En previsión de que la ciudad entre en letargo durante estas vacaciones de Semana Santa, bien por causas meteorológicas, bien por la caída del turismo, aquí va una batería de propuestas para que la estancia resulte bien grata a nuestros escasos, aunque bien intencionados, visitantes:
1) Acógase al programa foral de menores tutelados, haciéndose pasar por un miembro de la familia real alauita. Blancas dunas, excursiones con ‘camellos’, otras culturas, United Colors, viajes en disolvente y estancias en comisaría, todo de la mano de las últimas tecnologías.
2) Explore los límites de encaje de la Oficina de la Capitalidad Cultural Europea mediante el bombardeo de propuestas, tipo “me gustaría que uno de las líneas básicas del programa fuera ‘Donostia-Ciudad Trípode'” o “quisiera que se analizara ‘La influencia del Euromillón en el Eje Atlántico'”.
3) Adelántese a todos entablando amistad mediante citas a ciegas con los futuros ‘independientes’ del próximo Gobierno Vasco. No olvide llevar lectura, ante la posibilidad más que probable de que no acuda nadie a la cita.
4) Pruebe comer y cenar barato en la Parte Vieja donostiarra mediante el sencilo método de entrar en sus bares, forrarse a pintxos y, a la hora de pagar, espetar al camarero: “¿Éste era el bar que da un vino y una tapa por un euro, no? Es que lo vimos en la tele y nos dijimos: tenemos que conocerlo”.
5) Sáquese el nuevo bono de la Real y asista en directo al histórico y segundo no ascenso consecutivo del equipo local. Adquiera sus primeras nociones de euskera, haciendo que sus vecinos de localidad en el estadio le expliquen el significado etimológico de la exclamación indígena ¡’Aurten bai!’.