En un post anterior señalé que las rentas salariales y los beneficios se habían recuperado respecto a sus niveles prepandémicos en términos nominales. Estaba a la espera de los datos de avance del nuevo trimestre para apreciar el impacto del aumento de los precios energéticos y la invasión de Ucrania sobre estas rentas. Me han sorprendido algunos datos (pincha aquí para la nota de prensa del INE).
El PIB a precios constantes sube un 0,3% en términos intertrimestrales, mientras el PIB a precios corrientes baja un 0,55% (todos los datos están ajustados de estacionalidad y calendario). Ello implica que el nivel medio de precios ha bajado implícitamente casi un 1%. ¿Por qué ocurre? No lo sé (lo he preguntado en el universo Twitter también, pero nada). El que sea un avance sugiere que tengamos que ser más prudentes con estos resultados. Teniendo en cuenta la escalada de precios reciente sorprende mucho este resultado, desde luego.
Si observamos cómo se reparten las rentas entre la remuneración de asalariados y el Excedente bruto de explotación y Renta mixta bruta, recogidas en la Tabla 1, la remuneración de asalariados sube un 2% casi. Detrás de esa cifra hay un aumento de horas del 3,5%, lo que equivale a que el salario medio por hora disminuye un 1,5%. El Excedente bruto de explotación y Renta mixta bruta disminuyen mucho, un 4,8% casi.
Según el Informe Anual del Banco de España de 2021, publicado la semana pasada, “Hasta la fecha, el reparto de costes entre trabajadores y empresas se está produciendo de forma tácita [en negrita en el original]. Aunque escasa, la información disponible apunta a que las empresas están trasladando a sus precios de venta solamente de forma parcial el reciente incremento de sus costes. De modo análogo, la información sobre la negociación colectiva indica que la transmisión a los crecimientos salariales del repunte de la inflación está siendo modesta” (p. 129). Todo eso lleva al “pacto de rentas” que tantas personas y entidades recomiendan últimamente. El Banco de España sugiere que haya una cierta coordinación general junto con una adaptación a las circunstancias concretas de empresas y sectores a la hora de fijar las rentas (y que los colectivos más desfavorecidos soporten un sacrificio menor). Por otro, el banco central recomienda que los salarios nominales suban según la inflación subyacente (sin tener en cuenta la energía y los alimentos) prevista y que se incluyan también compromisos para el empleo. Finalmente, el Banco pide “un compromiso empresarial explícito de moderación de márgenes”. Añade una cuestión adicional sobre la subida de las pensiones, para que también se alineen con el resto de las rentas, exceptuando a los que reciben pensiones reducidas.
Me ha llamado la atención que el Banco de España sugiere que “habría que articular algún mecanismo para que esta moderación de márgenes fuera verificable” (p. 221). ¿Cómo se llevaría a cabo?
Seguiremos al tanto.