo para cada individuo. Por su parte, el segundo cuestionario preguntaba a los participantes acerca de la probabilidad de que denunciaran una serie de hipotéticos delitos de diversa gravedad. Los investigadores encontraron que la probabilidad de denunciar un acto inmoral estaba explicada por la diferencia entre las puntuaciones de justicia y lealtad, de forma que aquellos que valoraban la justicia social por encima de la lealtad al grupo estaban más dispuestos a denunciar irregularidades.

En el tercer experimento, sometieron a los trabajadores de una empresa de unos 150 empleados a los dos cuestionarios anteriores. Unas semanas más tarde, tras recoger las respuestas, simularon que uno de los gerentes se llevaba una importante suma de dinero, lo cual fue observado por algunos trabajadores, algunos de los cuales denunciaron el acto. Los resultados indicaron que aquellos empleados que se caracterizaban por su moralidad y justicia social eran más propensos a denunciar la corrupción que aquellos más motivados por la lealtad.

La literatura científica demuestra que aunque los denunciantes son tomados como un ejemplo de moralidad por la sociedad en general, la gran mayoría de las personas que constituyen las organizaciones en las que se encontraban dichos denunciantes muestra una reacción negativa hacia éstos. Los posibles denunciantes se enfrentan por tanto a la difícil elección entre: (a) exponer el comportamiento poco ético de su propio grupo en nombre de la justicia; y (b) no informar de la corrupción, protegiendo así los intereses de su grupo en nombre de la lealtad.

Estos resultados informan acerca de la percepción que diferentes culturas pueden tener de comportamientos poco éticos o corruptos. Aunque la mayoría de las culturas occidentales son individualistas (avalando la justicia social frente a la lealtad), muchas culturas asiáticas son colectivistas, exaltando la importancia de la lealtad. Por lo tanto, las culturas asiáticas serían más proclives a tolerar actuaciones inmorales pero que estuvieran guiadas por un comportamiento leal. Así, sociedades individualistas como la norteamericana, verían la denuncia de irregularidades como un comportamiento más ético que países colectivistas como Japón, China, o Taiwán.

Tal vez, para paliar la creciente corrupción, debamos tratar de recordar el legado de Mandela, para quien “la educación es el arma más poderosa que se puede usar para cambiar el mundo”.

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Hausnarketa eta eztabaida gure errealitate ekonomikoaz /Reflexión y debate sobre nuestra realidad económica

Sobre el autor

"Donostiako Deustu Business Schoolen eta Lehiakortasunerako Euskal Institutoan, Orkestra-n, dihardugun lau unibertsitate irakasle eta ikertzaile gara. Blog hau sortzera bultzatu gaituena zera da: modu ulerterraz, zorrotz, kritiko eta burujabean egindako hainbat gai ekonomikori buruz gogoetak plazaratzea, gai horiek gure bizitzan eta gu parte garen gizartearenean eragin handia dutelakoan". --------------------- "Este blog pretende reflexionar sobre diferentes cuestiones económicas que nos afectan como personas y como sociedad, de una manera divulgativa, rigurosa, crítica e independiente. Somos cuatro profesores que desarrollamos nuestra actividad académica en la Deusto Business School en su campus de San Sebastián y en el Instituto Vasco de Competitividad, Orkestra. Blog sobre economía de Asier Minondo, Iñaki Erauskin, Bart Kamp y Jon Mikel Zabala".


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