¿Se han “evaporado” los beneficios de las empresas?
El tipo impositivo sobre los beneficios de las empresas ha ido disminuyendo con el paso del tiempo. En 1985 la media global era del 49%. En 2018 es del 24%. En Estados Unidos, por ejemplo, se ha reducido del 35% al 21% en 2018. En España el tipo impositivo general para las empresas es del 25% y en Gipuzkoa del 28% en estos momentos, pero era del 35% en 1985.
¿Por qué ha ocurrido este importante descenso? El “sospechoso habitual” es la globalización, que ha hecho que los países “compitan” para atraer al capital productivo, a través de menores tipos impositivos.
Sin embargo, no parece que las grandes compañías multinacionales “muevan” mucho capital tangible hacia países con tipos impositivos reducidos. Primero, no tienen mucho capital tangible. Segundo, parece que evitan el pago de impuestos a través del desplazamiento de los beneficios contables a lugares con tipos impositivos bajos o nulos. Por ejemplo, en 2016 Google Alphabet obtuvo unos ingresos de 19.200 millones de euros en las Islas Bermudas, una pequeña isla en la mitad del Mar Caribe, donde ni tiene trabajadores ni posee activos tangibles apenas, y el tipo impositivo empresarial es el 0%.
En un trabajo reciente, Torslov, Wier y Zucman (pincha aquí para el post en el que ellos resumen su trabajo; aquí para el artículo original; aquí y aquí para recordar dos posts que escribí en este blog sobre la riqueza oculta de las naciones, sobre el trabajo de Gabriel Zucman) muestran que el desplazamiento de los beneficios es la razón principal del descenso de los tipos impositivos sobre la renta de las corporaciones. Según ellos, cerca del 40% de los beneficios de las multinacionales fueron desplazados artificialmente a refugios o paraísos fiscales en 2015. El descenso de los tipos impositivos a las empresas sería, por lo tanto, el resultado de las políticas fallidas de los países con tipos impositivos más altos, y no se debería necesariamente al impacto de la globalización. Estos autores estiman que este tipo de comportamiento reduce los ingresos recaudados por los impuestos a las empresas en un 20% en el caso de la Unión Europea.
Para hallar esta cifra, los autores se basan en nuevos datos sobre la inversión internacional, que se conocen como estadísticas sobre filiales extranjeras (FATS o Foreign Affiliates). Estas estadísticas recogen los salarios pagados por las filiales de las compañías multinacionales extranjeras y los beneficios que obtienen. Ello permite descomponer los agregados macroeconómicos (tales como los salarios pagados por la corporaciones, sus “beneficios”, …) entre “firmas locales” y “firmas extranjeras”, de modo que permite contabilizar los beneficios obtenidos en cada país por las corporaciones locales versus las corporaciones extranjeras.
Utilizando esta base de datos construyen una magnitud macroeconómica simple: la relación entre los beneficios de las corporaciones antes de impuestos y los salarios. Gracias a esta nueva base de datos se puede hallar esta ratio para firmas locales y firmas extranjeras. La Figura 1 muestra resultados muy reveladores. En los países que no son refugios/paraísos fiscales, las empresas extranjeras son sistemáticamente menos rentables que las locales y en los paraísos fiscales ocurre lo contrario. Para empresas locales la ratio se sitúa en torno al 30-40%. En España esta ratio se sitúa ligeramente por encima de la media para los países que no son refugios/paraísos fiscales, que es del 36%. En refugios/paraísos fiscales la ratio puede llegar a ser de hasta del 800%, como es en el caso de Irlanda, algo menos de 500% para Luxemburgo, cerca del 100% para los Países Bajos, y estamos hablando de países pertenecientes a la Unión Europea.
Figura 1. Beneficios de las corporaciones antes de impuestos (% sobre los salarios).
Fuente: Torslov, Wier y Zucman.
Según estos autores, los países que no son refugios/paraísos fiscales, se “roban” ingresos entre ellos, en lugar de “atacar” a los refugios/paraísos fiscales porque sobre estos últimos no hay mucha información, es costoso y muy trabajoso, al contrario de lo que ocurre con los primeros.
Así, pues, manos a la obra …