Asier Minondo

Si un acuerdo de última hora no lo remedia, mañana, 12 de marzo, a las 6:00am, Estados Unidos impondrá un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio procedentes de cualquier país del mundo.

Con esta decisión, Trump recupera una medida que introdujo en marzo de 2018. En aquel momento, Trump justificó el arancel del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las importaciones de aluminio por razones de defensa nacional. El argumento es que el acero y el aluminio son componentes vitales para la industria armamentística. Si estalla una guerra, y un país no produce acero y aluminio, tampoco puede producir los tanques, barcos y aviones que necesita para defenderse. Si las industrias del acero y del aluminio operan por debajo de su potencial porque hay una gran entrada de importaciones, corren el riesgo de cerrar al no ser rentables. Estableciendo un arancel a las importaciones de acero y aluminio se incentiva la producción nacional de estos materiales y, con ello, se asegura la supervivencia de dos industrias muy importantes para la seguridad de un país.

¿Por qué se vuelven a imponer aranceles a las importaciones de acero y aluminio si ya se introdujeron en 2018? Hay diferentes razones que explican las nuevas medidas. En primer lugar, algunos países como Argentina, Australia, Brasil y Corea del Sur consiguieron evitar los aranceles a cambio de limitar sus exportaciones a Estados Unidos. En segundo lugar, Canadá y México, quedaron exentos de los aranceles una vez que se firmó el nuevo acuerdo comercial con Estados Unidos en 2019. Sin embargo, en 2024, se volvieron a establecer algunas limitaciones a las importaciones mexicanas. En tercer lugar, en 2021, la Administración Biden eliminó los aranceles a la Unión Europea, Japón y Reino Unido a cambio de establecer un límite a sus exportaciones a Estados Unidos. En cuarto lugar, las empresas estadounidenses podían solicitar excepciones a la imposición de aranceles a sus importaciones de acero y aluminio si probaban que el tipo de material que requerían no se fabricaba en Estados Unidos en la cantidad y calidad suficientes. En quinto lugar, la Administración Trump acusa a algunos países que no estaban sujetos a aranceles a mezclar su aluminio y acero con aluminio y acero de países que sí estaban sujetos a arancel para poder evitar los aranceles. Además, la capacidad de algunos países no sujetos a arancel ha aumentado por la inversión china en esos países. Para los países que sí estaban sujetos a un arancel, otra estrategia ha sido ascender en la cadena de valor añadido y exportar a Estados Unidos productos derivados del acero y del aluminio que no estaban sujetos a arancel.

Con relación al acero, aunque China no es un gran exportador de este material a Estados Unidos (ocupa la posición número 14 en el ranking de suministradores), su sobrecapacidad de producción ha provocado una caída de los precios en el mercado global desde octubre de 2021. A medida que el acero chino va conquistando mercados, los productores de acero de esos mercados conquistados se ven obligados a dar salida a su producción hacia otros destinos, como el estadounidense, en los que la competencia china es menor. Por tanto, aunque China no contribuye directamente al aumento de las exportaciones de acero a Estados Unidos, sí lo hace de forma indirecta.

La nueva administración Trump argumenta que los “agujeros arancelarios” comentados más arriba y la sobrecapacidad china han provocado un crecimiento de las exportaciones de acero y aluminio a los Estados Unidos. Por ello, las empresas de acero y de aluminio estadounidenses están operando por debajo del 80% de su capacidad, límite mínimo, según Trump, para asegurar su viabilidad. Por estas razones, el decreto que entra en vigor mañana, además de introducir los aranceles, deroga todos los acuerdos que Estados Unidos había firmado con los países mencionados anteriormente y elimina la posibilidad de que las empresas estadounidenses puedan solicitar excepciones a los aranceles. Finalmente, amplia los productos afectados por el arancel a 289 productos derivados del acero y del aluminio.

En base a los datos de 2024, 463 millones de euros de las exportaciones vascas a Estados Unidos se verán afectadas por los nuevos aranceles (118 millones corresponden al aluminio y 345 millones al acero). Esta cifra supone el 23% del total de las exportaciones vascas a Estados Unidos en 2024 (6 puntos porcentuales corresponden al aluminio y 17 puntos porcentuales al acero). En el caso de España, los productos sujetos a arancel tienen un menor peso en las exportaciones totales a Estados Unidos: 9% (el aluminio y el acero contribuyen de forma similar a este porcentaje). En cifras absolutas las exportaciones españolas a Estados Unidos que estarán sujetas a los nuevos aranceles se elevan a 1.670 millones de euros.

Estas cifras ponen de manifiesto que los nuevos aranceles de Trump sobre el acero y el aluminio pueden afectar seriamente a las exportaciones vascas y españolas a Estados Unidos. Todo apunta a que se avecinan tiempos difíciles para nuestras empresas que exportan a Estados Unidos.