No es cierto que España no genere innovación. Lo que pasa es que es una labor que no está reconocida. Históricamente, el exilio es el pago que reciben aquéllos que se adelantan a su tiempo. Sin embargo, ha querido la divina providencia que uno de estos ejemplares haya regresado, después de dieciocho años en un paradero desconocido que finalmente resultó ser México, Estado de Morelos.

José Pérez Díaz, conocido como ‘Pepe, el del Popular’ en este vídeojuego que llamamos realidad, desembarcaba ayer en Barajas, una vez prescrita la supuesta estafa a 300 clientes de la oficina bancaria que dirigía y que le reportó unos 6.000 millones de pesetas de las de 1991.

Una vez más, el sistema fue el de la inversión piramidal. Una vez más, el estafador contó con la inestimable colaboración de los estafados, quienes encontraron de lo más normal que la oficina bancaria de Pepe les ingresara intereses superiores al 12%.

Él, por supuesto, lo niega todo. “No hubiera sabido cómo sacar del país tal cantidad de dinero”, ha dicho, en un rapto de modestia este hombre, al que se podrá acusar de todo menos de corporativista: en su día, llegó a reducir a un atracador que irrumpió en su oficina bancaria, recortada en mano, y con la intención de hacerle la competencia.

En todo caso, Pepe parece estar al tanto de la actualidad española pese a su larga ausencia. Ya ha advertido que una vez “aclarado todo” -en régimen de exclusiva televisiva, por supuesto-, su intención es quedarse en el país y ofrecer sus servicios a quien quiera disponer de ellos, salivando copiosamente sólo de pensar en cuánto podría aportar a cualquier partido político en materia de financiación.

Es posible que hasta cuente con experiencia en este campo, dado que su actual mujer, con la que tiene un hijo de diez años, es presidenta del PRI de Tepoztlán, amén de dueña de un restaurante. De hecho, Pepe residía allí en un lujoso chalet. Y es que hay gente a la que le persigue la fortuna, incluso en ‘negro’ y a través de cuentas opacas, de ser necesario.