Jon Mikel Zabala Iturriagagoitia
Hace unas semanas, se publicó la edición del año 2025 del Informe Mundial de la Felicidad. Este informe es elaborado de manera anual por el Wellbeing Research Centre de la Universidad de Oxford (Reino Unido), en colaboración con Gallup y la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, y evalúa la felicidad en más de 140 países. El informe se basa en datos recopilados por una encuesta mundial desarrollada por la propia Gallup, en la cual se contacta aproximadamente a 1,000 personas (por teléfono o en persona) en cada uno de los países participantes. Para obtener estimaciones más precisas, reducir el error de muestreo aleatorio y proporcionar una visión más robusta de la felicidad promedio en cada país, se combinan las respuestas de los últimos tres años. Por lo tanto, las clasificaciones de este 2025 se basan en los datos obtenidos en los años 2022, 2023 y 2024.
El informe se fundamenta en la denominada “Escalera de Cantril”, introducida en 1965 por el Dr. Hadley Cantril, una herramienta que pide a los encuestados que califiquen su vida actual en una escala del 0 al 10, donde 0 representa la peor vida posible y 10 la mejor. Además de esta autoevaluación, el informe mundial de la felicidad considera seis factores clave que ayudan a explicar las diferencias entre países:
Indicador | Descripción |
PIB per cápita | Ingreso económico promedio por persona en términos de paridad de poder adquisitivo |
Esperanza de vida saludable | Años de vida con buena salud |
Apoyo social | Disponibilidad de familiares o amigos en quienes confiar en situaciones de necesidad |
Libertad para tomar decisiones | Percepción de libertad en la vida personal |
Generosidad | Donaciones y ayuda a desconocidos o a organizaciones benéficas |
Percepción de corrupción | Nivel de confianza en las instituciones públicas y privadas |
Estos factores se combinan con las respuestas de los encuestados para generar un puntaje promedio de felicidad para cada país. Con una puntuación promedio de 7.736 sobre 10, Finlandia encabeza el ranking de felicidad por octavo año consecutivo, seguida por Dinamarca, Islandia, Suecia y los Países Bajos (puedes ver el ranking final de los 147 analizados aquí). España ocupa el puesto 38 a nivel global, con una puntuación promedio de 6.466 sobre 10. Este resultado representa un descenso de dos posiciones respecto a la edición del año 2024, donde se encontraba en el puesto 36.
En el caso de Finlandia, el informe destaca la existencia de un conjunto de características que crean un entorno donde las personas se sienten seguras, apoyadas y capaces de llevar una vida equilibrada y satisfactoria.
Característica | Descripción |
Confianza | Alta confianza en instituciones y en la honestidad de los ciudadanos |
Sistema de bienestar sólido | Educación y salud públicas gratuitas y de alta calidad |
Equilibrio entre vida laboral y personal | Jornadas laborales razonables y énfasis en el tiempo libre |
Conexión con la naturaleza | Acceso fácil a entornos naturales y constante desarrollo de actividades al aire libre |
Cultura del “sisu” | Resiliencia y perseverancia como valores sociales ante la adversidad |
Para cerrar este análisis, podríamos reflexionar sobre cómo la experiencia de Finlandia, en cuanto a los factores que influyen en la felicidad y el bienestar, puede servirnos de inspiración. Más allá de los rankings, Finlandia nos recuerda que la felicidad no es solo una cuestión de crecimiento económico o logros individuales, sino una amalgama de factores sociales, culturales y políticos que favorecen un equilibrio integral. Esta visión de bienestar, que valora la confianza, la equidad y el contacto con la naturaleza, propone un modelo que pone el bienestar colectivo por encima de la competición y el consumo individual desmedido. Tal vez debamos preguntarnos si nuestros modelos de vida favorecen este tipo de sociedad, o si, por el contrario, estamos olvidando la importancia de las relaciones sociales y el equilibrio con nuestro entorno. Quizás, como decía Jean Paul Sartre, no se trata de tener lo que queremos, sino de querer lo que tenemos.
PD: el título del post viene inspirado por un histórico anuncio de 1994, que seguro que muchos de nuestros lectores todavía recuerdan. Si te gusta, puedes ver su “making off” aquí.